"SIEMPRE ME MANTUVE AL MARGEN. NUNCA QUISE SER LA `PRIMERA DAMA'".
--Teníamos muchos planes, eso es lo que más me da pena, podría haber vivido unos años más, pero se complicó la cosa.
Ha pasado más de un mes desde que el expresidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, falleció y Margarita Alvarado (73), doctora en estética por la Universidad Católica, diseñadora de profesión, habla por primera vez de quien fue su pareja por 35 años y lo que vivió en el último tiempo, cuando se le diagnóstico una enfermedad que no tenía cura, pero con la que, esperaban, pudiera vivir el mayor tiempo posible.
Margarita dice que él estuvo lúcido hasta el último minuto y que en los últimos días estuvo un poco más adormecido por las drogas, los calmantes, "porque la idea era que estuviera lo más tranquilo posible, sin dolor, pero estuvo lúcido siempre". --¿ Y qué le preocupaba a él en los últimos días, cuáles eran las conversaciones? --Le preocupaba qué iba a pasar con el partido, que el partido saliera fortalecido, porque siempre un cambio trae movimiento. Se mueven las cosas. Para su partido, su fallecimiento significa un cambio enorme. Guillermo Teillier fue desde 2002 --cuando pasó a ser secretario general del partido--, y desde 2005 --tras la muerte de Gladys Marín, su presidente-un eje fundamental. Él defendió la idea de que el PC debía dejar el ostracismo político y volver al Parlamento. Fue así como en 2009, tras 36 años, volvieron a tener presencia en esta instancia. Y en 2014 formó parte del gobierno de Michelle Bachelet en la Nueva Mayoría. --Leí que lo fue a ver el Presidente Boric. --Sí, fue dos veces a verlo. Se portó muy bien, muy cariñoso, fue alguna gente del partido a verlo también. --¿ Él ya sabía que iba a morir? --Sí. --¿ Y estaba entregado, con pena? --Tranquilo. Lo que más le preocupaba éramos nosotros. Yo y sus hijos. Siempre le decía "no te preocupes, voy a estar bien". Tuvimos oportunidad de decir todo lo que queríamos decirnos. Es difícil acostumbrarse a la ausencia de alguien que quieres tanto, pero tengo los recuerdos y estoy tratando de ser fuerte. Todo el mundo me dice "es que tú eres muy fuerte, Margarita, tú eres muy fuerte". Sí, pero es duro, es duro echarlo tanto de menos. Es difícil pensar que no va a estar, que no lo voy a poder abrazar.
Fue muy digno él, en su enfermedad, con una fortaleza y una dignidad. --¿ Qué significa eso? --Que nunca se quejó, las enfermeras decían "tan buen paciente que es don Guillermo, nunca un mal modo". Ayer les fui a dejar un regalito a las chicas, fue bien duro ir. Margarita Alvarado nació en Santiago, en 1950, y vivió un tiempo en Punta Arenas por el trabajo de su padre, un agrónomo que en esa época se desempeñaba en el Ministerio de Tierras y Colonización.
Al volver a Santiago junto a sus dos hermanos y su madre, llegaron a vivir en pleno corazón de Ñuñoa, desde donde nunca se movieron, a pesar de cambiar de casa. --Mi padre era un hombre progresista, laico. Él nos inculcó mucho la cosa de conectar con el mundo.
Lo primero que se hacía en la casa cuando nos levantábamos era prender la radio, escuchar noticias y teníamos la costumbre de tomar todos juntos desayuno en la mesa, ese era el momento de la familia. Mi mamá nos hacía los sanguchitos para el colegio. Mi papá nos iba a dejar porque trabajaba en el centro, yo estaba en el Liceo 1 y mi hermano en el Instituto Nacional. Dice que siempre fue una niña inquieta y que en el colegio lo fue aún más y que en eso también la ayudaba su padre. --Él nos marcó mucho. Imagínate que en el año 57 fue por la ONU a un seminario a la Unión Soviética sobre tierras desérticas, con gente de todo el mundo, viajaron por toda la URSS. Entonces cuando mi padre volvió dio muchas entrevistas, conferencias, contando lo que había vivido allá, que no tenía nada que ver con lo que se contaba acá. Nosotros conocimos el mundo muy temprano, porque mi padre nos hablaba de sus viajes. Después fue a Alemania, Estados Unidos, fue una persona de mucho horizonte, y siempre nos impulsó a que nosotros fuéramos muy independientes. Su padre era radical, pero todos en su familia eran allendistas. De hecho, él en el gobierno de la UP fue director de Indap y su madre trabajaba en la JAP. --Él se salvó jabonado de que no se lo llevaran preso después del Golpe --dice. Su hermano no corrió la misma suerte. A él lo tomaron detenido en el sur, estuvo cuatro años preso y finalmente salió al exilio. Su hermana también: ella trabajaba en la Corfo y su marido era el director general de Dirinco. Margarita Alvarado ya militaba en las Juventudes Comunistas en esa época. Unas compañeras de Diseño, la carrera que estudiaba en la Universidad de Chile, la invitaron a participar a la brigada Ramona Parra primero y a militar después. --Para mí, el Golpe fue una bomba atómica. Mi familia se desintegró completamente, porque mis papás se fueron a vivir al sur para poder ir a ver a mi hermano que estaba detenido. Yo me quedé sola en Santiago. La mitad de mis amigos estaban presos, otros exiliados, muertos, imagínate que de repente no vi nunca más a nadie. En los años siguientes trabajó como diseñadora en una oficina, luego se independizó.
