Autor: Por: Carlos Trujillo
Aumen: A un paso del cincuentenario (10) LA MAREJADA DE AUMEN
Afines del año escolar 1975, o tal vez a comienzos del la poetisa y siguiente, profesora puertomontina Antonieta Rodríguez París nos visita en su condición de Encargada de Cultura de la Seremi de Educación, Décima Región. Una mañana cualquiera llega al Liceo donde se reúne conmigo para conversar sobre la idea que tiene en mente: organizar talleres literarios en todos los colegios básicos y medios de la región. Enterada del trabajo que estábamos realizando, viene a pedir nuestro apoyo y asesoría en este hermoso proyecto educativo. Nos pidió una selección de poemas de nuestros pupilos y pupilas y a las pocas semanas revistas recibimos un gran paquete de mimeografiadas con poemas de nuestros/ as poetas.
Aumen publicado en Puerto Montt por la Secretaría Ministerial de Educación. ¡Un logro inesperado para un trabajo de tan sólo un año! A fines de 1975, o tal vez en 1976 (la memoria se pierde y no hay documentos para precisarlo), Mario Contreras nos invitó a un recital de Chaicura, en Ancud. Varios fuimos para allá, escuchamos, compartimos. conversamos, Como los aumenianos teníamos más recorrido y éramos más críticos, se nos pidió dar algunos consejos y sugerencias. Poco a poco iba ampliándose nuestro campo de llegada. En diciembre, uno de los aumenianos ganó el Primer Concurso Nacional de Poesía Inédita, organizado por el taller de Letras Ariel, de Santiago. En años siguientes obtendrían premios en ese concurso: José María Memet, Jorge Torres, Eduardo Llanos Melussa, y los chilotes Mario Contreras y Rosa Betty Muñoz. Ese hecho nos permitió aparecer en la prensa nacional.
El 10 de enero de 1976, la Revista del Sábado, de Las Últimas Noticias, publica a doble página una nota de Enrique Ramírez Capello titulada “Chilotes en su tierra prometida”. La nota se abre así: “Entre las soledades y las lluvias de Chiloé con el viento que golpea en la geografía agreste y el embrujo mitológico del trauco, la fiura y el millalobo, cruza un viejo bote. O una lancha crujiente, débil. Es viernes. Desde Castro viaja Carlos Alberto Trujillo (25, soltero). Como todas las semanas va a Achao -en la isla de Quinchaopara hacer clases en el colegio de las monjas filipenses. ” Más adelante se lee: “Cárdenas -su hermana Silvia Proselia estudia Servicio Social en la Universidad de Chileadvierte que en la zona hay dificultades para lograr material auxiliar para las clases. Especialmente libros. Y mientras habla, su voz aún juvenil define paisajes, hombres, situaciones. ” Y luego, refiriéndose al trabajo del taller: “Una pedagogía nueva en un medio difícil en su paradójica hermosura. Una vocación irrenunciable en jornadas de ensoñaciones y ternuras y de esperanzas continuas. Carreras paralelas de Trujillo y Cárdenas. Un Chile que se construye sin discursos ni solemnidades: en el silencio provinciano, en la inspiración personal.
” En marzo o abril de 1976 El Correo de Castro y La Cruz del Sur de Ancud, publican una nota titulada “Primera Página” en la que hago un breve recuento de la actividad realizada y el deseo de hacer de Aumen un vínculo para los escritores jóvenes de Chile: “Tal vez no haya escritor ni hombre de letras que alguna vez no se aventuró, directa o indirectamente, también empezaban a aparecer los jovencísimos poetas del taller.
