El desfile del 2 de octubre, más que un símbolo
dtora El desfile del 2 de octubre desde siempre ha sido una fiesta rancagüina, rancagüina, el inicio de las festividades de la capital regional que terminaban el 5 de octubre con la celebración de la fundación de Rancagua.
Y desde sus inicios fue por lo tanto una fiesta organizada por el municipio local, hasta que tras el golpe militar de 1973 fue transformándose transformándose de una fiesta ciudadana a un acto netamente militar pasando a ser controlado por la intendencia, ya que el intendente en esa época era entendido como un superior a los alcaldes también también designados y no dos poderes diferentes con distintos ámbitos de acción como lo son hoy el Delegado Presidencial y los alcaldes electos popularmente.
Y así hasta ahora la organización de este desfile quedó en manos de los representantes del poder central sin que exista alguna norma que diga que debiese ser la intendencia o su heredera la delegación presidencial presidencial quien organice el evento, más allá de lo que se argumente que el Ministerio de Defensa está ¡ nvolucrado a través de la presencia militar, pero las Fuerzas Armadas si bien son un importante actor, son invitados. Recordemos que los patriotas que combatieron en Rancagua era más bien ciudadanos movilizados, vecinos que tomaron las armas en defensa de su patria, más que un ejército profesional.
Pero ¿ porque hablamos del desfile cuando termina julio?, es que tomando en cuenta el desastre que fue el desfile el año recién pasado era de suponer que para este 2023 con gran anticipación comenzarían comenzarían los preparativos, o por lo menos que se invitara con tiempo a los colegios a participar para que tuviesen tiempo de prepararse. O al menos un plan, una reunión, algo... pero al menos públicamente nada se ha informado al respecto.
Una muy mala señal la vivimos en mayo cuando Rancagua debió haber sido una de las pocas sino la única ciudad del país donde los escolares no fueron invitados a participar en la celebración del 21 de mayo. Nuevamente sin explicación explicación alguna.
Al mismo tiempo hemos sabido que la municipalidad solicitó hacerse cargo por fin del 2 de octubre, siendo negativa la respuesta de la Delegación, así las cosas, esta inercia de la historia que mantiene una fiesta rancagüina en manos de la autoridad regional y no de la comunal no se pudo, o no se quiso romper.
Esperamos equivocarnos, pero todo indica que nuevamente este año se perderá una gran oportunidad de innovaryvolvera lo verdaderamente verdaderamente tradicional, y no solo organizar un gran desfile, sino que de verdad sea una fiesta en la calle como debe ser, y no en un recinto cerrado como el Estadio. Que más simbólico que realizar por ejemplo el desfile en la ancha Av El Sol, en medio de las poblaciones más populares de nuestra capital regional.
Pero hoy se corre el peligro de nuevamente tener un deslucido desfile. ¿0 será el 2 de octubre alguno de los actos masivos que no serán autorizados en el contexto de los Panamericanos? Al mismo tiempo el desfile entonces se convierte no solo en un símbolo rancagüino sino en una muestra un poco anecdótica tal vez de las oportunidades perdidas por el actual gobierno, ya sea en su versión nacional o regional mientras que sigue presente una gran tensión -también dentro del plano simbólicosobre quien es la primera autoridad regional. ¿El Delegado Presidencial representante del poder central o el electo popularmente Gobernador Regional? En lo simbólico esta disputa parece no estar zanjada completamente, basta ver quien pasa revista a las tropas y a quien (de no venir una autoridad del poder central) se le solícita autorización para comenzar este o cualquier desfile, sin considerar que los organizadores de una fiesta ciudadana debiesen aquellas autoridades electas popularmente, popularmente, en el caso deI 2 de octubre el municipio local con el apoyo del Gobierno Regional. El desfile del 2 de octubre, más que un símbolo LUIS FERNANDO GONZÁLEZ V. SUB DIRECTOR Un desfile solo para las autoridades fue el que se vivió en 2022. El desfile del 2 de octubre, más que un símbolo.