En 1984 entró a estudiar Estética en la Universidad Católica y se quedó trabajando como ayudante de Carlos González, quien junto a Fidel Sepúlveda, Gastón Soublette, Carlos González y Jaime Blume fueron los que abrieron una línea de trabajo hacia lo popular, los pueblos originarios y el folclor como expresiones válidas de arte con contenido estético. En 1988 logró la cátedra Arte, cultura y estética mapuche, la que mantuvo por casi 30 años. En 2019 jubiló y hoy está a cargo de armar la curaduría de un aula educativa en la UC con la colección que donó Gastón Soublette. Además, está trabajando en varias investigaciones con arqueólogos de la zona sur. La primera vez que Margarita Alvarado escuchó hablar de Guillermo Teillier fue en 1974.
Fue en la fila que hacían los familiares de los presos de la cárcel de Valdivia, donde estaba detenido su hermano. --Escuché a gente hablar de Guillermo Teillier, él era el secretario del Partido Comunista de Valdivia y ya estaba clandestino, la gente decía que lo habían visto por aquí o por allá. Me llamaba la atención el cariño con que hablaban de él. Me lo imaginé como un viejito, yo tenía 22,23 años y todos los líderes del partido que conocía tenían como 40, así es que me quedé con la idea del viejito Teillier. Después se enteró de que lo habían tomado detenido. Dice que cada cierto tiempo, años tal vez, se acordaba de él y se preguntaba dónde andaría. Muchas veces les preguntó a algunos compañeros comunistas si es que lo habían visto alguna vez. La respuesta siempre fue no. --Me intrigaba este caballero, yo decía, "si en algún lugar debe estar". Así pasaron los años.
A fines de 1985 ella trabajaba en la Universidad Católica, militaba en el Partido Comunista y mantenía sus actividades clandestinas. --Son temas de los que no me gusta mucho hablar, hay gente que cuenta, pero yo soy de la vieja escuela. No cuento porque eso tiene que ver con la forma en que sobrevivimos como organización. Y uno nunca sabe. Solo te puedo decir que era un trabajo muy compartimentado y que uno se vinculaba con muy poca gente.
Ella cuenta que ese trabajo clandestino podía implicar juntarse en una casa o encontrarse en la calle, caminando en sentido contrario, para decirse algo. "A veces también se hacían pequeñas cositas más sociales". Había llegado en 1984 a la Universidad Católica y como estudiante y académica, siempre había mantenido un perfil bajo; por ejemplo, jamás daba opiniones políticas.
En esa época comenzaron las protestas, pero ella se cuidaba, iba a las marchas, a las manifestaciones, pero jamás en primera fila. --Uno tenía que ser perfil bajo. --¿ Por recomendación del partido? --No es que te recomendaran, era una cosa de sentido común. Si tenías responsabilidad tenías que cuidarte. --¿ Y usted tenía un cargo demasiado importante? --De eso no voy a hablar. Solo te puedo decir que participaba en las estructuras con cierta responsabilidad (... ). He hice otras cosas, por ejemplo, ayudaba con la distribución de El Siglo, también a hacer contactos. O llevar mensajes. Su chapa era Mariana. Un día, a fines de 1985, le tocó dar un mensaje a un compañero de nombre Fernando. Dice que, evidentemente, ese no era su nombre real y que apenas lo vio, le gustó. --A mí, Fernando me encantó. Pero ahí hablamos poco. Nos vimos dos o tres veces más, hasta que un día tras terminar una reunión me pidió que lo acompañara a comprar una chaqueta. Ahí no nos separamos más. --El Partido Comunista es conocido porque sus cuadros son muy aplicados con las normas. ¿El que iniciaran una relación fue parte de lo que el partido les ordenó? --No, no. Nosotros nos enamoramos porque nos enamoramos no más. Nadie en el partido sabía (... ). Teníamos una serie de martingalas para estar juntos, nos juntábamos en la tarde y pasábamos la noche juntos. Y bueno, hacíamos una vida. Mis papás sabían que yo tenía una pareja, pero no lo conocían. Mis amigos tampoco. --¿ Era difícil tener que vivir así? --Sí, un poco.
