Autor: Osman Cortés Argandoña Periodista UCN
Diálogos con el militar Juan Emilio Cheyre Espinosa
“Creo que la democracia la perdimos entre todos y siempre he reconocido nuestro rol en ello.
Sin embargo, con la misma fuerza pienso que el retorno a la democracia y el compromiso con no repetir los hechos del pasado también lo hemos construido entre todos”. El periodista Alejandro San Francisco (de familia militar) concentró en 484 páginas una conversación con el militar Juan Emilio Cheyre Espinosa que tituló “Para que Nunca Más” (Editorial Planeta Chilena. Noviembre 2023.
Santiago de Chile). Juan Emilio Cheyre, fue intendente el último militar de Chile y le correspondió entregar el cargo el 10 de marzo de 1990, en Atacama, a la nueva autoridad designada por el presidente de la república, Patricio Aylwin, el empresario Raúl Barrionuevo, amigo del mandatario nacional, ambos de la Democracia Cristiana. Cheyre, a los 14 años ingresó a la Escuela Militar, en 1961, de donde su padre fue director los tres últimos años de estudio de la carrera.
Sobre el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, señala que en marzo de ese año fue designado a integrarse el regimiento Arica de La Serena, como teniente, bajo el mando delteniente coronel Ariosto Lapostol, siendo segundo comandante el mayor Marcelo Moren. (Integró la denominada Caravana de la Muerte en octubre de 1973, al mando del general Sergio Arellano Stark, fusilando a 72 personas en Cauquenes, La Serena, Copiapó, Antofagasta y Calama). El periodista San Franle cisco consulta ”¿ Conoció, tuvo participación o supo de planes para la acción militar del 11 de septiembre?. A lo cual responde Cheyre: “La verdad es que nunca, ni en ese tiempo ni posteriormente. Los mandos de la época, y por largo tiempo, proimagen yectaron una como de que todo estaba preparado y bien preparado.
Mi experiencia de esos años, y lo que he investigado posteriormente, es que no hubo plan formal alguno, con la excepción, tal vez, de Santiago y Valparaíso”. “De hecho, yo conocí la orden de intervenir el mismo 11 deseptiembre en la madrugada. Nunca vi o conocí un plan de lo que había que hacer”, reafirma.
“ACUSACIONES INFUNDADAS”El 10 de septiembre, Lapostol le señaló a Cheyre que el regimiento se desplazaría a Santiago, al mando de Moren “y que yo debía entregar el mando de mi compañía y pasar a ser su ayudantesiempre me he sorprendido por ello, que más de 40 años después, por acusaciones infundadas y con amplia publicidad, se me haga aparecer en otros cargos cuando ni un solo documento o acción me vincula a otras actividades que jamás me correspondieron. ” Se le acusó a Juan E. Cheyre de haber intervenido en ultimar a prisioneros civiles en el regimiento Rancagua de La Serena, por lo que es procesado.
“Es paradojal que el ministro que recibe esasdenuncias no da credibilidad a testimonios, documentos, hojas de vida y recortes de prensa donde se detallan exactamente las actividades que yo realizaba en esa época”, reflexiona en la página 57, el militar. E11 de septiembre se cerró el aeropuerto de La Serena y se le informó a Cheyre “que iba a haber una acción.
Que el gobierno había caído en la inconstitucionalidad y que al Ejército le correspondía tomar el poder y deponer al gobierno que había perdido su legitimidad conforme a diferentes pronunciamientos de los poderes del Estado”. dice Personalmente, Cheyre sobre la situación del país en la Unidad Popular en septiembre de 1973: “Tenía clara la gravedad de un quiebre institucional, así también que una situación de esa naturaleza comprometía la seguridad de Chile que a esa fecha tenía un alto grado de incertidumbre por vecinosque amenazaban nuestra integridad territorial y límites”. “Toda esa situación de ingobernabilidad y posiciones tan discrepantes estaba afectando nuestro quehacer y comprometiendo nuescomo seguridad tra país”. GOLPE DE ESTADO: “TODO ESO SE VINO ABAJO”El periodista San Francisco le pregunta sobre la sensación que tuvo el militar cuando supo del bombardeo a La Moneda: “sentí la verdadera dimensión de ese hecho justamente cuando nos enteramos por transmisiones radiales que La Moneda estaba siendo bombardeada. Era algo muygrandedefinitivo.
Sentí un choque interno fuerte: todo lo que había estudiado o que me habían inculcado en la Escuela Militar, los principios que habíamos seguido en la tradición histórica chilena, lo que había visto luchar a mi padrepor la institucionalidad y mantenimiento de la democracia, como que todo eso se vino abajo”. Son varias las páginas dedicadas a la presencia de la Caravana de la Muerte en La Serena aquel 16 de octubre de 1973, que son relatadas y comentadas por el militar Cheyre. Dice que “a media mañanaaterrizó en La Serena un helicóptero en el que venía un grupo importante de militares desde Santiago.
No aterrizó en el regimientoel oficial más antiguo que venía en el helicóptero era el general Sergio Arellano, a quien yo conocía, ya que era amigo de mi padre y de mi suegro (el militar Forestier) dentro del grupo, portando fusiles que no eran chilenos, reconocí a nuestro segundo comandante del regimiento, el mayor Moren el último conocido del grupo fue un subteniente de apellidos Fernández Larios (Armando) que cuando éramos alumnos de la Escuela Militar pertenecía al primeraño mientras yo estaba en el último integraba también el lo grupo un oficial, que en mis tiempos de cadete alguna vez había visto como capitán en la Escuela Militardespués supe que era el coronel Pedro Espinoza.
También otro oficial que meses después supe tenía el apellido Chimineli y era de caballería“PUDIMOS ESCUCHAR TIROS”El 16 de septiembre de 1973, la comitiva militar del helicóptero Puma se desplazaba por el regimiento Rancagua, mientras el general Sergio Arellano y el comandante Ariosto Lapostol, conversaban, ante la presencia del teniente Cheyre. “No hubo mención de resoluciones de consejos de guerra ni opinión sobre fallos o resoluciones que pudieran haberse emitido hasta ese momento”, indicó Cheyre.
Relata el militar: “Al salir del lugar del almuerzoel general, el comandante y yo, los únicos que estábamos en la puerta del casino, pudimos escuchar tiros del fondo del regimiento, muy distantes y sin visión del lugar en quenos encontrábamos.
Recuerdo que el comandante Lapostol se sorprendió y preguntó qué estaría pasando, a lo que el general Arellano contestó algo así como: “Debe ser la sentencia del consejo de guerra”. Nuevamente se produjo un diálogo tenso, donde Lapostol manifestaba que no había habido consejo y que se le entregara un documento, si lo había habido o convocado”. Más descriptivo es el ex intendente de Atacama: “Yo observaba estos hechos, que fueron muy rápidos, a la distancia prudente que un oficial ayudante subalterno debe guardar en situaciones de similar tipo.
A continuación, el comandante me envío a la oficina de la comandancia a averiguar si había alguna novedad o antecedente de los tiros que se habían escuchado”. Encontró en esas oficinas a los oficiales Espinoza y Chimineli, llamando a Santiago, “ante mi pregunta acerca de alguna orden que se hubiera impartido, se me dijo que no había ninguna. Ambos oficiales abandonaron la oficina sin decir nada. A los pocos minutos volvió Lapostol demudado. En su despacho, me dijo que había encontrado a quince personas fusiladas”. (Continuará).. “Para que nunca más”: