Autor: POR JOAQUÍN FERMANDOIS
La guerra de 130 años. A propósito del conflicto de Gaza
La guerra de 130 años.
A propósito del conflicto de Gaza POR JOAQUÍN FERMANDOIS En este artículo publicado en Humanitas n° 106, el historiador Joaquín Fermandois profesor titular de la Universidad San Sebastián, profesor emérito de la Pontifica Universidad Católica de Chile y presidente de la Academia Chilena de la Historia= analiza los componentes ideológicos, geopolíticos y el origen milenario de lo que ocurre en Gaza.
Así, da cuenta de las transformaciones y alianzas que se han dado a lo largo del desarrollo del conflicto que no cede. ¿Es posible la paz? ¿ Quién posee la llave maestra? ¿ Qué implicancias tiene para el cristianismo en la región? Son algunas de las preguntas que busca responder. Compartimos a continuación la primera parte; el texto completo se encuentra disponible en www.humanitas.cl. El ataque del 7 de octubre pasado en la frontera entre Gaza e Israel ha dado vueltas el tablero político y es= tratégico de la región. Por un momento, que se puede prolongar, ha desviado la atención de otro hecho no menos significativo, la guerra de Ucrania, consecuencia del ataque ruso del 24 de febrero de 2022.
Como todo se relaciona con todo, la guerra puso a prueba a los siste= mas políticos democráticos en el tema de la tolerancia, surgida de su componente liberal, aunque este no es su único corazón; lo mismo al proceso de acercamiento entre Israel y los países árabes, en especial los del Golfo y Arabia Saudita.
Trajo un respiro a la causa palestina a costa de un tremendo sacrificio de su propia población en Gaza, la que ahora experimenta una sensación, no exacta pero real, de aniquilación, de ajuste de cuentas hasta ahora de casi 30 palestinos muertos por cada israelí asesinado el 7 de octubre; como también de una herida cruel, cuasi-genocida, hacia Israel, que le vertió más parafina al fuego, un incendio quizás inextinguible en generaciones. También, junto a tantos otros excesos retóricos, lo específico del concepto de "genocidio" ha ido perdiendo especificidad.
El sionismo, último nacionalismo del siglo XIX La confrontación contemporánea entre árabes y judíos es producto de la modernidad, aunque tiene una larga tradición en elementos de las civilizaciones monoteístas y sus respectivas expresiones en soberanías políticas o estados. Así, su última fuente proviene de una historia milenaria. Como casi todo el poblamiento humano, ni árabes ni judíos son originarios de la zona. La diáspora judía comenzó el siglo 1 DC; y los árabes, impulsados por la nueva creencia universalista y monoteísta que implica derivaciones judías y cristianas, se asentaron en la región desde el siglo VII DC. La antigua discriminación contra los judíos, posiblemente de origen cristiano, se transmutó en una ideología moderna, el antisemitismo.
Es probable que dentro del proceso de secularización, las supersticiones que acompañaban alas grandes religiones, ahora en un ambiente secularizado, se transformaron en prejuicios colectivos e incluso organizados, verbalizados como recursos de salvación social o cultural, que incitaban a luchar y odiar a un presunto enemigo, supuestamente poderoso y subrepticio, es decir, los judíos. En este sentido, el HUMANITAS antisemitismo pertenece plenamente al mundo mental de las ideologías modernas, distintas del antiguo prejuicio antijudío. Ello a su vez atemorizó, agit y, al final, movilizó al mundo judío, escindido entre dos sentimientos contrapuestos.
Por una parte, aprovechando la emancipación judía, se insistió en la integración y hasta mimetización en la moderna sociedad europea y norteamericana, incluso a veces convirtiéndose al cristianismo como gesto social (ello se inició ya a fines del siglo XVIII), o al patriotismo o nacionalismo según el caso.
Por otro lado, hubo una tendencia al retorno a una tradición pura, fundamentalista diríamos hoy día, convirtiendo la nostalgia por la Tierra Prometida, como gesto ritual, en un programa de construcción de un hogar judío no sin rasgos utópicos, y finalmente, con carácter político, es decir, el establecimiento de un Estado, al menos como algunos de ellos lo ansiaban. Este fue el sionismo, que como en tantos casos, tiene muchas variedades.
Con la ayuda de comunidades judías adineradas en Europa y Estados Unidos, y con abnegación, se inició la emigración a Palestina en la década de 1890 con la llegada de los primeros colonos sionistas, quienes comenzaron a comprar tierras y a presionar por cada vez más. Vino la obvia respuesta de la población árabe, con violencia intermitente.
