EDITORIAL: Polarización francesa
EDITORIAL: Polarización francesa Las encuestas se equivocaron en Francia. Aunque el partido de Marine Le Pen fue el bloque más votado, no pudo celebrar un triunfo, en tanto que el macronismo retrocedió menos de lo que se pronosticaba.
El "frente republicano" o "cordón sanitario" que se formó para --aprovechando hábilmente el sistema electoral-impedir que Agrupación Nacional (RN) se impusiera, fue exitos o, p e r o a c o s t a d e d e j a r u n Parlamento dividido en tres bloques nítidos, ninguno con mayoría absoluta ni con la capacidad de formar un gobierno. La arriesgada apuesta de Emmanuel Macron al disolver el Legislativo para "clarificar" el panorama político le significó quedar en una incómoda situación en los tres años que restan de su mandato.
El Presidente deberá en las próximas semanas decidir a quién nombrar como primer ministro, con el que, si viene de la triunfante coalición de izquierda, estará en una "cohabitación", poco usual en el sistema semipresidencialista francés, pero no inédita, aunque las tres veces anteriores el premier pertenecía al partido que ostentaba la mayoría parlamentaria absoluta. No sería este el caso, pues el Nuevo Frente Popular, NFP, apenas tiene 182 escaños, muy lejos de los 289 necesarios para gobernar en solitario. Para cualquier bloque, formar un gobierno en minoría es un riesgo, porque su estabilidad queda a merced del resto que, en cualquier momento, puede forzar una moción de censura y hacerlo caer. Es muy temprano para visualizar cuál será la salida a lo que se ve como una situación de estancamiento si no se logra avanzar en negociaciones entre los grupos políticos.
Es probable que Macron, que ya dijo no tener apuro para nombrar a alguien --al menos hasta que se instale la nueva Asamblea Nacional, el 18 de julio--, intente buscar aliados tanto de centroizquierda (socialistas moderados) como de derecha (Los Republicanos), para apuntalar su debilitada coalición. Esa sería su salida más anhelada y que aseguraría gobernabilidad. Claro que una línea roja que se ha impuesto es no pactar con los extremos.
Precisamente tal condición le complicará una negociación con los socialistas, unidos en el FNP con La Francia Insumisa, LFI, del extrotskista Jean Luc Mélenchon, quien desde el domingo ha vociferado que, como su partido obtuvo el mayor número de escaños del bloque, tiene la primera opción para form a r g o b i e r n o.
Quizás Macron está esperando ver cómo se desarrollen las negociaciones al interior del FNP, que incluye a comunistas y ecologistas, antes de dar algún paso de acercamiento, porque se sabe que las diferencias dentro del Frente son enormes, exacerbadas por la búsqueda de protagonismo de Mélenchon, las que podrían llevar a repetir la implosión que sufrió el mismo grupo tras las presidenciales del 2022. A diferencia de otros países europeos, donde los acuerdos entre partidos diversos, hasta de distintas ideologías, son frecuentes, en Francia hay reticencia a ello. De hecho, Los Republicanos han dicho que no están de acuerdo en "alianzas antinaturales", en referencia a la izquierda, y en el NFP señalan que no pactarán con Macron. Eso podría cambiar si las circunstancias mostraran los peligros de un estancamiento. Todavía hay tiempo. Francia se prepara para la inauguración de los Juegos Olímpicos, y tal vez el contexto de estos genere un nuevo clima para negociar. Para cualquier bloque, formar un gobierno en minoría es un riesgo. Polarización francesa.