Pablo Huneeus "No me vengan con que tengo los días contados"
Pablo Huneeus "No me vengan con que tengo los días contados" Pablo Huneeus "No me vengan con que tengo los días contados" AL SOCIÓLOGO Y ESCRITOR ESTE AÑO LE CAMBIÓ LA VIDA. EN EL VERANO SUPO QUE TENÍA CÁNCER Y COMENZÓ SU TRATAMIENTO EN EL HOSPITAL DEL SALVADOR. AUNQUE INICIALMENTE SE DESMORONÓ, DECIDIÓ ASUMIR LOS TRATAMIENTOS Y DECLARARSE UN PACIENTE A TIEMPO COMPLETO. AQUÍ, ANALIZA CHILE A CUARENTA AÑOS DE LA PUBLICACIÓN DE "LA CULTURA HUACHACA", Y SIGUE RENEGANDO DE LA INTELECTUALIDAD. POR Juan Luis Salinas T. FOTOGRAFÍAS : Sergio Alfonso López. C uando le diagnosticaron cáncer en febrero, una idea lentamente dominó los pensamientos de Pablo Huneeus. Ni siquiera la cuestionó y se la comentó a su mujer, a sus hijos, a sus amigos y a los médicos que lo trataban: "Porque tengo muchas cosas que escribir todavía.
Tengo apoyo, ánimo y cariño alrededor mío". Y la idea se trasformó en una declaración de principios. --No quiero que el cáncer sea gancho para posar de víctima ni presidio perpetuo... He empezado a mirarlo como una cátedra de la vida profunda.
Desde que el paciente 2.557.699 -3 --como Huneeus acostumbra a llamarse en los textos que publica en su website-inició su tratamiento en el Hospital del Salvador no ha parado de tomar notas para sus proyectos literarios.
El primero es un intento de memorias de su familia que podría titularse "Crimen sin castigo". El otro, quizás con el que siente una responsabilidad, se llama "Cáncer, ¿a mí?", y es una bitácora en la que pretende mezclar su experiencia con una enfermedad que lo remeció y los relatos de las personas que ha conocido en el proceso (otros pacientes, médicos y funcionarios del hospital). Pese a que el libro aún está compuesto por notas que escribe en su computador o anotaciones que hace en su libreta, para él es una forma de darse impulso y necesidad. --Pero no es un libro autocompasivo, tampoco un texto de estadísticas. Ahí estará mi experiencia, mis miedos... esto me ha hecho vivir en otra dimensión, comprender otras cosas. Quiero tener tiempo para escribir de todo eso. Incluso con los titubeos para buscar las palabras precisas, esta es la segunda vez que Huneeus repite esta frase.
A finales de agosto, un martes de lluvia, la utilizó mientras caminaba por el salón de su casa, ubicada casi antes de llegar a la cima del cerro Lo Curro y que le ha servido de refugio desde medio siglo. Ahora, a mediados de octubre, cuando la ventana que enfrenta a su escritorio se llena de un paisaje verde, la explicación es la misma. El sociólogo y escritor lleva ocho meses de tratamiento contra el cáncer a la próstata. Empezó con molestias que atribuyó a una ciática y un fuerte adelgazamiento.
Todo eso, en el verano, derivó en dolores y síntomas notorios, que finalmente arrojaron un antígeno prostático de 322.20 ng/ml (El valor de referencia para mayores de 70 es de 4.4 ng/ml). Un valor extremadamente alto y que evidenciaba un cáncer avanzado. --Ya era tarde para operar la próstata, porque se había pasado a los huesos. Entonces, los médicos descartaron el tratamiento radiológico y la quimio. Me fui por el tratamiento hormonal, que consiste en dejar de producir testosterona. Huneeus agrega que precisamente este es el otro punto que lo impulsa a escribir. --Los hombres tienen miedo a las palabras cáncer y próstata. Están llenos de ideas muy confusas y arcaicas, sobre la testosterona --que en este caso alimenta al cáncer--, porque lo relacionan con la hombría. Yo tengo otra mirada.
