Escasez de dólares y de combustible aumenta presión social contra gobierno de Luis Arce
Escasez de dólares y de combustible aumenta presión social contra gobierno de Luis Arce E l gobierno de Luis Arce (del izquierdista Movimiento al Socialismo) vive uno de sus momentos más complejos en Bolivia, en medio de una creciente tensión social y protestas gremiales provocadas por la grave escasez de dólares, la falta de suministro de combustible y el fuerte aumento de los precios de algunos productos de la canasta familiar.
La situación económica es cada vez más delicada y tiene un impacto real en la población, pero el Presidente insiste en que se trata de un "ataque especulativo" que formaría parte de un presunto intento de "golpe de Estado". "Como varios países, tenemos ciertas dificultades en la disponibilidad del dólar, pero no estamos en una crisis económica estructural, como pretende posicionar la oposición para generar crisis política y acortar nuestro mandato", dijo Arce, quien acusó a "la derecha tradicional y la nueva derecha (como identifica al sector oficialista que responde al expresidente Evo Morales) de instalar el discurso de crisis en el país" como parte de un supuesto "plan siniestro que procura un golpe blando" en Bolivia. La tensión ha aumentado por las protestas de los principales gremios de transportistas, que ya han realizado varios bloqueos de carreteras y ahora le dieron un ultimátum a Arce hasta hoy.
La Cámara Boliviana de Transporte Nacional e Internacional determinó que si el Presidente no cumple con sus demandas --las principales vinculadas a la solución del suministro irregular de combustibles--, mañana iniciarán un paro indefinido con un bloqueo total de rutas y el cierre de las fronteras.
De manera paralela, varios gremios de comerciantes de Santa Cruz y Cochabamba iniciaron una marcha hacia La Paz, que llegará mañana a la capital, con un petitorio que exige, además de medidas para atender la escasez de combustible y dólares, la abrogación de un decreto que permite realizar controles contra el contrabando en ferias callejeras, que se adopte arancel cero para la importación de productos y la renuncia de las autoridades del Servicio de Impuestos y de la Aduana. A esto se suman "cacerolazos" y manifestaciones de juntas vecinales por el alza del costo de la vida, con productos como el tomate, la cebolla y el arroz que hasta han cuadriplicado su precio.
Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, dice a "El Mercurio" que "es evidente que la escasez de dólares es un problema real" y no "especulativo", y ya está teniendo efectos en el bolsillo de los bolivianos. "Su impacto se empieza a sentir por el lado de la importación, que se está encareciendo, con la consecuencia de la elevación de costos.
Es grave, porque más del 80% de las importaciones del país tienen que ver con cuatro sectores --insumos, combustibles, bienes de capital y equipos de transporte--, de los que no se puede prescindir, porque son necesarios para la producción de bienes y servicios para el mercado interno y externo", señala. "La escasez de dólares se explica porque en 2023 las exportaciones cayeron US$ 2.800 millones; hubo una salida de US$ 700 millones por el déficit comercial, y porque las reservas del Banco Central bajaron a poco más de US$ 1.700 millones, porque los ingresos por exportación de empresas públicas --gas, urea, GLP, minerales, alimentos-bajaron mucho frente a las necesidades de importación de combustibles, el pago de la deuda externa y de divisas para proyectos estratégicos del gobierno". Las reservas de dólares han caído dramáticamente en Bolivia: del récord de US$ 15.122 millones que alcanzó en 2014, según el último reporte de abril del Banco Central, actualmente hay US$ 1.796 millones. De acuerdo con analistas, se necesitan al menos US$ 10.000 millones para tener estabilidad hasta el 2025.
Frente a esta situación, el gobierno ha implementado medidas paliativas como un "semicorralito" a los depósitos de dólares; los dueños de las cuentas solo pueden sacar US$ 100 por día y existen topes para los retiros mensuales y el uso de tarjetas de crédito en el extranjero.
Estas y otras restricciones han impulsado un mercado paralelo en las calles --se contabilizan al menos 14 tipos de cambio alternativos--, en el que la divisa se compra a un precio entre 20% y 30% superior al cambio oficial de 6,96 bolivianos por dólar. "La causa de esta escasez de dólares es sencillamente el exceso de gasto público que tiene el gobierno", resume el analista financiero Jaime Dunn. "Dentro de ese gasto público, es muy prominente la importación de combustibles por más de US$ 3.000 millones al año; la subvención de combustibles ronda los US$ 1.500 millones al año, porque Bolivia compra el combustible a precios internacionales, digamos a US$ 80 o US$ 90 el barril, y lo revende en el país al precio oficial subsidiado de US$ 27. Esa gran diferencia la absorbe el gobierno.
