Educación técnico-profesional requiere acciones más concretas para convertirse en un aliado del desarrollo del país
Aunque ha habido progresos importantes en materia de gobernanza y acceso a financiamiento, los expertos plantean que es necesario avanzar en temas como la acreditación de los conocimientos de la educación media TP en la educación superior TP y la actualización de las mallas curriculares.
BÁRBARA LICHNOVSKY os técnicos en enfermería de L nivel superior (TENS) que nos auxiliaron durante la pandemia, las asistentes de párvulos que cuidan a nuestros hijos, los técnicos en electricidad que ayudaron a reponer las instalaciones durante el temporal.
Todos ellos optaron por la educación técnico-profesional (ETP) al egresar de la enseñanza media, y hoy conforman un sector fundamental para la vida cotidiana de las personas y para el desarrollo del país. ¿Qué se está haciendo en Chile para potenciar este sistema educativo? En 2016 se constituyó el Consejo Asesor de Formación Técnico Profesional, encargado de elaborar la Estrategia Nacional de Formación Técnico-Profesional 2018-2030, la cual debe actualizarse cada cinco años. Su objetivo es desarrollar e implementar diversas políticas públicas para fortalecer la ETP en el país, mejorando su calidad y construyendo un sistema alineado con las necesidades de la sociedad. “Se trata de ponerle un termómetro a la ETP y ver qué está fallando y qué está funcionando”, afirma la exministra de Educación, Adriana Delpiano. PRINCIPALES AVANCES Entre las iniciativas que se han ido implementando, en el marco de la estrategia, está el Acuerdo Nacional de Articulación, que busca establecer puntos de contacto entre la educación media y superior técnica.
Según explica Cristian Lincovil, secretario técnico del Consejo Asesor de Formación Técnico Profesional, este permite que los estudiantes de los liceos convaliden asignaturas en carreras de centros de formación técnica (CFT) e institutos profesionales (IP). Hoy adscriben 33 instituciones de educación superior TP al acuerdo.
A esto se suma el desarrollo del Marco de Cualificaciones Técnico Profesional, un instrumento que permite organizar y reconocer aprendizajes, distribuidos en una estructura gradual de niveles, los que comprenden conocimientos, habilidades y competencias. ¿Su utilidad? Lincovil señala que funciona como una referencia para la vinculación entre los distintos programas, certificados y títulos del sector TP, lo que se refuerza aún más a través de las aplicaciones a los diferentes sectores económicos.
Buena parte de las instituciones de educación superior desarrollan sus programas basándose en este instrumento, siendo también uno de los referentes del proceso de actualización curricular en educación media TP (EMTP). “Es uno de los avances más significativos, ya que permite trayectorias de reconocimiento de los aprendizajes a lo largo de la vida”, afirma la exministra de Educación, Mariana Aylwin.
Por otra parte, de acuerdo con Cristian Lincovil, se está trabajando en mejorar los mecanismos de orientación vocacional y en una actualización del currículum de la EMITP, que se someterá a consulta pública en los próximos meses. Esta actualización busca fortalecer las habilidades del siglo XXI e incorporar nuevas tecnologías que les permitan a los estudiantes desplegarse a lo largo de las distintas industrias. A ello se suma, en Educación Superior, la identificación de quienes son los estudiantes que ingresan a las instituciones, de modo que estas también puedan apoyar sus trayectorias y entregar equipamiento a las distintas especialidades. En materia de financiamiento, Lincovil detalla que las acciones asociadas a la implementación de la estrategia implican montos que van entre los 8.000 y 10.000 millones de pesos al año, considerando educación media y superior.
Actualmente, se está trabajando en facilitar el uso de los recursos entregados por el Mineduc a los establecimientos para la adquisición de equipamiento en las especialidades, fomentando que puedan ser usados en proyectos que permitan la innovación pedagógica y la incorporación de nuevas tecnologías. MIRADA CRÍTICA Pero aún queda mucho por avanzar. Así lo afirma Adriana Delpiano: “No necesitamos más diagnósticos o propuestas generales. Necesitamos un plan anual o bianual, con metas logrables, que esté validado y que ordene también el tema de los recursos”. Una mirada crítica de la estrategia que comparte Harald Beyer, también exministro de Educación. En su opinión, los progresos son más bien modestos y no están en línea con las urgencias que se requieren.
“Han ocurrido algunos avances en gobernanza y en acceso a financiamiento, pero aún se está muy lejos de imprimirle un dinamismo a este subsector para que se convierta en un aliado del desarrollo del país”, afirma. Además, faltan indicadores precisos para evaluar su avance. “¿Cómo sabemos que está dando resultados y somos capaces de enmendar el rumbo si los resultados no llegan?", señala. Por otra parte, según Delpiano, falta definir cómo se acreditan en la educación superior los conocimientos de la educación media, ya que no hay una continuidad clara entre ambas. “Es necesario que un IP reconozca los dos años cursaEn 2016 se constituyó el Consejo Asesor de Formación Técnico-Profesional, encargado de elaborar la Estrategia Nacional de Formación Técnico-Profesional 2018-2030. Dos por el estudiante en el colegio como equivalentes a un semestre o un año, de manera que no tenga que partir de cero”, explica. Una de las propuestas de Harald Beyer es revisar si realmente se requieren los últimos dos años de la enseñanza media TP.
En su opinión, los jóvenes deberían ingresar directamente a un CFT o a un IP, y vivir una experiencia de educación superior más temprana, que en un plazo más breve los prepare mejor para el mundo laboral. Con respecto a la actualización de la malla curricular de la EMTP, Adriana Delpiano opina que es muy importante revisar cuáles son las carreras técnico-profesionales que se están impartiendo. “Hay algunas que quedan obsoletas, otras nuevas que hay que crear. Hay tareas y dimensiones nuevas en la sociedad, por ejemplo, las energías limpias, el litio. Es muy importante poder acoplar la demanda país con la FTP”, explica. Según Mariana Aylwin, falta una mayor vinculación del sector privado con la educación técnica. “Las posibilidades de buenas prácticas en empresas grandes, que les permitan dar un salto, son restringidas”, señala.
Una apreciación en la que coincide Delpiano: “Ha habido un compromiso de parte de las organizaciones gremiales, pero falta que los empresarios de carne y hueso se abran a recibir más alumnos en práctica”. FALTA DE CONSISTENCIA Para Loreto Ferrari, rectora de AIEP, hay una inconsistencia entre el discurso y las acciones que se han tomado con respecto a la educación superior TP.
Por ejemplo, desde la gestión de aranceles, hoy el Estado entrega más recursos a las universidades por las mismas carreras técnicas que alos IP o CFT. "Debemos procurar consistencia entre el valor que le adjudicamos a la educación TP con las políticas públicas y decisiones de gestiones que tomamos para impulsar y apoyar el sector de la educación superior”, señala.
Por su parte, Lucas Palacios, rector de Inacap, considera que, aunque la estrategia ha generado espacios seguros que han permitido el trabajo conjunto de muchos actores, es necesario pasar de las propuestas a la acción concreta. “El desafío de esta es que sea implementada de manera efectiva, y para ello, la política pública debe tomar una acción decidida”, afirma. Opiniones de los expertos que ponen en evidencia algunos de los desafíos que deberán abordarse en septiembre u octubre, cuando tendrá lugar la próxima sesión del Consejo Asesor de Formación Técnico-Profesional.
Ocasión en que, según Cristian Lincovil, se trabajará en acciones concretas y un plan de trabajo, así como en la redacción de un borrador que se pondrá a disposición de los actores y de toda la ciudadanía el primer semestre del 2025.