Autor: Tomás Fuentes Barros Vicepresidente RNI
Miseria ideológica
Señor Director: Un falso dilema ha planteado Hugo Herrera en estas páginas sobre el devenir de la centroderecha chilena. Su tesis es que existirían dos derechas: una “neoliberal”, brazo electoral de los poderes fácticos, y otra “popular” e histórica, tributaria de grandes próceres e intelectuales. Tal argumento no solo es simplista, sino que trata de instalar una fisura como la que sufrió la centroizquierda a fines de los noventa entre autoflagelantes y autocomplacientes. Esa disputa terminó transformando a sus dirigentes en políticos culposos de los gobiernos de la Concertación, y abrió con ello paso a nuevas fuerzas con aires refundacionales. En la crítica de Herrera, pareciera que la derecha nace con los Chicago. Ello pasa por alto no solo la historia de liberales, conservadores y el Partido Nacional, sino que la propia transición a la democracia. Existe una derecha política con exponentes de trayectoria, en RN y la UDI, algunos de los Cuales jugaron papeles cruciales para garantizar el pacto que permitió recuperar la vida democrática. No fue una «miseria ideológica» jugársela por la democracia, en momentos en que si existían poderes fácticos que preferían una opción autoritaria. Esa derecha economicista existe, pero es solo una parte del conjunto de la centroderecha.
Si uno mira la evolución electoral de los partidos del sector, se derrumba la visión binaria planteada por el columnista: no es objetivo un análisis que omite la presencia de la UDI en los sectores populares sobre todo desde 1997, o la fuerte implantación de RN en los estratos medios y de esfuerzo, potenciada en lo municipal y parlamentario. No hay que ser experto electoral para saber que esos votos no venían de una derecha tecnocrática y economicista. Quizás Herrera quiere criticar al gobierno, pero lo hace de modo oblicuo haciendo una caricatura de sector político. No caigamos en la lógica de los autoflagelantes. Hay que corregir, enMendar y “sentir” Chile precisamente desde los votos y la representación que tenemos en democracia, no buscar instalar artefactos retóricos o ideológicos ad hoc.