Autor: MIGUEL O'RYAN 6. Profesor titular Universidad de Chile
Un faro necesario
Señor Director: Una vez más percibimos en el mundo una crisis, marcada por guerras, gobiernos considerados populistas, la proliferación de discursos intransigentes y la masificación de la información falsa. En este contexto, muchos miran hacia las universidades. Lo hacen buscando sabiduría, ponderación o “iluminación” que permita dar sentido a lo que ocurre, porque las universidades debiésemos honrar nuestra misión de aportar con la reflexión ponderada, pluralista, crítica y autocrítica. Pero, al estar compuestas por personas con sus naturales diferencias, lo que apreciamos es diversidad y divergencia, tanto entre las universidades como al interior de ellas. Para no perder la confianza que la población deposita en nosotros, sería bueno que quienes estamos en las universidades actuemos conducidos por la razón. Por historia y trascendencia en el devenir nacional, y por su reconocida calidad y su misión, la Universidad de Chile tiene un rol señero en el país. Su prestigio e impacto nos exige a quienes somos parte de ella ser rigurosos, especialmente cuando nos expresamos públicamente a su alero. Si no diferenciamos una opinión —siempre válida, pero personal— de una reflexión académica institucional, podemos confundir más que iluminar, yendo en contra de lo que la sociedad espera de nosotros.
También es cierto que hay personas —pocas, pero ruidosas— a quienes el fruto de la reflexión ponderada, pluralista, crítica y autocrítica, no le es útil para sus objetivos, y usan mecanismos para intentar prevalecer, con diversos grados de violencia.
Nuestra fuerza reside en no renunciar a nuestros valores y métodos, y extremar el “diálogo hasta que duela” —como expresó nuestra rectora Rosa Devés—, porque la sociedad, que tiende a ser más sabia de lo que se cree, reconoce allí a la Universidad que respeta y trasciende.