Autor: José Luis Franco, rector Santo Tomás Chillán
Columnas de Opinión: La sombra del fuego y la luz de la prevención
Columnas de Opinión: La sombra del fuego y la luz de la prevención OoColumnacolectiva. Sin embargo, la prevención es nuestra mejor herramienta, y este año no puede serla excepción. Si algo hemos aprendido de las experiencias previas es que no basta con reaccionar; necesitamos actuar antes de que el desastre toquea nuestra puerta. La clave está en sumar esfuerzos. Vecinos, instituciones, empresas públicas y privadas deben trabajar dela mano para mitigar los factores que alimentan el fuego. Desde la limpieza de maleza y residuos inflamables hasta campañas de concientización y sistemas de alerta temprana, cada acción preventiva cuenta. El llamado es claro: la prevención es unacto de responsabilidad compartida. Es asumir que cada pequeño gesto puede marcar la diferencia entre un verano tranquilo y un veranoteñido por el humo, las cenizas y la desesperación. Como sociedad, debemos priorizar la protección de nuestro entorno y adoptar medidas que nos permitan convivir con el paisaje sin destruirlo. La prevención es más que un deber; es un compromiso con nuestra tierra, nuestras comunidades y las generaciones que vienen. Porque el mejor escenario noes apagar incendios, sino evitar que ocurran. Y en esa tarea, todos tenemos un rol que cumplir. Además, debemos recordar que la prevención no es solo una responsabilidad individual, sino un esfuerzo compartido. Las comunidades pueden organizarse para identificar puntos críticos y reducir riesgos, mientras que lasinstituciones públicas y privadas deben coordinarse para garantizar recursos y protocolos eficientes. No se trata solo de evitar pérdidas materiales, sino de proteger lo que nos define como ñublensinos: nuestra tierra, nuestra cultura y nuestra gente. L: temporada estival en la región de Ñuble no solo traeconsigo altas temperaturas, días soleados y una exIplosión de actividades al aire libre, sino también un desafío que ya no podemos ignorar: los incendios forestales. Añotras año, este fenómeno emerge como una sombra que acompaña a nuestro verano, extendiéndose hasta bien entrado el otoño. Y aunque esperamos siempre las lluvias A de junio como un alivio, la realidades que el mayor porcentaje de incendios en Chile tie-La prevenciónes un responsabilidad aciode ponia. compartida. Esasumir ne un factorcomún: la que cada pequeño gesto intervención humana. puede marcar la diferencia entreún: verano tranquilo yun verano teñido porel. humo, las cenizasyla desesperación. La evidencia nos lo grita cada temporada. Desde la costa hasta la cordillera, Ñuble es un territorio fértil, rebosante de vida y riqueza natural, pero también cargado de material combustible. Esa combinación, unida a las condiciones climáticas extremas, crea el escenario perfecto paraque una chispa intencionada o accidentalse convierta en un incendio devastador, cuyo control puede tardar horas, días, e incluso semanas. El costo es incalculable. No hablamos solo de árboles y arbustos reducidos a cenizas, sino de la pérdida de ecosis-temas únicos, de fauna desplazada o destruida, de vivien-das y sueños que arden sin tregua. La tragedia tiene rostro humano, y su marca queda grabada en nuestra memoria.