De ahí que se puede hablar, no sin sentido figurado, de una "guerra de 130 años". Ya antes de la Segunda Guerra Mundial, el mundo judío y el sionista, que entonces no eran lo mismo, mostraban una amplia gama de posiciones, reflejando en cierta manera las persuasiones políticas del siglo XX, en cuyo caso eran más acusadas. más acusadas.
Génesis y evolución de Israel, reacción del mundo árabe A partir del derrumbe del domino turco en Palestina en 1917, estalló con todo su furor el conflicto entre los colonos judíos y la mayoría de la población árabe de la zona.
Ello fue contemporáneo de la Declaración Balfour, del secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, que se comprometió a apoyar un "hogar nacional" para los judíos en Palestina, agregando que se haría sin dañar los "intereses de la población árabe". Muy pronto, el mundo árabe comenzó también a galvanizarse en torno a la causa de los árabes en Palestina, arrastrando a los gobiernos árabes, ya sea independientes o alas autoridades árabes insertas bajo la hegemonía franco-británica, según el caso. Asociamos comúnmente el conflicto árabe-israelí al nacionalismo árabe y al fundamentalismo islámico. En los hechos, ambos precedieron o fueron paralelos al nacimiento y desarrollo de la pugna judío-palestina. El nacionalismo árabe posee sus gérmenes en torno al 1900, como parte dela adquisición de un lenguaje político moderno, surgido de la civilización universal. También era parte del proceso de descolonización, primero contra el imperio turco y luego contra la hegemonía o, según el caso, dominio colonial europeo. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto, el conflicto entre las comunidades judías y árabes se intensificó virtualmente, tanto entre ellas como con. La guerra de 130 años. A propósito del conflicto de Gaza Palestinos pasan por casas destruidas en medio del conflicto en curso entre Israel. y Hamás. Campo de refugiados de Jabáalia, norte de la Franja de Gaza, 22 de febrero de 2024. O Reuters-Mahmoudisá los ingleses. En la resolución de las Naciones Unidas de noviembre de 1947 se llevó a cabo la partición de Palestina en una zona árabe y otra judía, inicialmente apoyada incluso por la Unión Soviética. Los ingleses, hartos de la situación ingobernable, aunque presionados por tendencias pro-árabes y pro-judías dentro de Gran Bretaña, anunciaron su retiro para el 15 de mayo de 1948. La noche anterior, el dirigente sionista David Ben Gurion proclamó el Estado de Israel; sin embargo, los países árabes vecinos no lo reconocieron e iniciaron formalmente una guerra, que ya existía informalmente. La superior organización y motivación judía (ahora israelí) resultaron en ganancias territoriales para el nuevo estado cuando se declaró el cese del fuego un año después, en 1949. Este desenlace creó realidades permanentes, ya que las líneas de cese del fuego han sido las internacionalmente reconocidas hasta el día de hoy para el Estado de Israel.
Los países árabes quedaron comprometidos en la negativa a aceptar la legitimidad de la existencia de Israel (previo al conflicto, lo que más ofreció uno de ellos, Jordania, fue ser protector de la comunidad judía). La población árabe, ahora unánimemente llamada palestina, no tenía autoridades políticamente reconocidas por nadie; el establecimiento de estas autoridades, incluso como un gobierno en el exilio, podría haber facilitado al menos ser una contraparte del gobierno israelí. Esta situación garantizaba la disposición anímica hacia el belicismo. Salvo algunos momentos precarios, no se ha escapado de esa realidad.
Ello se intensificaría a partir de 1952, cuan do germina un nuevo tipo de nacionalismo árabe vinculado a un nombre, Gamal Abdel Nasser, uno de los símbolos de los sistemas autoritarios modernos (junto a Atatirk, Chiang Kai-Shek y Francisco Franco) y el Chiang Kai-Shek y Francisco Franco) y el "Conflictos etnoreligiosos-nacionales han plagado a la era moderna.
Lo que singulariza al caso árabeisraelí es que resume ese tipo de confrontaciones en la era en que las confesiones caen en la tentación fundamentalista, contradiciendo todas las profecías modernas sobre la secularización, al menos en aquello del fin de la religión (... )". único líder árabe de este formato que aún es reverenciado en la memoria, aunque también detestado por el fundamentalismo redivivo.
Nasser ayudó a colocar el tema de Israel, desde la negativa a aceptar su existencia hasta el derecho al retorno de los palestinos expulsados de sus hogares por temor o presión, como parte de una orientación tercermundista.