Pero nos queríamos tanto, lo pasábamos tan bien juntos... Tengo una amiga que el otro día me decía, "el amor de ustedes, Margarita, a mí me reconcilia con el mundo". En 1986, Guillermo Teillier, quien en esa época era jefe de la comisión militar del Partido Comunista, estaba abocado a la preparación de la internación de armamentos con que pensaban derrocar a Pinochet. La operación terminó en agosto, cuando fueron descubiertas las armas en Carrizal Bajo.
En septiembre de ese año, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, con la venia del Partido Comunista y, especialmente, de Teillier en representación de la organización, ejecutó el atentado al general Pinochet en el Cajón del Maipo. --Mucha gente cambió un poco su opinión sobre él luego de que dijera en una entrevista que era parte del aparato militar del PC y que había dado el ok para el atentado a Pinochet. --No, es que no fue tan así, por supuesto, pero no es que él diera el ok, si hay una cosa que la gente no logra entender, la dirección del partido es una dirección colectiva, y las decisiones se toman en colectivo y se discuten al interior; el partido no ventila sus cosas por la prensa, sus diferencias. Y ahí, obviamente, como en toda organización humana, hay distintas opiniones frente a las cosas. Si nosotros no somos una máquina. --¿ Usted dice que él puede no haber estado de acuerdo y que solo lo aceptó? --No, evidentemente que estaba de acuerdo, pero no fue una decisión de él. Fue una decisión colectiva. -En esa época ya estaban juntos, ¿usted se enteró de algo siendo que estaba con él? --No, por supuesto que no. Margarita Alvarado cuenta que al tiempo después, "las cosas se empezaron a normalizar un poco, entonces nos fuimos a vivir juntos". --Usted vivía con una persona de la que no sabía nada. Él sí sabía quién era usted. --Él sabía quién era yo, si yo tenía mi vida. Por eso te digo, estas cosas son un poco complicadas, porque yo de alguna manera también le servía de cobertura, porque éramos una pareja normal que vivía en un departamento cualquiera. Pero nosotros teníamos normas, por ejemplo, nunca entrábamos ni salíamos juntos del edificio donde vivíamos. Tuvimos eventos súper complejos, tuvimos que arrancar un par de veces, pero era parte de la vida. Una vez nos siguieron y tuvimos que arrancar y otra vez nos destruyeron el auto, pero eso ya era más cercano al plebiscito.
Por esa época, un amigo le prestó un libro de poemas de Jorge Teillier, y le comentó a "Fernando", su pareja, que "él debía ser pariente del viejito Teillier". --Él no me dijo nada --dice y sonríe al acordarse de esa historia--. Si yo no tenía idea de quién era él, cómo se llamaba. Imagínate que si nos agarraban, a mí me podían sacar la cresta y yo no MARGARITA ALVARADO, VIUDA DE GUILLERMO TEILLIER: "SIEMPRE ME MANTUVE AL MARGEN.
NUNCA QUISE SER LA `PRIMERA DAMA'". Fue su pareja por 35 años, pero solo en el gobierno de Patricio Aylwin, dice, supo que "Fernando" --la chapa que usaba-era en realidad Teillier. "Nosotros nos enamoramos porque nos enamoramos no más. Nadie en el partido sabía", relata hoy. Ella, destacada académica de la UC y militante desde su juventud, cuenta aquí por primera vez su historia. POR ESTELA CABEZAS FOTO MACARENA PÉREZ En 1988, Margarita logró la cátedra Arte, cultura y estética mapuche en la UC, la que mantuvo por casi 30 años. En 2019 jubiló y hoy está a cargo de armar la curaduría de un aula educativa con la colección que donó Gastón Soublette. "Nos emparejamos sin ninguna perspectiva. Nunca dijimos ya, ahora nos vamos a ir a vivir juntos, uno vivía el día a día, porque no sabías lo que te iba a pasar al día siguiente". "SIEMPRE ME MANTUVE AL MARGEN. NUNCA QUISE SER LA `PRIMERA DAMA'".. iba a poder decir nada porque no sabía quién era.
