Autor: Óscar VALENZUELA
El espino está colonizando las zonas quemadas por incendios forestales
Es una de las conclusiones del observatorio que rastrea las amenazas del cambio climático Carreras ambientales Para quienes les gusta cruzar la tecnología y el cuidado del planeta, una buena opción es la carrera de Geomática, que es la captura e interpretación de información geográfica. Esta ingeniería se imparte en la U. De Concepción y en la U. De Antofagasta. Si lo que se busca es estudiar fenómenos relacionados con sismología, meteorología y cambio climático, está Geofísica en la U. De Chile (se ingresa a través del plan común de Ingeniería) y en la U. De Concepción. Más relacionadas con el desarrollo sustentable hay distintas carreras. Por ejemplo, Ingeniería en Energía Sustentable y Sustentabilidad Ambiental en la USS, Ingeniería Civil en Medio Ambiente y Sustentabilidad en la UBO o Ingeniería en Medio Ambiente y Sustentabilidad en la U. Mayor. Egún el Plan de Acción Nacional de Cambio Climático 2017-2022 del Ministerio de Medio Ambiente, Chile es “altamente sensible” al calentamiento global.
Una muestra de esa inestable posición es que nuestro país cumple con 7 de los 9 criterios de vulnerabilidad elaborados por la Convención Marco de la ONU: posee áreas costeras de baja altura; zonas áridas y semiáridas; zonas de bosques; territorio susceptible a desastres naturales; áreas propensas a sequía y desertificación; zonas urbanas con problemas de contaminación atmosférica y ecosistemas montañosos. En este escenario urge recopilar información para prevenir el daño que provocan catástrofes naturales; por ejemplo, inundaciones o erupciones volcánicas y otras en que hay responsabilidad del hombre, como levantar construcciones en zonas de derrumbes.
Obtener información precisa sobre estas amenazas es una de las tareas que aborda el Observatorio de Gestión de Riesgos de Desastres (OBGRD) de la Universidad Bernardo O'Higgins (UBO). "Hacemos distintos estudios en tres líneas de investigación: amenazas de origen natural y antrópico, que incluye monitoreo y vinculación con el ser humano, considerando el cambio climático; luego, estudios de riesgos de desastres y en tercer lugar gobernabilidad y gestión, para ver si las políticas públicas han sido efectivas”, explica Fabiola Barrenechea, geógrafa y directora del observatorio.
La gracia de la entidad es que para su tarea de recopilar y analizar datos cuenta con un equipo multidisciplinario, que incluye a geógrafos, estadísticos, geomensores y geomáticos, todos provenientes de distintos departamentos de la UBO. Los llaman a colaborar con el observatorio según los requerimientos de los estudios que están do. Además trabajan revisando imágenes satelitales que después corroboran en persona. Para eso cuentan con la colaboración de alumnos, quienes recolectan información en terreno y realizan entrevistas a las comunidades afectadas.
La investigadora opina que se necesita más gente que se aboque a este campo y que pueda interpretar datos. "Hay muchas personas que estudian la amenaza, pero no se analiza cruzada con los impactos que genera en la población. Eso es lo que falta, temas de gestión de riesgos, de políticas, de institucionalidad. Ya conocemos las amenazas que tenemos en Chile, pero hay que ver la parte de la vulnerabilidad y en eso estamos un poco débil como país”, asegura. Sube la temperatura En abril pasado el observatorio comenzó un macroestudio para verificar cómo influye el alza de temperatura. “Queremos ver si por el cambio climático la vegetación del país ha ido cambiando y cómo eso favorece la propagación de incendios forestales”, indica Fabiola Barrenechea. Para su tarea tuvieron que buscar información sobre temperatura, precipitaciones, humedad y viento. "En Chile no existen bases de datos buenas para trabajar, entonces tuvimos que hacer una recolección de datos casi a mano. Consideramos los últimos 30 años, porque ese es el lapso que se considera serio para poder hablar de variación climática”, comenta. Ya han llegado a conclusiones importantes.
Por ejemplo, señalan que en los últimos 30 años el promedio de temperaturas máximas entre noviembre y marzo aumentó 4 grados Celsius en la Región de Valparaíso y 10 grados en la Región del Bío Bío, donde pasamos de los 20 a 22 grados promedio registrados en 1985 a los más de 30 -incluso 37 gradosdocumentados entre los años 2005 al 2018. "Es bastante preocupante”, dice la investigadora. Agrega que se abocaron a esas zonas porque concentran la mayor cantidad de incendios forestales. También encontraron cambios en la vegetación. "La desertificación está avanzado desde la Cuarta a la Quinta región y las especies es” tán cambiando”, comenta. Estas variaciones también alcanzan el límite norte de Santiago. “Ahí están colonizando otro tipo de especies, características de la zona norte y que están avanzando. Por ejemplo, el espino, que es de características secas, está colonizando todas las zonas que están quemadas por incendios forestales”, asegura. Equipo multidisciplinario de la UBO incluye a geógrafos, estadísticos y geomensores. Otro hallazgo: en 30 años, la temperatura máxima aumentó 10" en el Bío Bío.