Editorial: La economía mundial según el FMI
Editorial: La economía mundial según el FMI Durante 2024, el crecimiento económico global logró mantenerse estable, aunque con números decepcionantes.
Ese es uno de los mensajes que entrega la actualización de enero del Informe de Perspectivas de la Economía Mundial, publicado el martes pasado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, de acuerdo con el organismo, en las últimas semanas el escenario ha dado un giro drástico y no precisamente positivo. La imposición de aranceles por parte de los Estados Unidos ha obligado a los gobiernos de todo el mundo a reordenar sus prioridades políticas.
La situación ha generado una escalada de contramedidas, particularmente desde China, lo que ha configurado un complejo escenario global, caracterizado por lo que se ha llamado una “guerra comercial”. Estas acciones no solo constituyen un golpe directo al crecimiento global, sino que también generan un clima de incertidumbre que dificulta cualquier modelación. Es por esto que el informe del FMI considera un “pronóstico de referencia”, basado en la información disponible hasta el 4 de abril pasado, como sustituto del habitual escenario base. En líneas generales, el panorama no es auspicioso.
Las estimaciones de los equipos técnicos apuntan a que el crecimiento mundial caerá al 2,8% en 2025 y al 3,0% en 2026, una revisión a la baja agregada de 0,8 puntos porcentuales respecto del informe de enero.
Entre las economías avanzadas, el crecimiento proyectado para 2025 es de apenas 1,4%, con el PIB de EE.UU. expandiéndose 1,8% (0,9 puntos menos que en enero) debido a la incertidumbre, las tensiones comerciales y la pérdida de dinamismo interno.
La zona euro tampoco escapa al enfriamiento: se espera un crecimiento de apenas 0,8%. Para las economías emergentes, la desaceleración también sería significativa: 3,7% en 2025 y 3,9% en 2026, golpeando especialmente a los países más afectados por los nuevos aranceles, como China. En el caso de Chile, el FMI anticipa una expansión del producto de 2% para 2025, sustancialmente inferior al 2,5% asumido en el Informe de Finanzas Públicas presentado ayer por el Ministerio de Hacienda. Es de esperar que durante los próximos días esa cartera explique la diferencia y describa las contingencias en caso de concretarse un nuevo error de predicción. En este contexto, si bien las señales de esta semana han apuntado a una moderación en las tensiones entre EE.UU. y China, no se puede descartar una nueva escalada. Esto tendría efectos negativos tanto a corto como a largo plazo. Las economías más vulnerables, especialmente aquellas con altos niveles de deuda, podrían enfrentar ajustes abruptos de flujos de capital, depreciación de monedas e inestabilidad financiera. Un escenario así, similar al observado en América Latina en un pasado no tan distante, no debe ser descontado. Y en esas circunstancias, factores estructurales como el envejecimiento poblacional o la caída de la migración laboral se tornan amenazas reales al crecimiento y la sostenibilidad fiscal. Ambos temas son recogidos en el informe del FMI. Así, la resiliencia que han mostrado algunas economías emergentes podría ser puesta a prueba en un entorno financiero adverso. Las dirigencias políticas deben tomar nota. Por de pronto, en el caso de Chile, no es evidente que el ajuste planteado por el Ministerio de Hacienda para revertir el desbalance fiscal generado por la actual administración durante 2024 considere estos riesgos. En cualquier caso, la situación demanda atención mucho más allá del ajuste a la baja de las proyecciones para 2025. En efecto, entre 2013 y 2024, el crecimiento del país estuvo por debajo del mundo en nueve oportunidades. Ahora, las estimaciones del FMI indican que este sería también el caso entre 2025 y 2030. Se requiere un cambio de rumbo significativo para revertir esta situación, incluyendo esfuerzos tan sustantivos como inmediatos en materia de control del gasto y modernización del Estado. El Banco Central y la Comisión para el Mercado Financiero deben, además, ajustar sus herramientas, anticipando posibles desequilibrios financieros generados desde el exterior. Chile no está del todo preparado para enfrentar los vaivenes de una economía global con crecientes niveles de incertidumbre. Avanzar en esa dirección es una necesidad. Chile no está hoy del todo preparado para enfrentar los vaivenes de una economía global con crecientes niveles de incertidumbre..