Columnas de Opinión: La empresa en la sociedad
La producción de bienes y servicios, fundamentalpara vivir en sociedad, es realizada primordial-mente por las empresas. Resulta pertinente, pues, examinar la legitimidad de ese rol en lacompleja trama del mundo contemporáneo. Para que el intercambio de bienes y servicios se hagade manera eficiente, es necesario aprovechar todas lasposibilidades que otorga la división del trabajo. Adicio-nalmente, para satisfacer de mejor manera las necesida-des y aspiraciones de las personas, se requiere la perma-nente introducción de innovaciones tecnológicas, que in-corporen nuevos bienes y servicios a los ya existentes. Las empresas hacen todo loanterior organizadas comoentidades con fines de lucro, allegando recursos financie-ros provistos por sus ac-cionistas o por institucionesfinancieras y contratandorecursos humanos, de creciente especialización y motiva-ción, para efectuar esa tarea con eficacia. Compitiendo enmercados exigentes y procurando atraer consumidorescada vez mejor informados digitalmente, logran generarmás y mejores bienes, disponibles para más personas, ofertados a mejores precios. Ese beneficio social surge, como dijo Adam Smith 248 años atrás, sin que tal hayasido necesariamente la intención de los agentes. Este con-traintuitivo hallazgo es lo que da legitimidad social a lasempresas: incluso si lo que buscan es maximizar sus utili-dades, el resultado es beneficioso para la sociedad, siem-pre y cuando operen en mercados competitivos.
De ahí que resulte fundamental el entorno institucio-nal en el que todo ello ocurra: derechos de propiedad bienestablecidos, tribunales independientes que resuelvanlos conflictos que surjan, organismos antimonopoliosque aseguren la competencia y políticas públicas que in-ternalicen en las empresas los costos causados por las ex-ternalidades negativas que su actividad provoque.
Por otra parte, las empresas requieren que su activi-dad comercial sea lo más rentable que la competencia lespermita, para remunerar adecuadamente los recursos fi-nancieros obtenidos y acceder a créditos más baratosy compensar competitiva-mente los recursos huma-nos cada vez más sofistica-dos que necesitan contratar.
Adicionalmente, precisanconstruir una reputación depreocupación por aquellosaspectos de la sociedad contemporánea en que su activi-dad está involucrada medioambientales, de género yde trato con sus grupos de referencia para que su acti-vidad siga existiendo de manera legítima y rentable.
Así, y por las razones ya mencionadas, el objetivo demaximizar la rentabilidad de los accionistas no debe serabandonado, pero debe someterse a las restricciones queimponga el entorno legal, institucional y cultural en elque la empresa opera. Solo así podrá sobrevivir y seguirácumpliendo la beneficiosa labor social que Adam Smithidentificó hace ya un cuarto de milenio. El resultado puede ser socialmente beneficioso, aunque tal no haya sido necesariamente laintención de sus agentes..