El trompo, el emboque y el volantín se resisten a morir
Patricio Moraga Vallejos Si bien la competencia con aparatos electrónicos y virtuales resulta desigual, estos juegos típicos chilenos buscan abrirse un espacio en medio de la celebración de Fiestas Patrias Alca. Comienza septiembre, el mes de la Patria, del “18”, de triunfos y derrotas, el de las tradiciones y de largas jornadas de celebración y ocio. Es el mes donde el trompo, el emboque y el volantín renacen como el ave fénix, luego de pasar relegados u olvidados en un viejo cajón durante un largo periodo. Son tres juegos típicos chilenos que no han muerto, que sobreviven en medio de la tecnología, la virtualidad y la inteligencia artificial y que con motivo de los festejos de Fiestas Patrias, reclaman singular protagonismo. En el Mercado Provisorio de Talca -donde está la gran mayoría de los locatarios que salieron del Mercado Centralse puede encontrar al trompo y el emboque, entre otros tantos objetos de artesanía en madera. Los hay de distinto tamaño y también por cierto, precios.
En tanto, al volantín se le halla preferentemente en la Alameda, cerca del Estadio Fiscal, y también en la esquina de 18 Oriente con 2 Norte, frente al Gimnasio Regional, especialmente cuando se acerca el fin de semana. También hay de distintos precios y versiones, pues el clásico volantín, a su vez compite con el cometa de plástico e importado.
La pura supervivencia del trompo, el emboque y el volantín ante el vertiginoso avance de la modernidad y la casi omnipresencia del teléfono celular y las redes sociales, ya es meritoria y motivo de orgullo en el mes de la Patria. Hoy en Chile hay más de 33 millones de aparatos celulares, muchos más teléfonos que habitantes. El 58% de los niños y jóvenes obtiene su primer celular antes de los 10 años, accediendo a telefonía, internet, conexiones inalámbricas, videojuegos y cámaras de fotos y videos, entre otros servicios y pasatiempos. Así las cosas, claro que la competencia resulta difícil para el trompo, el emboque y el volantín, pero Otros juegos La lista de juegos tradicionales o típicos es larga. Algunos demandan espacios libres para su desarrollo, otros en tanto se pueden practicar al interior de los hogares.
Algunos de los más populares son tirar la cuerda, el palo ensebado, la rayuela, el luche, la gallina ciega, la carrera de sacos, pillar el chancho o la gallina, carrera en tres pies, el escondite y la carrera de la cuchara y el huevo. También está el saltar la cuerda, corre el anillo y las bolitas. hay quienes persisten en mantener vivas estas tradiciones, aunque solo sea un mes al año. Sonia Miranda lleva 50 años como comerciante del Mercado. Su local es el 53, está ubicado cerca de la entrada por la 5 Oriente. Tiene a la venta varios artículos relacionados con el “18”. Entre ellos, sobresalen los trompos y emboques, cuyos precios van desde los 2 mil 800 y 3 mil 800 pesos. De ello depende el tamaño. Comenta que los más grandes los hace su hermano que es artesano en madera y también locatario del Mercado.
“Se venden” dice con entusiasmo, agregando que “hay que ponerlos a la vista de la gente y los compran, los niños se entusiasman”. Otro local donde se ofrecen trompos y emboques en el Mercado es el 62, “Mi ángel azul”, de Iris Gutiérrez. También tiene varios artículos dieciocheros, incluyendo trajes de huaso y sombreros. Los trompos y emboques a la venta van desde los 2 mil hasta los 5 mil pesos, dependiendo del tamaño. “Son los pocos juegos típicos que van quedando y la gente los compra mucho. Son precios accesibles al público, se venden harto”, señala, extendiendo la invitación a visitar el Mercado Provisorio. El trompo Pese a la popularidad del trompo, de todos modos es probable que alguien no lo conozca. Tiene forma de pera invertida, con una púa de fierro (o clavo) en la punta, sobre la cual debe girar tras ser lanzado. El origen del trompo es difuso y antiguo. Según el investigador y folclorólogo Oreste Plath, ya aparece mencionado en los escritos de Virgilio en su obra Eneida. Incluso -dicenen las ruinas de Pompeya y Troya se encontraron restos de trompos. Eso sí, con el tiempo, el diseño del trompo ha variado.