El Taller de Letras Ariel, en el que entre otros integrantes estaba Pedro Mardones --más tarde conocidísimo dentro y fuera del país como Pedro Lemebel--, colaboró generosamente con los poetas chilotes publicando y difundiendo una hoja literaria de Sergio Mansilla y Canto de una oveja del rebaño de Rosabetty Muñoz, en edición mimeografiada. Cada verano algún escritor o escritora pasaba por Castro. Recuerdo que el “Chilote” Martínez Vilches me agendó un encuentro con Braulio Arenas que estaba en la Hostería. Por allí también pasaron Marina Latorre y su esposo, Eduardo Bolt, quienes publicaban la revista Portal; Antonio Cárdenas Tabies, coterráneo nuestro residente en Rancagua, también se dejaba ver por acá. En medio de un invierno aparecieron Isidora Aguirre y Luis Sepúlveda, quien dio un recital de poesía en el liceo mucho antes de empezar su exitosa carrera como novelista. El verano de 1977 vino a visitarnos Pedro Ortiz Navarrete, quien muy pronto ganaría prestigio como José María Memet. En el mes de febrero, publicamos el primer cuadernillo de Ediciones Aumen, una pequeña antología de poemas Renato Cárdenas a., Sergio Mansilla T., Pedro Ortiz N. Y Carlos A. Trujillo, titulada Cuatro Poetas en Chiloé. Raudamente, Aumen ganaba seguidores en la comunidad. Su trabajo formativo y sus actividades públicas habían traspasado el entorno de los colegios y ganaban la atención de castreños y castreñas. La señora Florisa Andrade, esposa del querido profesor y corresponsal de El Mercurio, don Mario Uribe Velásquez, sería la primera adulta en integrarse a nuestras reuniones, ampliando los intereses del grupo hacia la narrativa. En 1977, Ediciones Aumen publicaría su libro de cuentos Un ángel, un Pierrot y una larga espera. En los años siguientes aumentaría el número de adultos asistentes a las reuniones, participando activamente en la conversación y la crítica, lo que significó un gran aporte para los jóvenes escritores.
ATARDECER PREHISTÓRICOAquí en Cucao el aire nos viene del Pacífico y todo está abierto como tus ojos muchacha de alerce Extrañas historias me cuentas de tu tierra mientras los veleros chilotes pasan a chocar con nosotros en el atardecer. Dios cruza los lagos como Pedro por su casa. Caminamos, cae un fósil de un millón de años a nuestros pies y la arena lo sigue cubriendo Anochecea participar en una “nueva” revista literaria.
De antemano se sabe que son pocas las veces que se logra continuar con el segundo número, pero de todas maneras la revista tiene una especie de atracción mágica, distinta al libro que aterroriza tanto al lector como al escritor.
Con la revista se logra conformar una pequeña familia, tal vez algo más frívola que el libro, de todos modos sus páginas se abren a escritores que recién se empiezan a ver en letras de molde, lo que ya hace importante su existencia” Y sigue por un par de párrafos más, que, entre otras cosas, informan que en ese primer año se habían hecho “once publicaciones a mimeógrafo” entre revistas y hojas literarias. Y una nota final que indicaba: “Correspondencia dirigirla a Casilla 251 CASTRO”. La casilla de correos de mi padre.
En abril de 1976, Aumen se gana una página completa de El Correo de Castro y La Cruz del Sur de Ancud: “Taller Literario Aumen: Un Año de Actividades”, acompañada por una fotografía del último recital. La borrosa fotocopia que poseo me permite reconocer a Mirna Alderete, José Muñoz, Carlos Trujillo, María Eugenia Paredes, Sergio Mansilla, Patricio Carvajal, Neddiel Muñoz y Florisa Andrade, en una sala abarrotada de público. Por aquellos días Renato colaboraba o tenía un trabajo a tiempo parcial en La Voz de Chiloé, de modo que este texto, sin ninguna duda, fue escrito por él.
Luego de referirse al inicio del taller, dice: “La idea fue tomando cuerpo a través de las actividades que se iban realizando semanalmente pese a que los augurios de la gente no eran de los mejores, especialmente en cuanto a la estabilidad y la duración del grupo. Afortunadamente sus llevar con entusiasmo integrantes supieron duradero y con responsabilidad sus quehaceres en este nuevo campo que se les abría.
” Un párrafo más adelante entra en el tema de la proyección y los contactos que había ido ganando el incipiente grupo a nivel nacional: “ el Taller Literario Aumen fue entrando en el público no sólo de Castro sino también en medios literarios de Temuco, Valparaíso, Santiago; en las Sociedades de Escritores y Grupos Literarios (Sociedad de Escritores de Chile, Asociación de Escritores de Valparaíso, Taller de Letras Ariel y Grupo Literario Nueva Línea, de la capital). Incluso estas publicaciones han llegado a las Universidades de Madrid y Saragoza, España) y la Pontificia Universidad Católica de Lima (Perú), de donde se han recibido noticias. ” Y ciertamente las publicaciones de Aumen llegaban lejos y del mismo modo empezaban a llegarnos publicaciones de otras latitudes, donde. Renato Cárdenas