Los multimillonarios en EE.UU. deberían resistir el impulso de apoyar a Donald Trump
Los multimillonarios en EE.UU. deberían resistir el impulso de apoyar a Donald Trump D E R E C H O S E X C L U S I V O S Riesgos para la economía estadounidense: Una victoria de Trump los recompensaría, pero no lo suficiente para justificar los riesgos, advierte The Economist. Cuando Donald Trump se enfrente a los votantes estadounidenses en noviembre, lo hará con un grupo de multimillonarios que lo apoya. El mes pasado, Stephen Schwarzman, CEO de Blackstone, la mayor empresa de capital de riesgo del mundo, declaró que impulsará la candidatura de Trump. Se espera que Miriam Adelson, magnate de los casinos que no participó en las primarias, haga pronto lo mismo. Se dice que Bill Ackman, gestor de fondos de alto riesgo, que ya ha hecho donaciones a demócratas, está a punto de apoyar a Trump. El expresidente mantiene incluso relaciones cada vez más amistosas con Elon Musk, con quien en el pasado intercambió insultos. Joe Biden ha recaudado más dinero en total (aunque Trump ha recuperado camino desde su condena en un tribunal de Manhattan) y algunos republicanos ricos aún no han decidido a quién apoyar. Pero el creciente apoyo del expresidente entre los ricos es una prueba de su rehabilitación. Las élites empresariales republicanas habían rechazado a Trump después de que intentara anular el resultado de las últimas elecciones. Hoy, esas mismas personas parecen estar buscando una razón para dejar de lado sus escrúpulos. El beneficio para Trump es mucho más que financiero. Los políticos buscan el apoyo de los magnates porque se considera una prueba de que serían buenos para la economía. Por su parte, muchos multimillonarios piensan, sin duda, que les conviene apoyar a Trump.
Es el gran favorito para ganar, y estar de su lado ahora podría asegurar una valiosa recompensa para quienes ansían influencia o necesitan favores políticos (o temen su venganza). Las empresas, y los propios multimillonarios, se beneficiarían directamente de los recortes de impuestos y la desregulación trumpiana. Sin embargo, Trump 2 supone una amenaza para la economía, mayor que una segunda presidencia de Biden. En 2016, muchos observadores, incluido The Economist, se preocuparon por las consecuencias del populismo económico de Trump, pero Estados Unidos disfrutó de un fuerte crecimiento del PIB y del empleo. Esta vez, sin embargo, la economía está más cerca de sus límites de velocidad, lo que significa que los aranceles y los recortes fiscales financiados con déficit provocarían un repunte inflacionista. Si Trump deportara en masa a los inmigrantes ilegales, como ha prometido, la presión aumentaría. Además, los recortes fiscales pondrían a prueba las finanzas públicas, ya de por sí deprimidas.
En 2016, el déficit presupuestario era del 3,2% del PIB y la deuda neta del 76% de la producción; en la actualidad, Estados Unidos registra un déficit subyacente del 7% y la deuda se acerca al 100%. La Reserva Federal se vería obligada a compensar el estímulo. Si Trump nombrara a un aliado flexible para dirigir la Reserva Federal cuando expire el mandato de su actual Presidente, en 2026, el problema de la inflación podría agravarse aún más. Schwarzman ha citado la propagación del antisemitismo como una de las razones de su decisión. Sin embargo, lejos de ser un izquierdista universitario, Biden es uno de los objetivos de los manifestantes. Ambos extremos políticos tienen un problema de antisemitismo.
Cuando los portadores de antorchas de la extrema derecha marcharon por Charlottesville durante el p r i m e r m a n d a t o d e l s e ñ o r Trump, corearon "Los judíos no nos reemplazarán". Si al señor Schwarzman le preocupa el extremismo, debería considerar los vínculos del señor Trump con la turba que atacó el Congreso, el 6 de enero de 2021. De hecho, Trump pone en riesgo muchas instituciones estadounidenses, además de las elecciones, incluidos los organismos federales y los tribunales. Si se considera el riesgo de que algo puede salir muy mal, apoyarlo ofrece escasos beneficios.
Un deslizamiento hacia el amiguismo o la parcialidad haría que hacer negocios fuera más difícil y estuviera más politizado, y supondría una amenaza mucho más profunda para la prosperidad de Estados Unidos que unos impuestos ligeramente más altos o una burocracia tediosa. Los estadounidenses de a pie pueden haber llegado a la conclusión de que Trump es la elección de personas prácticas interesadas en los resultados. El mensaje real es que no debería ser así. Traducido por El Mercurio Inversiones. Si nombrara a un aliado flexible para dirigir la Reserva Federal cuando expire el mandato de su actual Presidente, en 2026, el problema de la inflación podría agravarse aún más. Los multimillonarios en EE.UU. deberían resistir el impulso de apoyar a Donald Trump Trump pone en riesgo muchas instituciones estadounidenses, además de las elecciones, incluidos los organismos federales y los tribunales. Si se considera el riesgo de que algo puede salir muy mal, apoyarlo ofrece escasos beneficios. AFP.