Creo que ya uno ha provocado bastante daño con la testosterona... Entonces, explicar, dar a conocer, informar de una experiencia es casi una obligación. --Este optimismo imagino que también ha sido parte de su proceso.... Pablo Huneeus "No me vengan con que tengo los días contados" Totalmente.
Cuando fui con los exámenes a un urólogo en la Clínica Alemana, le pregunté: 2, Qué pasa, doctor, si no me hago nada?”. Su respuesta fue directa: así como iba la cosa, me dijo, tenía un año de vida, pero con dolores y la posibilidad de daño neurológico. O sea, existía la posibilidad de me pudiera empezar a rayar más de la cuenta, a ponerme más pesado que nunca y a transformarme en un estorbo. Yo, como muchas personas con cáncer, no quiero ser un estorbo. Me parecía injusto en todo sentido. El escritor recordó a su primo Cristián Huneeus, quien fue escritor, escritor, periodista y ensayista. Tuvo un cáncer con una metástasis en el cerebro que le impidió, le echó a perder el neurorreceptor del dolor. No había nada que reparara el dolor y murió entre dolores espantosos. No había ningún opiáceo, ni alcohol, ni droga, ni nada que le parara el dolor. El ni nadie merece una muerte así. También estuvo el apoyo de su hija Andrea, ginecóloga pediátrica y de adolescentes, quien lo llevó a los primeros controles. Gracias a Andrea y a mi grupo más cercano, me decidí a pelearla. Pelear la muerte. Hubo otro hecho que lo marcó.
Leyó sobre un tiroteo escolar en Estados Unidos y la historia de un profesor, que al darse cuenta de que el asesino apenas se terminara de dar vuelta en su ronda de disparos lo mataría a él. Entonces, el hombre se arrojó contra el muchacho que estaba disparando. Su riesgo era morir, pero también había una posibilidad de que lo lograra noquear. Lo hace y detrás de él aparece un profesor de gimnasia y lo neutralizan. Logró matar a 20, pero tenía armamento y municiones para exterminar a 80 niños. ciPor eso aceptó el riesgo? Claro. Mi reacción fue tirarme contra esto.
Me dije: “Hago lo mismo que ese profesor que se enfrentó al tipo que estaba con una pistola automática y rifle de asalto AR-15 o me quedo paralizado y solo espero”. Desde entonces, Huneeus comenta que se ha trasformado en un paciente modelo. Pasa gran parte de su semana en las salas del Hospital Hospital del Salvador y está adscrito al GES. Deja su parcela en Lo Curro y se encaniina al Cesfam del mismo hospital para ponerse las vacunas vacunas necesarias, a buscar sus medicamentos, realizarse exámenes y reunirse con los médicos. Ahí conversa con todos.
Ayer estaba en una sala de espera sentado al lado de un exagente exagente de la PDI y un profesor, mientras escuchábamos la conversación de una mujer que hacía el aseo y nos obligó a levantar los pies mientras mientras eila pasaba el trapero. Ahí también observa y cuando puede anota en su libreta. Una de las cosas que ha notado es la soledad de muchas personas mayores que llegan solas a los controles y a los tratamientos. No cuidamos a nuestros mayores. Es muy fuerte y también es un remezón para mí, porque yo tampoco cuidé a mis mayores como lo debía haber hecho. No cuidé a mi padre... él murió de cáncer. Ahora me doy cuenta de que fue el mismo cáncer que yo tengo, con la diferencia que a él no lo trataron. Su padre tenía 80 años. Pablo Huneeus en abril cumplió 83, pero antes de cualquier pregunta, dice: No me vengan con que tengo los días contados. El escritor no tiene reparos en presentarse en la biografía de su sitio web como “el sociólogo más prolífico y leído de Chile”. Pablo Miguel Huneeus Cox tiene más de 30 treinta títulos publicados. publicados. El listado de sus publicaciones es variado.
