¿POR QUÉ GUSTAN TANTO LOS CARBOHIDRATOS? LA RESPUESTA PODRÍA ESTAR EN EL ADN ANTIGUO
¿ POR QUÉ GUSTAN TANTO LOS CARBOHIDRATOS? LA RESPUESTA PODRÍA ESTAR EN EL ADN ANTIGUO La investigación también pone de relieve el impacto de la agricultura en la variaciónde AMYL. Mientras que los primeros cazadores recolectores tenían múltiples copias del gen, los agricultores europeos experimentaron un aumento en el número medio de copias deAMYI en los últimos 4.000años, probablemente debidoa sus dietas ricas en almidón.
Estudios anteriores de Gokcumen habían demostrado quelosanimalesdomesticados que conviven con humanos, y cerdos, también ¡ como perros tenían un mayor número de copias de AMY en comparación con los que no dependen dedietasricasenalmidón. 63nes, el equipo, también liderado por Charles Lee, usó avanzadas técnicas genómicas para cartografiar la región del gen AMY 1 con increíble detalle.
Analizando losgenomas de 68 humanosantiguos, incluida unamuestra de 45.000 años de Siberia, descubrió queloscazadoresrecolectores preagrícolas ya tenían una media de cuatro aocho copias de AMYI por céluladiploide, lo quesugiere que los humanos ya andaban por Eurasia con una amplia variedad dealtos números de copias de AMYI mucho antes de que empezaran a domesticar plantas y a comer cantidades excesivas de almidón. Elestudio también descubrió que se produjeron dupli-caciones del gen AMY1 en neandertales y denisovanos.
“Esto sugiere que el gen AMY1 podría haberse duplicado por primera vez hace másde 800.000 años, mucho an-tes de que los humanos se separaran de los neandertales y mucho antes de lo que se pensaba”, afirma Kwondo Kim, del Laboratorio Jackson.
Gokcumenañade: “Las duplicaciones iniciales en nuestros genomas sentaron las bases para una variación significativa en la región de la amilasa, lo que permitió a los humanos adaptarse a dietas cambiantes amedida que el consumo de al-midón aumentaba drástica-mentecon! allegada de nuevas tecnologías y estilos de vida”. haber ayudado a dar formaa laadaptación humanaa los ali-mentosricos en almidón, sinoquepuede haber ocurrido mucho antes de la llegada de la agricultura. “La idea es que cuantos más genes de amilasa se tengan, más amilasa se puede producir y más almidón se puede digerir eficazmente”, explica Omer Gokcumen, dela Universidad deBúfalo. La amilasa es una enzima que no solo descompone el almidón en glucosa, sino que también da saboral pan.
Para llegar a sus conclusio-os humanos portan vaL«copias de un gen que permite empezar a descomponer el almidón de los hidratos de carbono complejos en laboca, un primer paso para metabolizar alimentos como el pan y la pasta. Pero, ¿cuándo comenzó esta expansión de genes? Un nuevo estudio apunta que hace más de800.000 años.
Dirigido por investigadoresde la Universidad de Búfalo yel Laboratorio Jackson de Me-dicina Genómica -ambos encó-Estados Unidos-, muestra mo las primeras duplicacionesde este gen sentaron las bases dela amplia variación genética que aún existe hoy en día y queinfluye en laeficacia con la que los humanos digieren los alimentosricos en almidón. “Si alguna vez ha tenido problemas para reducir su consumo de carbohidratos, la culpa podría ser del ADN antiguo”, resume un comunicado del citado laboratorio. Los resultados de la investigación se publican en la revista Science y revelan que la duplicación del citado gen-conocido como gen de la amilasa salival (AMY))no solo puede.