Autor: PADRE RAÚL HASBUN
COLUMNAS DE OPINIÓN: Corazón
COLUMNAS DE OPINIÓN: Corazón OPINIÓN PADRE RAÚL HASBUN HASBUN Corazón uestro Congreso, Corte Suprema, Facultades de Derecho, Colegio de Abogados, docentes de Ética y medios de comunicación, están debatiendo sobre signos evidentes de corrupción en nuestros Tribunales de Justicia. Cunde el fundado temor de que estén involucrados varios ministros de la Corte Suprema, otros jueces y exministros, y quizás algunos personeros, públicos o privados. Como solución, algunos expertos proponen cambios radicales en el sistema de nombramiento de la judicatura. Pero el origen de esta humana debilidad y tendencia ala corrupción radica en nuestro corazón.
Eva y Adán, en situación paradisíaca, gozando de la amistad de Dios, que les había confiado la administración del Edén, fueron convencidos, con sólo escuchar dos minutos a un demonio mentiroso e intrigante, de que ese Dios no los amaba gratuitamente, sino era un gendarme, ávido de conservar su monopolio del bien y del mal. Entonces comieron del fruto prohibido. El primer efecto de esta desobediencia fue el asesinato que su hijo Caín propinó, por envidia, a su hermano Abel.
Si estos horrendos episodios de corrupción tuvieron lugar en el Edén ¿ cómo alguien pensará que no deban suceder en nuestra "copia feliz del Edén"? Jesucristo, Hijo de Dios, pasó una noche entera en oración para elegir a sus Doce Apóstoles. Los educó y enseñó por tres años, maravillándolos con su sabiduría, coherencia, sanación de enfermos y resurrección de muertos. A Pedro lo nombró como piedra de sustentación de la Iglesia, confiriéndole el poder de las llaves del Reino, y asegurándole que el poder infernal no prevalecería sobre él. Pocos minutos después, Pedro intentó persuadir a Jesús para que no muriera crucificado. Jesús lo trató de "Satanás", y le pidió apartarse de Él, porque no pensaba como Dios. Ese mismo Pedro, temeroso de una criada y de otros guardias del Sumo Sacerdote, negó tres veces, bajo juTamento, siquiera conocer a Jesús. Y esa noche, todos los apóstoles abandonaron cobardemente a su Señor. Judas traicionó a su Maestro, vendiendo su vida por codicia y ansia de poder. Tomás no les creyó a los apóstoles que le aseguraban haber visto a Jesús Resu= citado, comiendo con ellos. Tras Pentecostés cobraron fortaleza, sabiduría y elocuencia. Pero Pedro, que en Antioquía aceptaba comer en casa de "gentiles", temiendo que Santiago lo reprendiera por ello, dejó de hacerlo cuando éste llegó. San Pablo le reprochó cara a cara su duplicidad. Finalmente, todos los Apóstoles murieron mártires de su fe y fidelidad a su Señor. Los fariseos acusaron a Jesús porque sus discípulos no se lavaban las manos antes de comer. Él respondió que los robos, asesinatos, fornicaciones, adulterios, fraudes, avaricia e injurias, surgen del corazón del hombre. Justicia, paz, concordia, misericordia, esperanza, alegría, desarrollo económico y moral, transmitidos por buenos padres y buenos educadores, serán el anhelado fruto de esta sabia y perseverante educación del corazón. del corazón..