Cuatro años después, cuando Patricio Aylwin ya había asumido la presidencia y Chile había vuelto a la democracia, Margarita Alvarado se enteró de quién era realmente su pareja. --Yo sabía que Fernando estaba escribiendo un libro, no sabía de qué, hasta que un día llegó a la casa con el libro Academias y subterráneos.
Laboratorio de tortura, que había sido escrito por Guillermo Teillier, y me lo entrega y me dice, "mira". --¿ Y qué le dijo usted? A Margarita Alvarado se le humedecen los ojos. --Le digo "el viejito Teillier" y él me responde, "soy yo". No lo podía creer. Me quedé plop. En ese libro, Teillier narra sus torturas y su vida clandestina. --Cuando leí el libro, casi me morí, imagínate, lo que sale ahí es súper fuerte. Y bueno, seguimos juntos.
Ya después nos compramos un departamentito, conoció a mis papás y a algunos amigos más cercanos. --Había estado viviendo tres años con esa persona que estaba en su imaginario. ¿Eso fue un nuevo comienzo para ustedes? --En alguna medida, sí, pero no cambió nada, porque nosotros además siempre fuimos muy discretos. En general, la gente del partido no sabía que estaba conmigo, después tampoco, yo siempre me mantuve muy al margen. Nunca quise ser la primera dama, ni ninguna cosa, nunca nosotros estábamos juntos en los actos del partido. En ese sentido, siempre quisimos que se respetara nuestra intimidad. Él siempre fue muy discreto. No comentaba nada de su trabajo, ni cuando era Fernando ni cuando fue Guillermo. Jamás me comentó nada del partido. Nunca me habló de nadie del partido, ni para bien ni para mal. Era súper reservado con su trabajo. Yo lo respeté siempre porque encontraba que eso era una cualidad.
Margarita Alvarado dice que con el tiempo comenzó a saber algunas cosas de él y su familia, por ejemplo, que había nacido en Santa Bárbara, también de sus hermanos, aunque a ellos solo los conoció en el funeral. --Si usted no hubiera tenido la formación comunista, ¿cree que habría podido tener esa relación en la clandestinidad con él? --Yo creo que no, además nosotros nos emparejamos sin ninguna perspectiva. Nunca dijimos ya, ahora nos vamos a ir a vivir juntos, uno vivía el día a día, porque no sabías lo que te iba a pasar al día siguiente. Fue un resfrío fuerte. A pesar de que él ya estaba cerca de los 80 años y ella ya había pasado los 70, el contagiarse con covid no fue tan tremendo para Guillermo Teillier y Margarita Alvarado.
Ambos tenían sus vacunas al día y los casos bajaban semana a semana, por eso mismo, cuando en agosto de 2022 se hicieron el test y resultaron positivos, solo se encerraron en la casa a esperar que pasara. Su vida era la de siempre.
Él estaba de presidente del PC y ella recién jubilada, por lo mismo, con muchas actividades aún. --Él quedó totalmente sano después de este episodio, y solo continuó con su diagnóstico de presión alta, para lo cual tomaba medicamento. Era bien disciplinado con la cosa de la salud, se cuidaba, veía a sus médicos.
Pero en noviembre le dio una trombosis en la aorta y luego una isquemia mesentérica, que provoca que no le llegue suficiente sangre a los órganos y que no tiene cura. --Y como ya estaba esta idea de que iba a salir de la presidencia, enfrentamos esa enfermedad tranquilamente, con las angustias correspondientes, pero tampoco cortándose las venas. Salió del Hospital J.J.
Aguirre en diciembre, pero en febrero debió ser hospitalizado de nuevo, por unas semanas. --Cuando salió estaba delicado, pero empezó de a poquito a recuperarse, tuvo que aprender a caminar de nuevo, porque estuvo tantos días en cama, entonces eso le afectó. Pero se recuperó con esa fuerza que tenía, ahí empezó a dializarse día por medio, porque esta enfermedad le afectó un riñón. Margarita dice que nunca pensaron en que él se iba a morir. --Él nunca fue una persona que se diera por vencido. Yo a veces le decía, "pucha que eres porfiado, mi amor". "Porque soy porfiado estoy vivo", me contestaba. Finalmente, a fines de mayo entró y ya nunca más salió. Margarita durante todo el último tiempo se dedicó a cuidarlo 24/7, había jubilado en 2019 y podía administrar su tiempo. --Estaba haciendo mis investigaciones, mis cosas, escribiendo mis artículos. La universidad se ha portado conmigo un siete, particularmente don Ignacio Sánchez, el rector. Él ha sido un gran apoyo para mí. Dice que Guillermo Teillier siempre fue reservado, pero eso cambió en los últimos meses en que estuvo hospitalizado.
