COLUMNAS DE OPINIÓN: Acuerdo por la razón y la paz
Clapes UC Acuerdo por la razón y la paz ace algunas décadas habría sido imposible pensar siquiera que en Chile existían pueblos anteriores a la colonización. Hoy tenemos más conciencia de que hay algo que no camina. Desde luego, ya no es posible hablar de justicia sin traer a la memoria el pasado. Nada justifica la violencia llevada al extremo en la Araucanía. Pero llegó el momento de reconocer que hay una deuda pendiente.
Y, a la vez, tener la hidalguía de reconocer que lo vigente, más que ser una solución ha sido una fuente de conflicto, Es lo que los opositores al acuerdo de la Comisión por la Paz y el Entendimiento olvidan. Actualmente, la única reparación es tierra y ese pie forzado es parte del problema. Las comunidades deben buscar un dueño de campo que “libre y voluntariamente” quiera vender; sobreviene el amedrentamiento y la violencia. La tierra solo puede poseerse en forma colectiva y no se puede arrendar ni hacer medierías, lo que recrea el fracaso de la reforma agraria que prohibía la propiedad individual. Por último, las comunidades deben esperar entre 20 a 25 años entre la confirmación de su derecho a recibir la tierra y hacerla efectiva. En la práctica, con más de 700 comunidades a la cola, el plazo puede llegar a los cien años. ¿De qué “solución” me habla? Que se propone. Un límite a las solicitudes de reparación-comunidades y familias. Acelerar el término de las reparaciones para evitar seguir acumulando frustraciones y conflictividad. Permitir reparaciones alternativas. Eliminar las restricciones al uso de la tierra y la obligación de la propiedad colectiva. Se cambia el método de compra de los campos, evitando que los propietarios sean presionados, y se pone un límite, que se estima podría sería la mitad de lo que hoy se compromete.
Finalmente, el acuerdo contempla una reparación a las víctimas de la violencia rural y el régimen del terror. ¿Qué la propuesta tiene un costo? Claro que sí; pero si la situación actual ya lo tiene y es todavía mayor e inefectiva.
La destemplada reacción de los extremos políticos frente al acuerdo rememora a Don Quijote: “ladran, Sancho, señal que avanzamos”. El Papa Francisco, al reunirse con pueblos indígenas en Canadá alertaba: “Es justo hacer memoria, porque el olvido lleva a la indiferencia y, como se ha dicho, “lo opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia... lo opuesto a la vida no es la muerte, es la indiferencia a la vida o a la muerte.