EDITORIAL: La Antártica como prioridad estratégica para Chile
La creciente competencia global en la región antártica subraya la urgencia de reforzar la presencia chilena en el continente blanco.
Proyectos como la “Ruta Polar de la Seda” (RPS) de Rusia y China, que busca acortar los tiempos de transporte marítimo entre sus principales centros poblados en hasta un 50%, demuestran que los equilibrios geopolíticos pueden cambiar rápidamente. Este panorama obliga a Chile, como país con una posición privilegiada de entrada a la Antártica, a priorizar una estrategia integral que asegure su relevancia en un entorno global cada vez más dinámico. El Tratado Antártico, que promueve la cooperación pacifica y la investigación científica, ha sido clave para evitar conflictos territoriales y militarización. Sin embargo, la posibilidad de que alguna de las grandes potencias abandone este acuerdo plantea un escenario preocupante. Ante esto, Chile no puede permitirse ser un actor pasivo. Invertir en infraestructura, fortalecer las bases científicas y militares, y fomentar la investigación son pasos esenciales para consolidar la presencia nacional y salvaguardar los intereses estratégicos en la región. La renovación de bases, el establecimiento de mejores conexiones logísticas y el desarrollo de tecnología científica de vanguardia son fundamentales para proyectar una presencia efectiva. La ciencia, en particular, debe ocupar un lugar central en esta estrategia. El cambio climático, que afecta de manera crítica a la Antártica, representa un desafío global donde Chile puede liderar investigaciones y colaborar con otros países en soluciones sostenibles.
La llegada del nuevo rompehielos Viel es un paso en dicho sentido, pero, sin ser aguafiestas, la realidad es que ha sido una inversión tardía, cuando hay países que cuenta con varias embarcaciones con alta tecnología y con la capacidad de romper espesores de tres metros de hielo. Además, siguen impulsando la construcción de nuevas naves de este tipo para seguir afianzando su poderío. Mejorar la conectividad entre el continente y el territorio antártico no sólo consolidará la posición geopolítica de Chile, sino que también generará oportunidades económicas y científicas. Punta Arenas, como principal puerta de entrada a la Antártica, tiene el potencial de convertirse en un hub internacional de operaciones logísticas, generando beneficios locales y nacionales. En un mundo donde las potencias emergentes están redefiniendo las reglas del juego, Chile debe actuar con visión y determinación. La Antártica no es únicamente un espacio estratégico, sino también un legado para las futuras generaciones. Asegurar la presencia chilena en esta zona es una inversión en el futuro del país y en su capacidad para influir en un contexto global cada vez más complejo. Si nuestro país apuesta por la innovación, la cooperación y el liderazgo en la Antártica, podrá posicionarse como un referente en el cuidado y desarrollo sostenible de este continente único.