Autor: Francisco Medina Krause
Cada día más solos
o]Columnae acuerdo con el último informe de desarrollo humano del PNUD (2024), los índices deconfianza interpersonal y deasociatividad se encuentranensumínimo histórico. Espe-cialmente dramática es la caí-da dela confianza interpersonal, aspecto dondees posible observar una baja de 25 puntos porcentuales entre 2011 y2023. Todo esto coincide conlos datos entregados por la Encuesta Nacional Bicentenario UC (2023), que detectó el mismo fenómeno. En resumen, los chilenos estamos ca-da día más solos, más ence-rrados, y más desconfiados. Por supuesto que este es un problema que afecta inf nitos frentes de la vida cotidiana, dado que todas nues-tras decisiones e interaccio-nes sociales se basan, en últi mainstancia, en la confianza. Dicho de otra forma, la des-confianza, la sospecha, el te mor y la incredulidad son sentimientos que deterioran nuestra salud mental y nuestras relaciones jurídicas, eco por nómicas y laborales, nombrar unos pocos ejemplos. Para qué hablar de la desconfianza irradiada hacia lasinstituciones políticas, que socava su legitimidad y, por consiguiente, el Estado de derecho. Pero de todas estas crisis, poco se habla de cómo la baja asociatividad, producida por la desconfianza generalizada, perjudica nuestras libertades al tiempo que hace necesaria mayor presencia estatal. Tanto la colaboración públicoprivada, como el principio de subsidiariedad suponen una sociedad civil vigorosa, activa, dispuesta a trabajar en pos del bien común y ávida de asumir desafíos públicos. Sin embargo, es un hecho que mientras menos nos asocia-mos más nos llenamos de leyes, reglamentos, agencias estatales y de burócratas que redupaulatinamente van ciendo nuestra esfera de libertad.
Así, no parece azaroso que la actual debilidad de nuestros sindicatos, iglesias, fundaciones, mutualidades y juntas de vecinos coincida con un Estado que concentra más funciones que nunca, y con una legislación que prevende regular hasta los aspecos más nimios de la vida social, eincluso privada. Es precisamente el retiro de la ciudadanía hacia sus asuntos particulares, su desafectación y desinterés por lo público lo que provoca que la autoridad política extienda sus dominios y su poder de manera vertiginosa. Nada de esto se trata de defender eslóganes vacíos como “las ideas de la libertad” ni de promover sistemas quedesarraigan al individuo desus vínculos de dependencia.
Antes bien, lo que buscamos es enfatizar la relevancia de la acción colectiva para acometer tareas de índole público, porque estamos convencidos de que sólo de esa forma es posible alcanzar “la mayor realización espiritual y material posible de todos y cada uno”, y de resguardar nuestras libertades frente al poderestatal.
Tal como dijo Alexis de Tocqueville en su célebre obra La democracia en América, “los sentimientos y las ideas no serenuevan, el corazón no se engrandece, ni el espíritu humano se desarrolla, sino porla acción recíproca de unos hombres sobre.
En los pueblos democráticos, la ciencia de la asociaciónes la fundamental; el progreso de todas las demás depende del suyo”. *profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Católica del Maule y de la Universidad de los Andes. de Polis, el 0! Universidad de los Andes. ¡Constit dela.