Autor: Monseñor Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, obispo de Villarrica
El mensajero de la paz y el tratado de paz y amistad
El mensajero de la paz y el tratado de paz y amistad ColumnaMonseñor Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, obispo de VillarricaF, E: año hemos de vincular la celebración de la memode San Juan Pablo II el 22 de octubre y el aniversa[rio número cuarenta del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile. En efecto, gracias a la medi: del Papa se pudo evitar una sangrienta guerra entre países hermanos con la firma del Tratado el 29 de octubre de 1984.
Entre los años 1977 y 1979, debido al rechazo del Gobiero noargentinoal LaudoLa conmemoración del arbitral de Inglaterra cuadragésimo 3 aniversario del Tratado dePaz y Amistad debe e serocasión paraque reconoció la soberanía chilena sobre ¡ as islas de Picton, Lennox. y Nueva Cuando Argentina ya estaba decidida a de-le y ante la inminen-ciadelconficto, elPa Pa San Juan Pablointensificar el fomento “ararlaguerraa Chidelas buenas relaciones entre Argentina y Chile... se ofreció como me-diador. Ambas partes aceptanla mediacióny el 8 de enero de 1979 se firmó el Acta de Montevideo, conel compromiso denohaceruso dela fuerza y llegar a unasoJución pacífica. San Juan Pablo II fue fundamental en el éxito de la Media-aambosción. Su imparcialidad y sentido de la justicia llevóGobiernos a confiarle la resolución del conflicto.
Con cuánta razón, cuando el Papa visitó Chile en el año 1987 lo hizo con el nombre de “Mensajero de la Paz”. Su misión no se re-dujo aevitar una guerra, sino por sobre todo fomentarla fraternidad entre Argentina y Chile, poner las bases de relaciones armónicas estables y establecer instrumentos de diálogo pararesolver los problemas.
Es por ello queal Tratado se lellamó de “Paz y Amistad”. Ciertamente habría sido una tragedia para ambas naciones un enfrentamiento armado, cuyas consecuencias habrían sido impredecibles y que aún estaríamos sufriendo, por las secuelas de división, pobreza y odio propios de toda guerra. El anhelo del Papa San Juan Pablo era impedir el derramamiento de sangre delos hijos de dos países hermanos, unidos porlazos históricos, culturales y religiosos y una ininterrumpida relación pacífica. Hay que reconocer y agradecer el hecho de queel Gobierno de Chile siempre se ajustó al Derecho Internacional, pro-curando resolver las diferencias con el Gobierno de Argenti-na por cauces institucionales. Hizo todos los esfuerzos posibles para evitar la guerra y apoyó decididamente la mediación papal. La conmemoración del cuadragésimo aniversario delTratado de Paz y Amistad debe ser ocasión para intensificar elfomento delas buenas relaciones entre Argentina y Chile.
También es una invitación a perseverar en la oración a Jesucristo, “Príncipe de la paz ” (Is 9,6), para que conceda a gobernantes y ciudadanos un corazón pacífico, para que podamos ser dichosos porque todos trabajamos por la paz y asíser llamados hijos de Dios (ver Mt 5,9), con la certeza de quehabrá paz plena y definitivasólo con Cristo, pues “Él esnuestra paz, que hizo delos dos pueblos uno, derribando el muro de separación, la enemistad” (Ef2,14)..