A los cónicos iniciales se sumaron más tarde los “taInstrucciones para jugar Ante la posibilidad de que algún extranjero o los mismos centennials lean esta nota y no sepan cómo se juega al trompo, el emboque y el volantín, aquí van las instrucciones para practicar y no morir en el intento. Para comenzar, los tres son juegos se pueden desarrollar en solitario o bien con amigos, e incluso, en sanas competencias. En el caso del trompo, desde el extremo contrario a la punta, se enrolla un cordel o lienza que servirá para arrojarlo al suelo. El objetivo es tratar de que el trompo permanezca girando el mayor tiempo posible.
También se puede jugar a la “troya”, que consiste en sacar de un círculo que se ha trazado en la tierra las monedas que han sido colocadas dentro, o también a los quiños (carnúos) o golpes contra el trompo de otro jugador, y así dejarlo “fuera de combate”. En tanto, para jugar al emboque debe tomar el madero de manera que la otra parte (la campana) quede colgando. Con el movimiento del brazo, el emboque alcanzará un movimiento oscilante.
Luego tiene que ser lanzado al aire y la idea es que el madero logre entrar al agujero, haciendo “emboque”. Los más entendidos en la materia, dicen que hay distintas formas de embocar: simples, doble, vertical, mariquita, puñalada, purtiña o dominio del revés. Por último, en el caso del volantín, se recomienda hacerse acompañar por alguien para que lo alce mientras le da tirones con el hilo para que el “objeto volador” agarre fuerza y se eleve. A medida que el volantín se va elevando y agarrando altura, le debe ir “dando hilo”, hasta hacerlo encumbrarse en lo más alto. También puede competir con otros volantineros. Se recomienda practicar este juego en espacios abiertos y despejados, especialmente lejos de postes y cableado eléctrico. Debe tener la precaución de que si es una carretilla nueva, es probable que al término de ésta no se encuentre amarrado el hilo y al “darlo todo” se le puede escurrir entre los dedos. Un verdadero ritual es cuando un volantín se va “cortado” y comienza a descender en caída libre. Rápidamente aparecen niños y otros no tan pequeños, a la siga de este verdadero “trofeo de guerra”. guas”, puntiagudos abajo y abiertos en la parte superior. Incluso hay otros que no tienen púa y solo giran en la punta. El emboque En tanto, el emboque es un juguete de dos piezas. Tiene forma de esfera (o campana) con un agujero al centro de su base. De su cuerpo sale un cordón que tiene amarrado en su extremo un madero que debe entrar en el agujero. Según el mismo Oreste Plath, el origen del emboque está relacionado con bolitas, bolos y bochas, y trasciende las fronteras criollas ya que es conocido y utilizado en toda Latinoamérica. Eso sí, el emboque chileno se popularizó en la década del “60.
El volantín Nuevamente Oreste Plath ofrece un viaje al origen del volantín que es más antiguo que el “hilo negro”. Destaca su popularidad en el Oriente y en Europa desde tiempos inmemoriales, siendo introducido en América en el siglo En Chile, este juego despertó una verdadera pasión popular por ese “volador” de dimensión cuadrada, hecho con papel fino y ligero, dos palillos de coligie (uno en arco) y con tirantes de hilo. Con el paso del tiempo, el volantín clásico fue dando origen a diversas versiones: el pavo, el jote, el águila y el infaltable chupete, por nombrar solo algunos. También está la ñecla, de papel de diario, la cucurucha, el chonchón y la cambucha, hechos de cualquier papel y sin palillos. Fabricación y venta Para fabricar estos juegos típicos, se requiere no solo los materiales necesarios, sino que también una cuota grande de paciencia y habilidad. En el caso del volantín, ya muy pocos destinan horas a su propia fabricación. Optan por comprarlo listo para ser encumbrado. De todos modos, para la aventura de fabricar uno “casero” se necesita papel y palillos de volantín que ya cuesta encontrar en el mercado. Y también debe tener un buen pegamento que le dé firmeza a los palillos adheridos al papel. Además, debe considerar la compra de hilo. Eso sí, olvídese de la idea de hacer hilo o envidriado. Es sumamente peligroso y está prohibido y penado por ley. En el caso del trompo y el emboque, generalmente los artesanos utilizan tornos para darle las formas. De preferencia, se usa pino como madera, porque es más económica que otras. Ahora bien, si la venta está mala, los comerciantes no pierden la fe y depositan la esperanza en el “18 chico” de San Clemente que se celebra en octubre.
Y en el peor de los casos, estos juegos quedan para el próximo año, con la eterna promesa de que en los establecimientos educacionales y en los hogares se siga fomentando su práctica en Fiestas Patrias.
Total, saben que es una “mercadería” que no se echa a perder de un año a otro y siempre habrá una oportunidad para jugar al trompo, al emboque o bien para encumbrar en lo más alto un solitario volantín. Y