Noah Lyles, el torbellino que va por más metales
Noah Lyles, el torbellino que va por más metales E l primer mensaje que Noah Lyles le entregó al mánager Mark W e t m o r e c u a n d o negociaban un vínculo que ya lleva ocho años retrata al velocista de Gainesville: "Le dije --admitió el atleta-que quería trascender el deporte. Me niego a ser simplemente otro conocido por correr. No soy yo. Le dije específicamente: sé lo que ha hecho (Usain) Bolt, quiero hacer más". Desde ese momento la empresa Global Athletics & Marketing no ha cesado en ubicar a su cliente en la vanguardia.
Tiene un contrato con Adidas hasta 2029, cuyos términos están protegidos por confidencialidad, pero que los representantes del deportista advierten que es el más millonario desde que Bolt se retiró. "Desearía que pudiéramos decir cuánto es", ha comentado el sprinter, poco amigo de esconder cualquier detalle que tenga que ver con su vida.
La serie de Netflix "Sprint: Los humanos más veloces", ayuda a entender la esencia del ganador olímpico en los 100 metros planos. "Siempre he sabido que soy el hombre más rápido del mundo", repite Lyles, sin filtro, corazas ni miedo al ridículo. "Tengo asma, alergias, dislexia, TDAH, ansiedad y depresión.
Pero te diré que lo que tienes no define lo que puedes llegar a ser. ¿Por qué tú no?", colgó en sus redes sociales después de ganar el oro en el Stade de France por cinco milésimas.
El asma rebelde, la separación de sus padres a los 11 años, el bullying escolar ("fueron despiadados, fue una paliza emocional", ha revelado) y su condición de niño hiperactivo fueron generando un volcán que explotó en la pista. "Lyles se nutre de las multitudes", afirma su psicóloga. "Tengo la personalidad, la velocidad y el talento para el espectáculo.
Si necesitas alguien que te entretenga en París 2024, mírame, no te aburrirás", advirtió en el último número de la revista Time, insistiendo que puede ocupar el sitial de Bolt. "Lyles, por carisma y calidad atlética, es el llamado a llenar ese vacío", cree Juan Pablo Raveau, jefe de velocidad en la Fedachi.
Cristián Leporati, publicista y académico de comunicación en la UDP, calibra el fenómeno: "Hablamos de los Juegos Olímpicos, allí los deportistas se convierten en potenciales rostros e influencers de las grandes marcas; los 100 metros es la gran carrera de los Juegos, pero con ganar el oro no basta, hay que tener un temperamento que te haga ser un líder de opinión y en ese sentido, Lyles es capaz perfectamente de reemplazar a Bolt; es un antihéroe, tiene talento, medallas, pero también una vida dura, sufrió depresión, que puede ser la vida de cualquier persona, no es un dios, y eso la audiencia lo aprecia. Eso también lo valoran las grandes compañías. Lyles es una marca que se está creando por decir lo que siente, por sus debilidades, se muestra humano; Bolt era muy simpático, pero no tenía esos atributos", analiza. "Técnicamente (Lyles) corre increíble. Mentalmente es muy fuerte. Sin duda, el mejor velocista del momento y tiene mucho más aún por mostrar. Sin conocerlo personalmente, no me gusta su forma de actuar, su excesivo show mediático y en especial burlesco y despectivo ante los otros atletas.
Lo mejor que tiene es su técnica de carrera, biomecánicamente es casi perfecta", revela Sebastián Keitel, dueño de los récords nacionales en 100 (10.10 ) y 200 m (20.15 ). "La World Athletics necesita nuevos ídolos de la velocidad, la gente también los espera y los busca, pero para estar al nivel de Bolt le falta mucho, Lyles está a un par de peldaños de esas marcas, en los 200 se puede acercar. Él tiene que seguir mejorando", estima Felipe de la Fuente, jefe técnico de la Fedachi. Lyles clasificó ayer a la final de los 200 metros. La gran sorpresa fue la eliminación del canadiense Andre de Grasse, que defendía el oro de Tokio.
EL PERFIL DEL ATLETA QUE PUEDE SER LA MÁXIMA FIGURA DE LOS JUEGOS: Noah Lyles, el torbellino que va por más metales El velocista estadounidense de extrovertida personalidad busca hoy el oro en los 200 metros, tras ganar los 100 y luego en el relevo 4x100, producción que antes solo lograron Carl Lewis y Usain Bolt. FRANCE PRESSE Lyles sufrió de asma, dislexia, trastornos de conducta y depresión. "Su biomecánica es casi perfecta", dice Sebastián Keitel. Más detalles en www.elmercurio.com/deportes.