Autor: VERÓNICA UNDURRAGA SCHÚLER Académica Pontificia Universidad Católica de Chile
“El dogma de la paridad”
Señor Director: La calificación de las políticas de paridad de género que propician la inserción femenina en carreras STEM (aquellas relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas) como prácticas "contraproducentes” y "moralmente cuestionables”, como propone el profesor Marinovic (columna del viernes), requiere incorporar al debate las experiencias históricas.
En el pasado, diversas instituciones universitarias de Chile y del extranjero establecieron lo que llamaríamos ahora "cuotas de género” para privilegiar el ingreso de varones a las carreras de Ingeniería, Derecho, Arquitectura, Economía y Medicina, restringiendo o prohibiendo la matrícula femenina.
Universidades como la de Pensilvania (EE.UU. ) temieron la feminización de ciertas disciplinas, abriendo la matrícula a las alumnas solo cuando la Gran Depresión afectó sus finanzas, creando la Escuela de Artes Liberales como área diferenciada para su ingreso. El ingreso femenino a la Universidad de Chile fue paulatino, particularmente a la Escuela de Medicina, que inicialmente solo aceptaba un 10% de alumnas por generación.
El caso de la Universidad Católica está documentado en nuestro libro "Las que abrieron el camino” (Ediciones UC, 2025), que analiza cómo en diversas facultades, como la de Comercio y Ciencias Económicas, la prevalencia de alumnas fue considerada decidiendo admitir solo a un tercio de alumnas por generación (1943). Si bien el interés de las mujeres por acceder a carreras representadas como "masculinas" se mantuvo en el tiempo, este dependió de los intereses institucionales de las casas de estudio. Evidencias hay muchas. Las "políticas identitarias” para el ingreso a la educación superior en muchas ocasiones han favorecido a los varones.