Y otro gran tema es la inversión pública: en sus mejores momentos, cuando le sobraban los recursos al Estado, en época de bonanza, la ejecución presupuestaria era de US$ 5.000 millones, allá por 2014 o 2015. Hoy Bolivia sigue presupuestando inversión pública por entre US$ 4.000 millones y US$ 4.500 millones, pero en una época de crisis. El gobierno está muy concentrado en el llamado `modelo económico, social, comunitario y productivo', en poner mucho énfasis en el gasto público como mecanismo de crecimiento.
Y hoy la inversión pública en Bolivia, en porcentaje, es el doble que en Latinoamérica y el doble que la inversión privada", explica el experto, al advertir que la actual situación "no pasó de la noche a la mañana, sino que es una crisis fiscal de 10 años de déficits fiscales, gastos muy altos y pérdidas de reservas". El problema con ese modelo es que los ingresos de las exportaciones de hidrocarburos han disminuido abruptamente --de US$ 5.500 millones anuales, han caído a US$ 2.000 millones--, la balanza comercial es negativa y las cifras no cuadran. "Esta crisis fiscal tiene dos efectos: uno, tienes una afectación del tipo de cambio, porque la impresión de billetes --en 2023 el Banco Central imprimió casi 16% más de moneda nacional, cuando la economía apenas creció 3,1%-lo que hace es devaluar tu moneda; y luego, evidentemente, hay presiones inflacionarias.
La inflación acumulada en los últimos 12 meses ya está sobre el 3,5%, que para Bolivia es muchísimo, porque cuando la inflación empieza a sacar la cabeza, no todos los productos suben al mismo tiempo de precio, y ya hay productos o servicios que han subido más de 300% y algunos alimentos han subido 80% o 90%", explica Dunn.
El gobierno ha dicho que se trata de "un problema transitorio" y ha justificado el aumento de precios de alimentos en la "inflación importada" desde Argentina y en el contrabando hacia ese país y Perú, mientras que ha ordenado operativos del Ejército para controlar la especulación de precios en los mercados y habilitó algunas ferias populares a "precio justo". Pero Rodríguez asegura que el problema es consecuencia de la clara falta de dólares y el control cambiario: "Los agentes económicos no tienen otra posibilidad que recurrir al mercado negro o hacer `colas' para conseguir dólares en el mercado formal, y la consecuencia es la subida del costo de importación de bienes extranjeros", dice.
Uno de estos productos es el combustible, lo que está provocando la molestia de los camioneros y del sector transportista, que enfrentan problemas por el suministro intermitente. "El gobierno, como gran importador de combustible, está teniendo dificultades, porque no tiene dinero para importar en los niveles acostumbrados, porque no hay dólares y hay proveedores que hace tiempo que ya no venden a crédito a Bolivia.
Y, obviamente, la población ya lo siente", dice Dunn, quien asegura que el problema es rotativo, "el gobierno va moviendo la escasez, la van trasladando entre ciudades y regiones" para camuflarla, y ha deteriorado su calidad, bajando su octanaje o mezclándola con etanol, lo que a su vez ha provocado daños en los vehículos.
La situación es muy delicada para el gobierno de Arce, bajo una creciente presión en las calles. "Si no avanza en una solución estructural para la escasez de dólares a través de políticas que alienten una mayor exportación en el sector privado, por una parte, y el acceso del gobierno a créditos internacionales o, eventualmente, a un apoyo de organismos internacionales por un apoyo a su balanza de pagos, la situación podría complicarse, porque la consecuencia de una mayor subida del tipo de cambio de facto podría desencadenar una mayor inflación o escasez de productos, lo que ocasionaría reclamos de la población", advierte Rodríguez, mientras que Dunn destaca cómo ha cambiado el paradigma de la protesta, que ya no son solo por demandas sociales --como bonos u obras--, sino que ahora también son por cuestiones como la protección a la propiedad privada o la liberación de importaciones: "Hay un cambio muy grande de pensamiento.
Y la presión social es tremendamente fuerte, el gobierno está tocando las fibras más sensibles de la población". Uno de los momentos más complejos de su administración en Bolivia: Escasez de dólares y de combustible aumenta presión social contra gobierno de Luis Arce JEAN PALOU EGOAGUIRRE Los transportistas dieron un ultimátum y amenazaron con un bloqueo indefinido de carreteras y el cierre de las fronteras. El Presidente desmiente que exista una crisis económica y acusa un "golpe blando" para acortar su mandato. LOS PROBLEMAS con el suministro de combustible están al centro de las tensiones sociales que golpean al gobierno boliviano. FRANCE PRESSE POCAS RESERVAS Del récord de reservas de dólares que Bolivia alcanzó en 2014, con US$ 15.122 millones, el país pasó hoy a registrar solo US$ 1.796 millones.