Estallidos y frustraciones
Daniel Loewe Facultad de Artes Liberales, Universidad Adolfo Ibáñez uchos se apresuraron en afirmar que la causa del estallido social era la injusticia de la desigualdad: “Chile despertó”. Por cierto, Chile es desigual e injusto. Pero la desigualdad no es la causa de un proceso social que se remonta a múltiples voluntades más o menos individuales. Todas las sociedades contienen desigualdades y no por eso estallan. Hay desigualdades justas e injustas. Pero no es una concepción compartida de justicia lo que unía a quienes lo vieron como instancia genuina de cambio social.
La hiperinflación de demandas refería a salud, educación, pensiones, ani'malistas, de género, pueblos originarios, y un sinfín de asuntos, muchos luego impresos en la constitución fallida. ¿A qué se remonta el malestar y frustración? Las frustraciones surgen cuando las expectativas chocan con los hechos. ¿Cuáles eran las expectativas y cuál la realidad? Las expectativas eran las de una sociedad modernizada de modo acelerado que cambió sus estructuras sociales: el acceso al consumo, al estudio, la movilidad social, etc. Expectativas crecientes por una vida mejor según el esfuerzo invertido por individuos que se consideran a sí mismos agentes de sus trayectorias vitales.
La realidad, sin embargo, es dura: un país económicamente estancado en que los mecanismos legitimadores de la desigual- “Vivimos vidas otros, y que nos impide proponernos y perseguir fines, o restringe nuestra capacidad de hacerlo, es un tipo de alienación. Vivimos vidas prestadas enormemente estresadas. Pero esta frustración nos hace ahora implosionar, retrayéndonos sobre nosotros mismos. ¿Podemos esperar un futuro mejor? Lo dudo. Sin crecimiento económico potente y dad (consumo, promesa prestadas sin controlar la criminade una vida mejor, prelidad, lo que podemos mio al esfuerzo, etc. ) se esperar es que los “villadesactivaron. Y al no es- €Stresadas. Pero nos”, que es como setar operativos, las miseesta frustración gún el informe de rias de la desigualdad nos hace ahora mo pasan a primer plano. El ven a las élites, sean resultado de este choque es frustración que, acumulativamente, lleva a implosionar o estallar; como sucedió. Nuestro crecimiento económico famélico mantiene viva la frustración. Se expresa en las encuestas como un deseo de mejor salud y pensiones. Pero en estos 5 años han surgido nuevas frustraciones: la de la criminalidad e inseguridad, primera en todas las encuestas. Es razonable.
La falta de autodeterminación que conlleva el miedo a ser víctima de los puestos en su lugar con la lógica de “que se vayan todos” por el político (de izquierda o derecha, da lo mismo) que logre capitalizar el miedo transformándose en héroe, probablemente con una propuesta autocrática.
Y nada, salvo el optimismo inmejorable del ministro Marcel, indica que este crecimiento sea parte de nuestro futuro; y tampoco que el control de la criminalidad sea realidad a mediano plazo, o incluso que lo llegue a ser en algún futuro.