Análisis de la burocracia, burocracia, un informe sobre la amenaza nuclear, una selección de ensayos sobre la situación de las mujeres en la sociedad actual (la de 1988, cuando fue publicado), un manual práctico de cocina, una selección de dos mil refranes y proverbios, un homenaje a la navegación a vela y crónicas ecológicas de Chiloé (donde vivió por un tiempo). Y libros que lo convirtieron en escritor polémico y se transformaron en superventas: superventas: “Qué te pasó Pablo? de 1981 y “La cultura huachaca, o el aporte de la televisión”, que presentó en 1982 y editó en forma independiente. independiente. Tomó la decisión, porque no le interesó a ningún grupo editorial. Yo entonces era profesor de la Católica y le propuse a su editorial editorial este libro. Después de tramitarme, me dicen que tienen otras prioridades. Entonces, decidí imprimir por mi cuenta. La idea era hacer tres mil ejemplares, pero de repente me llamaron de la imprenta imprenta para decirme que a los trabajadores les interesaba mucho. Los tipógrafos habían empezado a leerlo y se lo recomendaron a los otros trabajadores que hicieron lo mismo a medida que iban imprimiéndolo. imprimiéndolo. Ahí dije imprimamos cinco mil ejemplares de un viaje. “La cultura huachaca” llegó a las librerías en diciembre de 1982 y en la segunda semana se había agotado.
Huneeus recuerda que él mismo iba a dejar los ejemplares a la librerías (“en ese tiempo había muchas”) y visitaba ferias de libro para presentar su análisis de “algo tan cotidiano como ese aparatito de 12 pulgadas que hay en mi cocina”. cocina”. El éxito del libro era tan grande que sus hijos los tomaban y los vendían entre sus compañeros. Hoy lleva más de 50 ediciones y se sigue imprimiendo. Cada edición la voy actualizando. En la última hablo de los videojuegos. El sábado por la mañana, además de limpiar las ocho colmenas de.
Pablo Huneeus "No me vengan con que tengo los días contados" abejas que tienen en el jardín de su casa, con su mujer Verónica Crovari ordenó, embaló y despachó 103 libros de su catálogo a una cadena de supermercados.
En el envío había varios ejemplares de "La cultura huachaca". Como suele hacerlo desde que comenzó a autoeditarse. --Han pasado cuatro décadas de ese libro, ¿cuál es su análisis de la televisión hoy? --Espantosa, terrible, banal y opresiva. Es una televisión dedicada a que nadie crea ni sepa nada... Parece seguir el mismo libreto que tenía desde la época en que escribí ese libro. Y lo peor es que el gran efecto de la pandemia es que se manejó toda la educación a través de pantalla. Fue pésimo para los niños, que no aprendieron nada. Pablo Huneeus y Verónica Crovari Needham se conocieron a principios de los 80 en Punta Arenas. Fue un encuentro providencial. El escritor había viajado a una invitación de la Universidad de Magallanes para presentar su libro sobre las armas nucleares. Crovari, quien trabajaba como bibliotecóloga para la Empresa Nacional del Petróleo, estaba en la ciudad para dictar unas capacitaciones.
Entonces, en la oficina de Enap en Punta Arenas era secretaria Soledad Font, la madre de Presidente Boric, quien conocía a Huneeus y le dijo a Verónica Crovari que los acompañara a almorzar. --Ahí empezó todo.
Fue un enamoramiento catastrófico --dice el escritor, quien con Verónica Crovari fundaron la editorial que se llama Nueva Generación, han vivido en Calbuco, pasaron el confinamiento de la pandemia y ahora ella lo acompaña en su tránsito hospitalario. Verónica Crovari se había separado dos años antes de su encuentro en Punta Arenas.
