CARTAS: Una vuelta por el barrio Lastarria
Una vuelta por el barrio Lastarria Señor Director: El jueves 29 salí a dar una vuelta al barrio Lastarria, a las 20:00 horas.
Lo hago desde hace 45 años, En esta oportunidad, la caminata fue distinta, porque una persona en situación de calle y ebria, me agredió e insultó, Mi reacción fue retornar a mi hogar, pero al estar a una cuadra de Lastarria, me dirigí a ese lugar en busca de un guardia o un carabinero, los que supuestamente deberían haber estado ahí. Pero, no. Solo encontré una gran cantidad de vendedores ambulantes en las aceras y ninguna autoridad policial para atender mi reclamo. A estas alturas ya no importa el ataque, ni sufrí daño físico. En consecuencia, el motivo de esta carta no es denunciar la agresión, sino poner la atención en dos detalles, que estimo no ha tomado en cuenta el municipio santiaguino. Primero, parece inconcebible no disponer de amparo y seguridad en el horario más necesitado: al caer la noche, cuando actúa la delincuencia al abrigo de la oscuridad.
Desde la mañana se despliegan los quardias en el sector, en horario diurno, para impedir el comercio llegal y preservar la seguridad, pero justo en las horas en que más se necesita, al anochecer, se repliegan y desaparecen dejando al barrio a disposición de la criminalidad. La solución es sencilla. La seguridad no puede tener horario de oficina. Debe ser permanente o extenderse hasta la medianoche. Lo segundo es el abandono del Cerro Santa Lucía, donde vive gente sin hogar, que es permanentemente desalojada al mediodía y regresa en la noche. ¡Qué pérdida de tiempo y recursos! La solución es fácil. Este tradicional paseo, ícono de la ciudad, está cercado hace muchos años, pero el enrejado deja jardines sin protección en la ladera de Victoria Subercaseaux. Ahí se instalan quienes viven en la calle y lleyan años ahi. La solución es bajar las rejas al nivel de la vereda, para que efectivamente el cerro quedé totalmente cerrado, Ni siquiera hay que invertir en rejas. Simplemente hay que bajarlas. Posiblemente, mi agresor bajó del cerro. Prevenir no es gastar, es invertir en vida, dice una antigua frase. HÉCTOR VELIS MEZA