La baldosa
La baldosa \\PETITE HISTOIRE_ La baldosa ¿ Se han dado cuenta de la cantidad de canciones que nos invitan a movernos hasta abajo? A propósito de las fiestas de fin de año, podríamos hacer una playlist y bailarlas todas en una noche. Algunas serían danzas desenfrenadas que lustran el piso como el breakdance o que “rompen el suelo” como el reggaetón ; otras serían sobre misteriosos asesinatos en la pista. Baile y baldosa son más que una paronomasia, o que un juego de palabras: baile y baldosa han estado juntos hace mucho tiempo. Por_ Loreto Casanueva En En 1963, la artista italiana Rita Pavone calmaba los celos de su ser amado con una canción compuesta por Bruno Bruno Canfora. A diferencia del rock o del twist, «1/bailo del mattone» se bailaba de a dos, tan cheek ¿ o cheek, que la pareja apenas se contoneaba en el pequeño perímetro de un azulejo. En Chile, el tema fue versionado por Rafael Peralta: “Solo contigo, mi preciosa, /yo bailo en la misma baldosa”, declaraba su hablante lírico. Bailar en una baldosa era, de alguna forma, sellar un pacto de exclusividad romántica.
Las baldosas Damero que ambientan el videoclip de Rita que combinan tan bien con la moda Op-Art y los trajecitos diseñados por Pierre Cardin o André Courréges por esa misma época se hicieron famosas a lo largo y ancho del mundo.
Aunque este patrón ya había sido empleado para ornamentar superficies y objetos desde el año 1500 a.C., tanto en Oriente como en Occidente, Occidente, su empleo se acrecentó hacia los siglos XV y XVII, como da cuenta la pintura flamenca.
En ella, el piso de estilo tablero de ajedrez aparece recurrentemente en obras de Johannes Vermeer, en las de tema laico como «Joven mujer con laúd» o «El artista en su estudio», y en otras de índole religiosa como «Alegoría de la fe católica». En todas ellas, los espacios interiores son enmarcados enmarcados por ventanas y suelos cuadriculados muy bien definidos, casi matemáticos.
Como explica el historiador del arte, Ernst Gombrich, esta combinación crea una peculiar ilusión óptica de cercanía, a partir del blanco; y a la vez de lejanía, a partir del negro, que puede explicar por qué este patrón ha significado en culturas diversas, la tensión o el diálogo entre el bien y el mal, lo terrenal y lo ultraterreno, la virtud y el vicio. Quizás el mármol, la materia prima con la que tantas baldosas tipo Damero se confeccionaron en otros tiempos, cimentó su buena buena fama y las hizo perdurar en el tiempo.
En el siglo XIX, gracias a la Revolución Industrial, el material natural fue reemplazado por otros artificiales, como el cemento Portland, con el que se confeccionarían las llamadas hidráulicas, un tipo de baldosa hecha a mano a partir de un molde metálico y una prensa. Se elaboraban pieza por pieza, también se pintaban una a una. El resultado era sumamente funcional así como también decorativo. En su cara visible, cada baldosa llevaba algún motivo: una figura geométrica, una flor, unas grecas. Ensambladas con otra (y otra y otra) generaban hermosos patrones pigmentados con los más variados colores. Estas baldosas se difundieron prácticamente por todo el mundo, en especial en zonas más cálidas debido al efecto frío que proporcionaba el material con que estaban hechas. En Chile, las primeras muestras llegaron en barco barco desde su cuna, España. Más tarde, se fundaría una industria propiamente nacional que tuvo su momento momento de apogeo durante las primeras décadas del siglo XX. Algunas de estas baldosas perviven todavía en zaguanes e interiores de casas santiaguinas de fachada continua así como en otros tipos de edfficaciones, de bares a ferreterías, de iglesias a peluquerías. El Hospital Salvador, ubicado en la comuna de Providencia, es un caso emblemático.
No sólo promovían una mayor sanitización del espacio por ser más higiénicas y más fáciles de limpiar que la madera sino que también también servían como un sofisticado sistema de señalización de salas que orientaba a las y los pacientes a través de los vibrantes rojos y grises, diseños y letras que coronaban sus superficies.
En la era del linóleo y el parquet falso, estas baldosas resisten como pequeños objetos de arte que nos recuerdan que hubo tiempos en donde las cosas se hacían a otro ritmo. 1 UEBE Baldosas hidráulicas Hospital Salvador, Santiago de Chile. Fotografía que forma parte del proyecto «Baldosas de Santiago» (20142, rnfl. coi y Jrorr Lrstein Loreto Casanueva es profesora asistente de Literatura y Arte U. Finis Terrae, y Dra. en Filosofía, mención Estética y leona del Arte de la U. de Chile.
Es fundadora y editora del Centro de Estudios de Cosas Lindas e Inútiles (CECLI), plataforma dedicada a la investigación y difusión de la cultura material. 4: ---. Johannes Vermeer. «Allegory of the Catholic Faith», o opoiitan Mosoum of Art, Nuova York 37.