Rompiendo estereotipos: dos mujeres al mando de los buses eléctricos
Rompiendo estereotipos: dos mujeres al mando de los buses eléctricos DE 80 CONDUCTORES, 25 SON OPERADORAS FEMENINAS En un rubro históricamente dominado por hombres, Aylén Milla y Karina Godoy, han decidido contar su historia y sus motivaciones para tomar el volante y recorrer la ciudad a bordo de las icónicas maquinas rojas, demostrando que la movilidad, además de sostenible y moderna, también puede ser inclusiva. Actualmente, en la empresa ESERCO quienes tiene a su servicio el transporte regulado entre La Serena y Coquimbo a través de los buses eléctricos, trabajan 25 mujeres y 55 hombres.
Ello equivale a un 31% de participación femenina, un número que se buscará aumentar, según indicó la seremi de Transportes, Alejandra Maureira, considerando que históricamente, la conducción de la locomoción colectiva, ha sido un rubro masculino.
En este contexto, dos mujeres nos contaron su experiencia al volante: se trata de Aylén Milla y Karina Godoy, quienes a diario transitan por las vías de La Serena y Coquimbo llevando a decenas de pasajeros. Más allá de su destreza tras el volante, ambas destacan ser parte de un cambio cultural dentro del transporte público. Aylén Milla, oriunda de Calama y madre de cuatro hijos, va a cumplir seis meses trabajando en los buses eléctricos. "Llegué por una fundación, Juntas Nos Movemos. Ahí nos dieron la posibilidad de sacar la licencia y se nos abrieron las puertas de venir a trabajar a ESERCO", contó. En cuanto a su día a día, señaló que su jornada se desarrolla "igual como todo, con nerviosismo y responsabilidad, porque llevamos personas a cargo. Debemos estar siempre atentas al tránsito.
Hay que levantarse temprano porque a las 5:20 comienza mi turno para estar en el terminal para ir saliendo a las 5:30 en el recorrido hasta las 14:47 que es la mi hora de llegada y termina mi turno y de ahí me reintegro el otro día". Respecto a las dificultades que enfrenta durante su jornada de trabajo, aseguró que el principal, es el propio tránsito, por ejemplo, autos particulares y motocicletas que se cruzan.
Pero recalcó que no todo era malo, "porque uno igual debe tener paciencia, ser empática, cordial con las personas porque hay veces que se suben mal genios algunas personas, como todos aquellos que tienen problemas en sus casas o en el trabajo y lo único que quieren es descansar.
Pero una con una sonrisa igual hace sentir bien al pasajero". Consultada sobre las primeras reacciones de los pasajeros al ver una mujer sentada al volante, relató que "al principio causaba impresión y miedo quizás, porque como dicen `mujer al volante, peligro constante'. Pero hoy en día muchas mujeres se sienten más seguras y también me felicitaban porque decían que ellas no se atreverían a estar en el lugar que estoy yo. Pero hoy en día no, ya se sienten más tranquilos, ya es distinto.
Eso sí, algunos autos particulares como que se asombran, pero la saludan a uno porque como que no es muy normal ver a una mujer en este rubro". "AQUÍ CONOCÍ A MI CIRCULO DE AMIGAS" Por su parte, Karina Godoy, cumplió cuatro meses al volante de las vistosas máquinas eléctricas. "Entramos el 1 de marzo cuando empezó todo el caos del colegio y el trabajo. Entramos así de lleno", contó. "A la empresa llegamos a través del programa Mujeres Sin Fronteras.
Cuando yo postulé a ese programa, de manera `mística' había dicho que quería hacer un recambio en mi vida, `quiero hacer este curso porque quiero independizarme con un furgón escolar por ejemplo, para compatibilizar el trabajo y los hijos'. Y resulta que a los días veo esta convocatoria, postulo y quedo", señaló. "Entre casi 200 mujeres que postularon en ese momento, quedamos 25. Así que hice el curso y veía esta empresa como un paso en realidad. Pensé en que iba a llegar, tomar un poco de experiencia, `quizás voy a estar un tiempo', pensé, pero la verdad que me he enamorado de este trabajo. Me siento cómoda y de hecho no quiero salir de aquí. Estoy tranquila, hago mi trabajo, trato de ponerle un cariño y estoy bien", destacó. Karina afirma que "me hace bien conversar con personas adultas. El que esté en la calle te saluda y que me reconozcan como la conductora del bus, los niños que saludan, me hace sentir bien importante. Me emociona y me gusta mi trabajo.
Yo me levanto todos los días con ganas de venir a trabajar". Eso sí, puntualizó que "el tráfico es un poco estresante de repente, pero yo como mamá igual estoy acostumbrada al tráfico, porque antes de trabajar acá tenía que ir a dejar a mis hijas que estudian en San Juan. Entonces la congestión en El Sauce o en Los Clarines siempre lo he vivido. Es parte del trabajo y no me genera conflictos". Asimismo, aseguró que "gracias al curso y a esta empresa yo conocí a mi círculo de amigas. Tenemos una muy bonita relación, nos juntamos, hacemos actividades, almorzamos.
Estoy agradecida con la oportunidad y con la empresa porque para mí han sido solo cosas buenas". UNA POLÍTICA QUE LLENA DE ORGULLO Para la seremi de Transportes, Alejandra Maureira, el programa de mujeres conductoras "es sin duda una política que nos llena de orgullo, ya que como ministerio estamos siempre fomentando que exista mayor inserción laboral de mujeres en este rubro que es tan cercano a la ciudadanía, principalmente porque a través de programas como el que se llevó a cabo con recurso del gobierno regional y que fue trabajado en coordinación con la seremi de la Mujer, permiten poder darles más herramientas a mujeres para insertarse en un ámbito y en un rubro que ha sido históricamente masculino", valoró.
Aylén Milla y Karina Godoy a diario transitan por las distintas calles de Coquimbo y La Serena, llevando decenas de pasajeros a distintos lados y enfrentando los desafíos que impone la congestión vehicular, pero siempre buscando ofrecer un buen servicio. FRANCO RIVEROS FRANCO RIVEROS B. La Serena.