Sostenibilidad, seguridad y eficiencia, los nuevos desafíos de la transición energética
La seguridad de suministro toma una dimensión particularmente relevante en un país altamente electrificado. El apagón de febrero de 2025 encendió las alarmas sobre cuán robusto es realmente nuestro sistema y cuán resiliente necesita ser para enfrentar eventos inesperados. Uando en 2008 se celebró el primer Mes de la Energía, organizado por el Colegio de Ingenieros de Chile, el simbolo predominante fue —y por muchos años continuó siéndolo— un planeta iluminado por una vela. Reflejaba un paradigma centrado en la escasez energética: fluctuaciones en el suministro de fósiles, energías renovables no convencionales aún costosas y una electrificación incipiente que no contemplaba, por ejemplo, la masificación de autos eléctricos. Pocos años después, comenzó a gestarse un cambio. El cambio climático instaló con fuerza la urgencia de una transición energética basada en fuentes limpias. Los fósiles dejaron de ser el eje del debate y empezaron a aparecer temas que hoy dominan la agenda: electrificación del transporte, hidrógeno verde y participación ciudadana en los proyectos. Aun así, las renovables seguían siendo más costosas y varlables que las tecnologías convencionales. En 2014, Chile dio un paso decisivo: las licitaciones de suministro incentivaron con fuerza las energías renovables. Esto, sumado a la baja sostenida en los costos tecnológicos, transformó nuestra matriz eléctrica en una de las más limpias del mundo. En paralelo, se impulsó una política energética de largo plazo, proyectando una industria sostenible, ciudadana y moderna hacia 2050. Así superamos dos grandes paradigmas: demostrar que las renovables podían ser competitivas, y que era posible alinear a múltiples actores sociales en torno a una visión común de futuro. En 2017 se concretó la JULIO LIRA, presidente de la Comisión de Energía del Colegio de Ingenieros A.G. ANÁLISIS: JOSÉ GERARDO MOYA, vicepresidente de la Comisión de Energía del Colegio de Ingenieros A.G. interconexión entre el SING y el SIC, y nació el Coordinador Eléctrico Nacional. Las renovables comenzaron a desplazar masivamente a las tecnologías convencionales, y se iniciaron los planes de retiro de las centrales a carbón, respaldados por compromisos voluntarios de las empresas generadoras.
MÁS CAMBIOS Y NUEVOS RETOS Fue así como la década actual trajo nuevas preguntas: ¿ cómo avanzar en la electrificación de sectores como el transporte o la industria?, ¿qué tecnologías permitirán hacer más eficiente la generación, transmisión y consumo?, ¿cómo resolver la congestión de las líneas, debido —entre muchas razones— al auge de plantas renovables lejos de los centros de consumo?, ¿cómo integrar otras fuentes, como la biomasa, en este proceso? La congestión de redes ha generado preocupantes crisis de rentabilidad en algunos proyectos renovables, y la inherente de estas fuentes exige soluciones para garantizar la seguridad y estabilidad del sistema. Superar este paradigma técnico-económico implica avanzar hacia redes más robustas, resilientes y eficientes. Al mismo tiempo, la llegada de megaproyectos de hidrógeno verde en el norte y sur del país abre un nuevo —y esperado— horizonte industrial.
Pero también plantea un desafío: ¿ es posible desarrollar grandes proyectos de manera sostenible, integrando a las comunidades y respetando los ecosistemas? Chile se ha habituado a iniciativas de pequeña y mediana escala; ahora debe demostrar que es posible escalar sin renunciar a los más altos estándares ambientales, sociales y técnicos. La seguridad de suministro toma una dimensión particularmente relevante en un país altamente electrificado. El apagón de febrero de 2025 encendió las alarmas sobre cuán robusto es realmente nuestro sistema y cuán resiliente necesita ser para enfrentar eventos inesperados. A medida que la electricidad se vuelve el pilar del desarrollo productivo, social y tecnológico del país, avanzar decididamente en asegurar su continuidad y confiabilidad es tan urgente como expandir su cobertura. NUEVO CONTRATO SOCIAL ENERGÉTICO Para enfrentar estos retos, será crucial una institucionalidad energética moderna, capaz de anticiparse y adaptarse a una realidad tecnológica en constante evolución. La formación de capital humano, la innovación y el fortalecimiento de capacidades regionales también serán fundamentales para una transición inclusiva y eficaz. El rol del Estado, de la industria y de la ciudadanía deberá articularse bajo un nuevo contrato social energético, que garantice beneficios equitativos, sostenibilidad y participación real. Solo así podremos avanzar hacia un modelo que no solo sea eficiente, sino también justo y resiliente frente a los desafíos futuros. El Colegio de Ingenieros de Chile A.G. Ha estado presente, en cada uno de estos hitos, como un espacio de encuentro, análisis y reflexión técnica. Nuestro compromiso es seguir informando y promoviendo el debate técnico en torno a los grandes temas de la ingeniería y su contribución al futuro del país.