Autor: Dra. Carla Taramasco Toro, directora del Instituto de Tecnología para la Innovación en Salud y Bienestar (ITiSB) de la Universidad Andrés Bello, y académica de la Facultad de Ingeniería, UNAB Sede Viña del Mar.
EDITORIAL: Hacia una Medicina de precisión
EDITORIAL: Hacia una Medicina de precisión Ciencia y Algoritmos: Hacia una Medicina de precisión En el año 1950, Alan Turing se preguntó si una máquina podía pensar pensar y a modo de respuesta definió las cuatro capacidades que esta debía tener: procesamiento del lenguaje natural para comunicarse con éxito en un idioma humano; representación del conocimiento para almacenar almacenar lo que sabe o escucha; razonamiento automatizado para responder a preguntas y extraer nuevas conclusiones y aprendizaje automático o Machine Learning para adaptarse a nuevas circunstancias y detectar y extrapolar patrones. Posteriores investigadores añadieron visión por computador y reconocimiento de voz para percibir el mundo y robótica, robótica, para manipular objetos y desplazarse. El desarrollo de estas disciplinas disciplinas abarca gran parte de lo que hoy se conoce como Inteligencia Artificial. Artificial. Quizás aún estemos lejos de la existencia de “máquinas pensantes” y los debates éticos surgidos nos alertan respecto a la responsabilidad que debemos tener acerca de su uso responsable.
Pero ¿ quién se opondría opondría al uso de la JA si esta permitiera mejorar las expectativas de vida de la población? En el área específica que me ocupa y trabajo, como lo es el uso de las tecnologías y de la JA en el campo de la salud, esta sin duda proporciona grandes beneficios, utilizando algoritmos sofisticados para «aprender» características a partir de un gran volumen de datos sanitarios y con los conocimientos obtenidos, ayudar en la práctica clínica. De esta forma la JA apoya a los médicos proporcionándoles información actualizada, actualizada, reduciendo errores diagnósticos y terapéuticos evitables y alertando acerca de los riesgos para la salud.
El uso de la JA ha comenzado a revolucionar la atención sanitaria preventiva al permitir una estratificación del riesgo más precisa gracias a la detección precoz de enfermedades, a la vez que podrá entregar asistencia asistencia sanitaria personalizada con tratamientos adaptados a las necesidades necesidades y preferencias únicas de cada paciente.
A través del análisis predictivo la lA identifica a los pacientes con alto riesgo de desarrollar enfermedades crónicas o sufrir eventos adversos, pudiendo ser un instrumento útil para optimizar los procedimientos de diagnóstico y predecir el deterioro cognitivo, lo cual reviste gran importancia importancia en un país como el nuestro que posee una prevalencia de demencia de 7% en personas mayores a 60 años, prevalencia que aumenta a 32,6% en la población mayor a 85 años.
Los servicios de salud, los centros médicos, el personal sanitario de nuestro país ha reaccionado de distinta manera ante el uso de estas innovaciones, innovaciones, pero el llamado es a ver a la JA como una herramienta que puede contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas. Dra. Carla Taramasco Toro, directora del Instituto de Tecnología para la Innovación en Salud y Bienestar (IT1SB) de la Universidad Andrés Bello, y académica de la Facultad de Ingeniería, UNAB Sede Viña del Mar..