Huneeus había terminado su matrimonio separado de la periodista Delia Vergara en 1973, con quien estuvo casado siete años, tuvieron tres hijos y vivieron en Ginebra cuando fue consultor de Naciones Unidas en Suiza, de la Comisión Económica para América Latina (Cepal). --Fue una separación irreconciliable... pero yo admiro a Delia profesionalmente y la respeto mucho --explica Huneeus. --Sus dos matrimonios han sido con mujeres abiertamente feministas. --Absolutamente. Yo me declaro feminista, pero soy un feminista clásico. O sea, yo creo que lo importante es la igualdad salarial o igual trabajo. Que la mujer tenga derecho a tener propiedad, que pueda firmar una escritura sin el consentimiento de su marido, que pueda desarrollarse en la vida pública. Huneeus proviene de una extensa familia que, por ambos costados, reúne a políticos, escritores, sacerdotes e incluso héroes de guerra.
Pero también en su línea familiar hay mujeres que destacan: es tataranieto de la compositora Isidora Zegers, es sobrino de la escritora Ester Huneeus ( Marcela Paz) y su madre fue la periodista radial y escritora Virginia Cox Balmaceda. --Yo creo que las mujeres debían ser sacerdotes, obispos. Pero falta mucho.
Mira lo que costó que valoraran el fútbol femenino... Huneeus medita y agrega: --Pero creo que hoy se imponen demandas, cosas más abstractas, que difuminan una de las cosas básicas del feminismo, que es la igualdad. --¿ A qué se refiere con eso? --A todas estas cosas del género, del lenguaje, que si es diputado y diputada, médico o médica, inteligente o inteligenta. Esa transformación del idioma que lo hace tan complicado, no la comprendo.
En una entrevista para revista Mundo Diners en 1984, Pablo Huneeus se definía como "un sociólogo-escribidor, porque el análisis de la realidad social es lo que realmente me motiva". Entonces, se paseaba por todas las ferias de libro del país, escribía columnas para los principales medios de prensa y era constantemente invitado a la televisión.
Lo curioso es que en esa misma conversación aseguraba que los escritores no lo consideran uno de ellos por su liviandad y los sociólogos lo encontraban frívolo en sus análisis. --¿ Aún mantiene esa idea? --Exacto. Y fíjate que el problema es lo que me han dicho. Lo que pasa es que yo soy muy básico como escritor: me gusta explicar todo con toda la mayor claridad posible. No doy nada por sabido, quiero que los lectores entiendan todo. Pero muchas veces los libros de ensayos o de literatura de la realidad, como llamo a lo que escribo, pecan de pedantes, pesados y están escritos para un grupo. Eso me aleja de los textos de los sociólogos. --¿ Y qué pasa con los escritores? --Los escritores no toman en cuenta nada que no sean novelas o poesía. A mí siempre me han catalogado como un narrador de la sociedad. Pero la buena sociología tiene mucho de literatura... En mi comunidad, en mi país, hay gente cálida, a la cual me debo. Yo escribo para ellos, no para los comités, ni para la politiquería de los premios o la academia. La idea de una reunión de la Academia Chilena de la Lengua me da lata. --No le gusta la intelectualidad. --Son un aburrimiento los intelectuales y han construido un muro de arrogancia. No escuchan, están para predicar, para pavonearse. La gente real, que vive de un trabajo simple, es más interesante. Tienen una percepción de la realidad más concreta. Cosa que no tienen muchos escritores, científicos, economistas, analistas... y básicamente la clase política. --¿ Por qué? --No son gente de trabajo. Básicamente, sus ingresos los generan del Estado. Es gente que vive de lo que habla... Boric incluido. --¿ Le gusta Gabriel Boric como Presidente? --No. Pero reconozco que es un gran diplomático y creo que tenemos Boric para rato. Ha cumplido una función que en este campo es muy difícil, pero como esperaba más de él... --¿ Hoy existe algún político que le guste? --Me interesa el alcalde Germán Codina de Puente Alto. Me interesa, porque ha propuesto mecanismos de democracia directa, que es algo por lo que yo siempre he abogado. --¿ Y qué ha opinado de los presidentes durante las últimas décadas? --Ninguno. Desde Allende en adelante, ninguno. Las últimas veces que voté con confianza fue Tomic y antes por Alessandri Rodríguez... Nunca he pertenecido a un partido político. No sé, al igual que entre los escritores, en el mundo editorial, yo soy una persona aparte, un desadaptado. n.