Fue el primero de estos líderes en aliarse estratégicamente con la líderes en aliarse estratégicamente con la Unión Soviética, aunque su modelo político y social, el llamado socialismo árabe, era apenas distinguible de tantos otros sistemas autoritarios modernos. Manteniendo una beligerancia retórica con Washington, no rompió con el mundo occidental.
Al situar parcialmente el conflicto ahora árabe-israelí en el contexto de la Guerra Fría, a pesar de que su lógica más íntima escapa a ella, acentuó el carácter occidental del nuevo estado, que para sus precursores originales como Theodor Herzl era parte de un proceso emancipatorio. Junto al desarrollo económico yal protagonismo militar, esto lo colocó en un establishment global.
Paradojas de la transformación de Israel y del judaísmo Las sucesivas victorias en las guerras de 1956, especialmente la de 1967 cuando Israel ocupó, entre otros territorios, el Margen Occidental y despertó los apetitos de un sionismo irredentista, y la de un resultado más o menos ambiguo de 1973, fueron paralelas al brotar de agrupaciones palestinas combativas cuyas acciones a menudo no eran más que simple terrorismo antioccidental, además de antiisraelí, siendo un germen de esa autoridad.
Desde finales de la década de 1970, la transformación política en Israel llevó al predominio de la tendencia expan= sionista sobre los territorios ocupados en 1967, especialmente el Margen Occidental, mediante el traslado de nuevos colonos, grupos generalmente motivados por razones tanto nacionalistas como de ortodoxia religiosa, creando un grupo de interés que hace aún más ardua la posibilidad de paz estratégica. También hubo escasos asomos de guerra tradicional entre estados, predominó el tipo de guerra informal con guerrillas y terrorismo, enfrentados a duras represalias israelíes. En la posición internacional del Estado de Israel influye otro factor.
Se notará que, en algunos sentidos, la reacción antisraelí, también antijudía en fronteras difíciles de definir, esla continuación del antiguo y medio desvaído tercermundismo, una entelequia también difícil de definir (hoy se la llama "sur global"). En un primer momento, parte de la izquierda en todo el mundo simpatizaba con el proyecto sionista debido a sus raíces en un colectivismo igualitario y porque el antisemitismo era visto -que entonces principalmente lo era como un sentimiento de una extrema derecha nacionalista. Alo largo del siglo XX, la historia del mundo judío tomó un nuevo rumbo.
De haber sido siempre minorías discriminadas o hasta perseguidas (bajo el nazismo fueron víctimas de un proyecto casi realizado de exterminio industrial), con su inmigración masiva a Europa occidental, en la medida que sobrevivieron a Hitler, y sobre todo a las democracias desarrolladas y anglosajonas, terminaron por formar parte de lo que se podría llamar un establishment global.
Y por lo mismo, Israel es parte de las democracias desarrolladas y, a pesar de su pequeñez y fragilidad estratégica, es también una economía muy avanzada, líder en la vanguardia científica y, sobre todo, una potencia nuclear. Por ello, atrae las críticas de la izquierda radical y de sectores afines, aunque sean más moderados.
El tercermundismo como sentimiento puede considerarse una entelequia, pero de alguna manera existe y a veces asume un carácter antisionista que, desde el punto de vista de los israelíes, comprensiblemente, es equiparado al antisemitismo, esta vez desde la izquierda.
Todo esto ha sido paralelo al desplazamiento de la política interna israelí hacia una derecha nacionalista en múltiples facetas, sin que desaparezca del todo la antigua izquierda socialdemócrata, pero ya sin rastros del ideal colectivista e igualitario.
Además, ha existido una alianza de facto entre este sentimiento archinacionalista y el fortalecimiento de una derecha nacionalista en Estados Unidos (en términos políticos estadounidenses, un nuevo conservadurismo de tipo identitario, una reacción espejo a la política identitaria de la nueva izquierda). En parte, esto le dio ímpetu al carácter del estado israelí, que es una democracia y un Estado de derecho (aunque no en los territorios ocupados) y, a la vez, un estado guerrero, en parte por necesidad y en parte por vocación.
Para un país cuya génesis se encuentra en la experiencia del Holocausto, donde su pueblo fue víctima del peor crimen, esto le otorgó un halo moral sobre el que se levantó la simpatía bastante universal en sus primeras fases.
Es inevitable que ese manto inmaterial se haya manchado un tanto en la experiencia histórica de estos 75 años, como podría suceder con cualquier otro estado, y situaciones como el conflicto de Gaza exacerban esta evolución. (... )* * Continúe leyendo enwww.humanitas.cl. * Continúe leyendo enwww.humanitas.cl. Veintiséis años sirviendo al encuentro de la fe y la cultura www.humanitas.cl www.humanitas.cl.