PLANETA DE SIMIOS
PLANETA DE SIMIOS EN PLENA CIUDAD PUEDE APRENDER, VIÉNDOLOS EN DIRECTO, SOBRE CAPUCHINOS, ARAÑA, ARDILLA, PAPIÓN O AULLADOR, ALGUNAS DE LAS ESPECIES DE MONO QUE ACOGEN Y REHABILITAN EN EL CENTRO DE PRIMATES DE PEÑAFLOR, QUE AHORA HACE VISITAS GUIADAS. POR Marcela Saavedra Araya.
N o imaginé que los monos ardilla o saimiri fueran tan pequeños y delicados hasta que vi las diminutas orejas cubiertas de pelo blanco de Hernancito, el ejemplar que está al comienzo de la compleja infraestructura de jaulas y puentes colgantes que tiene el Centro de Primates Peñaflor. "Hernancito está ahí por loco, mal portado. Aunque suena curioso, cada mono tiene su propia personalidad: hay individuos más solitarios y otros más sociables... Hernancito, por ejemplo, es malhumorado y se pelea con los otros saimiri. Por eso, decidimos mantenerlo solo, como más le gusta", explicó Carolina Farías, veterinaria de este arbolado hábitat que acoge, actualmente, a 140 monos. Para aclarar un poco las cosas, lo que hay aquí es el único centro en su tipo en Sudamérica, porque recibe a diferentes especies de mono.
Un hito que recientemente comenzó a hacer paseos guiados para que las personas conozcan más sobre los primates y que además cuenta con un museo: el del Tráfico de Primares, inaugurado por la mismísima Jane Goodall. Cuando llegamos, Carolina de inmediato nos guió hacia una puerta hecha de palos y reja de malla (como de gallinero): el acceso a este real planeta de los simios. Una zona llena de pasillos y jaulas de varios niveles, construído a la densa sombra de árboles nativos.
En cada lugar, uno veía monos jugando en columpios, cuerdas, con ramitas y hasta peluches, y de vez en cuando estirándose para agarrar alguna ciruela o un pedazo de betarraga de su comedero. "Estos dos suelen andar juntos por todos lados. Son amigos", dijo Carolina.
Se refería a dos monos araña --pelaje negro, extremidades larguísimas-que parecían hacer una coreografía: saltaban de la reja a un columpio, del columpio a una cuerda... Muchos de estos animales tienen historia, y Carolina nos la contaba. "Estos son los papiones que rescatamos del circo Los Tachuelas. Cuando llegaron, estaban llenos de enfermedades y pesaban una miseria pues los tenían amarrados en una jaula enana y solo les daban zanahorias. Estaban completamente desnutridos". Se trata de los comúnmente llamados "poto colorado". "No los mires a los ojos. Son muy agresivos", advirtió la veterninaria. Muy distintos al mono capuchino que encontramos más adelante: cuando vio a Carolina, lanzó una serie de grititos. "Él se llama Betún y le gusta jugar con mis manos. Nos conocemos hace mucho tiempo y tenemos un lazo especial, muy fuerte. Los monos generan ese tipo de conexiones", dijo, mientras acariciaba el brazo peludo que se asomaba por la reja. Hace 30 años que nació este proyecto para rehabilitar monos traficados. Fue iniciativa de Elba Muñoz, matrona, casada con un médico, que en 1994 vivía una vida tranquila y cómoda con sus cuatro hijos, y muchas mascotas en Peñaflor. Entonces, llegó un hombre a ofrecerles una cría de mono barrigudo que tenía a la venta. Se trata de una de las especies más delicadas de primates. "El mono era bebé y estaba muy asustado. Apenas lo tomé, él se enredó en mi pelo y desde entonces no se despegó más. Quería una mamá y despertó mi instinto maternal. Lo llamé Cristóbal, como siempre había soñado ponerle al quinto hijo que no tuve", dice Elba hoy.
Ese encuentro la llevó a interesarse en la situación de otros animales que caían en manos de traficantes, que generalmente matan a la madre para vender las crías. "En Chile, detrás de cualquier mono hay una historia de tragedia", agrega. Elba comenzó a recorrer en ese momento proyectos de conservación en selvas de Costa Rica, Guatemala, Perú y Brasil. Quería aprender, saber cómo mantenerlos y recuperarlos. Lo que era un esfuerzo particular se convirtió en un dato que corría entre las personas, que le llevaban ejemplares. Hasta el SAG empezó a llegar con animales, porque sabían de su preparación. "En un momento llegué a tener 70 monos en mi casa y ahí mi marido compró este terreno.
Conseguimos los permisos y empezamos con el centro", dice ella, que lo financia del bolsillo familiar, con apoyo de padrinos y a través de lo que recauda ahora con las visitas guiadas. "Sé que si no estuviera esto, todos estos monos estarían muertos: son muy delicados. Demuestran emociones, como solidaridad, o vergüenza, y están tan necesitados.
Con las visitas queremos mostrar los efectos del tráfico ilegal y cómo los debidos cuidados pueden devolverle la vida a un mono". D MÁS INFORMACIÓN: CentroDePrimates. com; en Instagram: @centrodeprimates Para visitas, agende en la web. Ojo que son pocos cupos y el centro solo hace guiaturas los fines de semana. DIARIO DE VIAJES Mantiene a 140 residentes. ELBA MUÑO Z Hay monos capuchino, araña, papión... ELBA MUÑO Z Cada ejemplar tiene una historia. ELBA MUÑO Z Lleva 30 años operando. ELBA MUÑO Z CRIS TIÁN ALF AR O.