Autor: tras estímulos
¿Qué pasa con China? Pekín cierra 2024 con incertidumbres por recuperación y decepción
¿ Qué pasa con China? Pekín cierra 2024 con incertidumbres por recuperación y decepción ¿ Qué ocurre con la economía china? ¿ Y qué hará Pekín al respecto? Esas dos interrogantes han rodeado este año a la segunda potencia mundial, donde reina la incertidumbre sobre la recuperación y la disposición de las autoridades a ofrecer políticas sólidas de apoyo al crecimiento.
Atrás quedan los años de las subidas del PIB a doble dígito, y Pekín no solo lo ha reconocido, sino que asegura buscar activamente el cambio de un crecimiento rápido a uno de “alta calidad”. Pero no es únicamente este cambio de modelo lo que hace que la segunda economía mundial no termine de recuperar su brillo de antaño tras los años del cero covid. Los analistas apuntan a factores como la baja demanda nacional.
Tras el trauma del covid, los chinos se muestran más cautelosos que nunca: según una encuesta del banco central, un 62% buscará ahorrar más aún en el futuro, cifra que roza máximos históricos y refleja reticencias al gasto.
A eso se suman los riesgos de deflación-entre enero y noviembre, el IPC promedia un 0,3%y una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo, un asunto peligroso dado que la vivienda es uno de los vehículos de inversión más populares y accesibles para las familias chinas. De hecho, la mencionada encuesta del banco central muestra que tan solo un 13,3 % de los participantes tiene intención de invertir, la tasa más baja registrada. Esta poco halagüeña coyuntura se ha traducido en un desplome de la confianza de los consumidores, que en los últimos meses ha rozado mínimos históricos, al igual que la del sector privado.
Y el presidente chino, Xi Jinping, ha tenido que llamar a elevar los esfuerzos para conseguir el objetivo de crecimiento oficial, de “en torno a un 5%”. Durante mucho tiempo, Pekín se negó a apostar por fuertes medidas de estímulo para evitar la inflación que afectó a las economías occidentales tras la pandemia, por preocupaciones por la alta deuda pública, por la oposición de Xi al “asistencialismo” o para proteger el valor del yuan durante el ciclo global de endurecimiento monetario.
Fue precisamente el final de las subidas de tipos en Estados Unidos lo que pareció abrir la veda a los estímulos en China: los inversores empezaron a oler pólvora, incluyendo ayudasal consumo, todavía más después de que, a finales de septiembre, las autoridades convocasen numerosas ruedas de prensa sobre medidas de apoyo. Pero faltaba el detalle clave: ¿ cómo de grande iba a ser el paquete? Y ahí fue donde llegó la decepción. El 8 de noviembre, las autoridades anunciaron programas por unos US$1,4 billones, pero centrados en canjear la deuda oculta acumulada por los gobiernos regionales y locales del país.
Alicia García Herrero, de Natixis, ya había advertido de que el anuncio sería “muy diferente” y que se centraría “más en limpiar la deuda tóxica que en estímulos de verdad”, y su compañero Gary Ng apuntó que el ahorro en intereses -unos US$82 mil millones en 5 años, según las autoridadesdará más margen a los gobiernos locales para reactivar sus inversiones.
Los analistas daban por hecho que se anunciarían US$825 mil millones en techo de deuda extra, pero también esperaban otros US$550 mil millones en bonos especiales para adquirir terrenos sin construir o inmuebles sin vender como apoyo al maltrecho sector inmobiliario y en un plan de recapitalización para los grandes bancos estatales..