Fernanda Azócar Rodríguez
Fernanda Azócar Rodríguez El pasado 3 de julio, la directora regional de INDAP Ñuble, Fernanda Azócar Rodríguez, cumplió un año desde que la administración de Gabriel Boric la seleccionó para el cargo en un concurso de Alta Dirección Pública. La socióloga ha dedicado su carrera a comprender y fomentar diversas áreas vinculadas al mundo rural, desde la gestión de riesgo de desastres hasta la puesta en valor de la sabiduría popular campesina. Es fundamental incluir a mujeres y jóvenes en toda la cadena agroalimentaria y de comercialización. Su participación es clave para impulsar la innovación, asegurar la sostenibilidad y fortalecer nuestras comunidades rurales. Que se pueda vivir y trabajar en el campo, es mi principal anhelo y creo que desde INDAP podemos lograrlo" Cómo recuerda su ingreso a la institución? Literalmente tormentosa, llegué con el sistema frontal. Me econtré con un equipo muy comprometido y nuestra primera reunión fue en un invernadero en Ñiquén, acompañando a un agricultor sumamente afectado por la salida del estero Perquilauquén.
El primer compromiso fue acompañar la reactivación de su sistema productivo y así lo hicimos: las acciones se concentraron en la entrega de ayudas tempranas y fuimos la primera región de Chile en priorizar la alimentación animal en rubros con mayor participación de mujeres, como la avicultura, quienes solían quedar al final de la priorización por ser ganadería menor. Durante 2023 llegamos a 2.067 usuarios afectados con las inundaciones con 3.911 millones de pesos. Podríamos decir que su primera impresión de la ruralidad de Ñuble fue de alto impacto? Me ha impactado profundamente la resiliencia de la familia campesina de Ñuble.
Ante cualquier adversidad, siempre demuestran un afán y una fuerza inquebrantables para salir adelante, de manera colectiva y familiar, ¡y lo logran! Este espíritu es un reflejo del valioso patrimonio cultural y la identidad de nuestra región. Desde INDAP, nos hacemos cargo de esta dimensión para transitar hacia una agricultura más sostenible y resiliente. Para cumplir con esta misión, contamos con una serie de instrumentos que apoyan a los agricultores. Algunos de estos instrumentos son muy conocidos, como el Programa de Desarrollo Local (Prodesol) y el Servicio de Asesoría Técnica (SAT). También tenemos una amplia gama de herramientas enfocadas en la comercialización y la asociatividad. Estas herramientas permiten abrir nuevos mercados para los productos campesinos, como ya lo hemos logrado con los vinos del valle del Itata y las castañas de El Carmen de exportación. Usted es una autoridad mujer y joven, ¿cómo vincula eso con la gestión institucional? En un sector tradicionalmente masculinizado y con una crisis de envejecimiento, mi mirada aporta nuevas perspectivas a la gestión institucional. En INDAP, estamos comprometidos con la inclusión de mujeres y jóvenes en todos los niveles de la cadena agroalimentaria, ya que su participación es vital para la innovación y la sostenibilidad. Hemos decidido abrir nuevas unidades operativas en asesorías e inversiones en rubros con mayor participación de mujeres, como flores, artesanía y agroelaborados, por solo mencionar algunos. Y los jóvenes cómo entran en la gestión institucional? En jóvenes la situación es similar. Hoy existen mil jóvenes usuarios INDAP Ñuble, donde hemos logrado en un año que el 80% esté con algún tipo de asesoría e inversiones.
Hoy aumentamos el rango etario de jóvenes rurales hasta 40 años y estamos reactivando la mesa regional y territorial de jóvenes rurales, además de construir la política nacional de juventudes rurales, en alianza con Injuv y la Fundación para la Superación de la Pobreza. ¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la región? Tenemos la oportunidad de cambiar la percepción sobre la ruralidad. Me duele ver cómo se asocia la pobreza con lo rural, como si hubiera esconderlo. ¡Y no! Para hablar de desarrollo regional y urbano, debemos incluir la ruralidad y el mundo campesino. Me motiva generar una tienda mundo rural y circuitos cortos de comercialización, donde la agricultura familiar campesina esté presente en la mesa y la despensa de las familias de Chile..