Ahí, cuenta, tuvieron tiempo de hablar de muchas cosas que no se habían dicho. --Él era un hombre enfocado en el deber, con una entrega y una consecuencia increíbles, y de una humanidad y una sensibilidad muy grande. Y eso es una cosa que nunca se ha sabido de él (... ). Él era una persona tímida, más bien introvertida, por la vida que le había tocado vivir. Margarita Alvarado y Guillermo Teillier no se casaron. Nunca les pareció necesario, aunque este año habían pensado hacerlo. --Nosotros fuimos pareja en la individualidad. Nosotros no fuimos uno, no nos fundimos en uno.
Nosotros fuimos en nuestra individualidad, en nuestras formas de ser. --Varios medios de comunicación informaron que Guillermo Teillier presentó una demanda contra el Estado por las torturas de las que fue víctima después del Golpe, por 250 millones de pesos, el mismo día en que falleció. ¿Por qué decidió hacerlo ese día? --Eso no es cierto, se puso hace mucho tiempo esa demanda. Ella se queda en silencio y luego dice: --Él pensó mucho cuándo ponerla.
Lo estábamos conversando desde hace tiempo, pero él tuvo la delicadeza de ver bien cuándo era el mejor momento, porque no quería provocarle problemas al Gobierno, que empezaran a decir que, claro, estaba presentando esta demanda contra el Estado. Pero él consideraba que debía hacerlo, que en justicia era lo lógico. No le interesaba la plata, sino que se conocieran las barbaridades que se cometieron. Margarita dice que Teillier fue una persona que "quería concitar, reunir, ampliar los horizontes, dejar que la gente se expresara, escuchar, dialogar.
Entonces toda esa caricatura que han hecho de él no es cierta". --¿ Cuál es la caricatura que siente que han hecho de él? --Que era un terrorista, que era cuadrado, sectario, que era un tipo comunista así --dice y mueve las manos haciendo un cuadrado--. (... ) Son caricaturas que han hecho de muchos comunistas, como Volodia (Teitelboim), don Lucho (Corvalán) o la misma Gladys (Marín). --¿ Le molestaba ese estereotipo? --Sí.
Ahora, yo entiendo a la gente también, porque como él era una persona muy seria y no era una persona de risa fácil, a pesar de que nosotros nos reíamos mucho juntos, entonces, claro, la gente también lo veía y se cohibía un poco. Margarita Alvarado sale al patio, se sienta en el mismo lugar donde Guillermo Teillier posó en febrero para su última foto. Había recién salido del hospital y se ve bien, pero más flaco que de costumbre. --Nosotros teníamos planes. Empezamos con estas ideas antes de la pandemia, porque ya se estaba planificando el Congreso, entonces él iba a dejar de ser presidente.
No podía tener un cuarto período, pero más que dejarlo por obligación lo quería dejar porque pensaba que ya había cumplido un rol, que ya había cumplido un papel y que ahora tenía que venir otra gente a hacerse cargo. Habíamos ahorrado una platita para viajar, queríamos ir a Europa a ver a los nietos, queríamos ir a ver a mi hermano.
Y seguramente, íbamos a ir a París, a lo mejor. --¿ Usted cree que el partido fue el gran amor de su vida? --Creo que sí, pero no por una cuestión, como te dijera, de fetichista, sino que por su entrega, su compromiso.
Fue una decisión. "Le preocupaba (en sus últimos días) qué iba a pasar con el partido, que el partido saliera fortalecido, porque siempre un cambio trae movimiento". "Lo pasábamos tan bien juntos... Tengo una amiga que el otro día me decía, `el amor de ustedes, Margarita, a mí me reconcilia con el mundo'". G ENTILEZA M AR GARIT A AL V A RA DO Guillermo Teillier, en su última foto, en febrero de este año. Había recién salido del hospital y se ve bien, pero más delgado que de costumbre. GEN TILEZA M AR G ARIT A AL V ARA DO DO "SIEMPRE ME MANTUVE AL MARGEN. NUNCA QUISE SER LA `PRIMERA DAMA'"..