Refugio de navegantes
Refugio de navegantes R ecorrieron durante un año Chiloé en busca de un lugar donde instalarse; fueron por tierra y también navegando, hasta que llegaron a la isla de Tranqui, la quinta más grande del archipiélago, ubicada frente a Queilen, una zona en el que se concentra un bosque nativo intenso y que les resultó fascinante como punto desde donde seguir explorando el sur de Chile.
Miguel Santelices y Magdalena Ceppi, junto con su amigo Daniel Valenzuela, habían descubierto poco antes un terreno en Pureo en la isla Grande, a 15 minutos en lancha, y decidieron desarrollar entre los dos destinos un proyecto de conservación, involucrando a los habitantes del sector.
Lo primero fue armar embarcaderos que no solo les sirvieran a ellos para acceder con su velero, sino también para uso de la comunidad local; además, crearon un sistema de más de 7 km de senderos delimitados por los tradicionales cercos chilotes, con un cuidado particular por no interferir el entorno de arrayanes, tepus, lumas, canelos, lingues, avellanos y coigües.
En medio de estos parques, en los que trazaron caminos y armaron miradores y rincones de estar para disfrutar del "Chiloé profundo", según un plan de conservación definieron una serie de sitios para invitar a familiares y amigos a participar de su proyecto. "Todo nace por nuestra pasión por la navegación, el amor por la naturaleza y un compromiso por cuidarla", cuenta Miguel. Refugio de navegantes El amor por la vela y la naturaleza fue el punto de partida de este proyecto en Chiloé, que pone énfasis en la conservación y el valor de la tradición local.
Repartido entre Pureo y la isla de Tranqui, en el sureste del archipiélago, contempla un parque natural con senderos, miradores, embarcaderos y una casa de visitas; y dos nuevas construcciones que buscan generar el menor impacto en el lugar junto con el máximo cuidado y contemplación del paisaje. Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Rodrigo Barrionuevo. El proyecto conjuga la tecnología con la tradición chilota. Los asientos tienen ancho de cama y espacio para guardar. En el muro se luce un timón antiguo. La isla de Tranqui destaca por su vegetación nativa casi intacta, por esto el proyecto busca mimetizarse con el paisaje y estar dentro de la naturaleza. ARQUITECTURA. Refugio de navegantes En Pureo, arreglaron una casa existente y Magdalena Ceppi la ambienté con muebles y artesanía locales. JI, -------. ,. t á! 1 Sillas, mesas, cercos y terrazas fueron fabricados por carpinteros carpinteros del lugar, con madera de luma y arrayán. Levantada en paneles Sip, la casa diseñada diseñada por Ximena Santelices se revistió en el lugar con tejuela de alerce.
EH La llegada a Tranqui recibe con este embarcadero que invita al descanso: “Lejos de todo, cerca de ti” La arquitecta Ximena Santelices estuvo a cargo del diseño de dos construcciones iniciales: iniciales: el quincho, pensado como un “refugio de navegantes” junto al muelle en la costa de Pureo; Pureo; y la casa familiar en Tranqui, que incluye un sauna y hot tub.
La prioridad era que carpinteros carpinteros locales construyeran estos volúmenes; volúmenes; pero con la limitante de tener que transportar transportar los materiales por barcaza y generar el menor impacto en el terreno, se eligió hacer todo con un sistema modular.
Para esto, el proyecto se mandó a dimensionar en paneles Sip y vigas laminadas a Tecno Panel, viajó en camión desde Santiago y, aquí, los maestros lo levantaron en el sitio sobre pilotes de ciprés de las Guaitecas. Como terminación, revistieron revistieron las fachadas en tejuela de alerce certificada, certificada, y los muros interiores, en maNo. La idea era dar trabajo e involucrar a la gente del lugar, que son expertos carpinteros. carpinteros. Ellos también hicieron todos los mueVD.
Refugio de navegantes bles con maderas nativas, que los diseñamos muy funcionales y como parte de la arquitectura cuenta la profesional (@xst_arquitectura). La casa es una planta rectangular de 120 m 2, con chiflonera, tres dormitorios y un gran espacio integrado de estar, cocina y comedor que se abre al mar con una fachada vidriada de 3,6 metros de alto; un diseño muy similar al del quincho.
Las dos construcciones, también una tercera que está ubicada en Pureo y que recuperaron como casa de visitas, fueron decoradas por Magdalena Ceppi, aprovechando las artesanías en lana, madera y cestería chilotas, con un toque muy acogedor y cálido, pero sobre todo, poniendo al paisaje como el verdadero protagonista.
No hemos tocado ni un árbol dice Miguel, quien llegó acá hace seis años, motivado por su afición a la vela. "En el quincho tenemos las cartas de navegación, desde ahí organizamos las expediciones y paseos, y como está frente a un corredor marítimo, pasan barquitos todo el tiempo". Los viajes en lancha hacia pueblos cercanos son panoramas imperdibles, así como el avistamiento de aves y las caminatas por la isla, para las que trazaron distintos recorridos que abarcan la variedad de paisajes, desde bosques densos, playas, claros, quebradas y miradores; todo con el propósito de vivir la naturaleza y al mismo tiempo cuidar este rincón único y valioso (patagon-experience. com). En el quincho hay un comedor y parrilla tipo fogón; ver pasar los veleros y botes es parte del panorama. Esta terraza se ubica encima del sauna, como un balcón privado para ver el mar. Con el mismo sistema de paneles de la casa, el quincho se posa sobre pilotes de ciprés. El embarcadero es de uso comunitario. Con el fin de conservar e integrar, todo se hizo al modo de la isla; los senderos cuentan con los tradicionales cercos chilotes trenzados..