Cómo el covid-19 cambió a nuestro país este 2020
Expertos locales en las áreas de economía, filosofía, política y salud mental analizan para El Llanquihue los efectos que ha generado esta enfermedad, desde su llegada a nuestro país y a la zona.
EL IMPACTO DE LOS CAMBIOS Marcel Thezá Manríquez Doctor en Ciencia Política e investigador del Ceder de la Universidad de Los Lagos Los cambios generados por el covid a pregunta sobre los cambios ventuales que la epidemia covid ha tenido en nuestro país merece algunas distinciones.
La primera dice relación con el lugar específico que Chile podría ocupar en el marco de una crisis sanitaria que ha afectado A todo el planeta a una velocidad y a una transmisibilidad que constituyen parte fundamental de las características de esta enfermedad. La segunda distinción dice relación con los campos o esferas a las cuales nos podríamos referir (cultural, política, social, económica, etc.). Ambos aspectos son aún imprecisos porque están en desarrollo. Sin embargo, día a día se consolidan ciertos fenómenos frente a los cuales parecen materializarse algunas claridades; fenómenos que nos obligan, obviamente, a plantear respuestas en un marco de urgencia.
Desde la perspectiva general, Chile, lo mismo que el mundo, hoy se encuentra expectante De los avances que “la ciencia” pueda desplegar para resolver “nuestro problema común”. Una característica de la modernidad ha sido precisamente la confianza en que la ciencia está destinada a brindarnos todas las certezas posibles y, en rigor, a dominar plenamente la naturaleza.
Hoy queremos que la ciencia responda con prontitud, pero paradojalmente, como pocas veces antes, exponemos a la misma ciencia a sus peores saboteadores: los falsos expertos, los constructores de opinión irresponsables (ciertos (as) políticos (as), ciertos (as) comunicadores (as), ciertos (as) hombres y mujeres de fe, etc. ), junto a los que también ven en este drama una buena oporTunidad de hacer negocios en el plano nacional e internacional (ejemplo, producción y gestión de vacuna), aun a costa de la vida de las personas.
En torno a este fenómeno, nuestras universidades, fundamentalmente las públicas, tienen un rol muy importante a ejercer: avanzar en ciencia rigurosa, producir información de calidad, poner a las personas en el centro de todo propósito ético de la ciencia y argumentar la importancia de una inversión nacional robusta en investigación. Así también, en el plano nacional todo indica que la economía tendrá una capacidad de respuesta más rápida que lo que podríamos Presumir; cuestión que claramente ha quedado en evidencia en crisis anteriores. Sin embargo, hay otras dimensiones que tardan más en recuperarse y cuyos efectos pueden ser muy dañinos; por ejemplo, el fenómeno de desconfianza en las instituciones.
Chile vive esta realidad dramáticamente, cuestión que no sólo dificulta la gestión de crisis, sino que además facilita la proliferación de discursos populistas y simplistas que pueden terminar haciendo más daño si el objetivo es encontrar soluciones socialmente respaldadas, fundadas en evidencia clara y promotoras de la responsabilidad colectiva. Los Estados que han logrado mejor sortear la crisis, Son aquellos donde los niveles de confianza en autoridades e instituciones son altos.
Finalmente, esta crisis también ha mostrado la importancia de un Estado que tenga la capacidad de responder técnica y políticamente a las expectativas de inclusión y respeto de sus ciudadanos (as) -también en contextos de crisisy capaz de producir conductas y sentimientos de solidaridad común.
Éste es precisamente el momento para que los niveles subnacionales reclamen más atención y más transferencia de competencias dada la proximidad con las dinámicas de cambio de sus territorios y con la cotidianidad de los ciudadanos (as). ARANA Guillermo Tobar Loyola Académico del Instituto de Filosofía de Universidad San Sebastián, sede Dela Patagonia Cambia todo cambia o que puede ser el estribillo de una anción o una afirmación poética de la fugacidad de la vida, el coronavirus nos lo impuso de golpe y a la fuerza.
Si creíamos que el dinamismo social o el funcionamiento natural del mundo estaban a merced de la voluntad de Poder del hombre, el covid-19 nos tocó el hombro y susurró al oído diciendo: cambia todo cambia.
Tal vez lo más llamativo en el presente escenario mundial no sean sólo los millones de casos positivos de la enfermedad, como el hecho de percibir que las cosas ya no son como antes y sobre todo la incertidumbre de no saber cuándo volverá todo a la normalidad. No sólo las calles de nuestra ciudad, también en las plataformas digitales se advierte un dejo de nostalgia por el mundo de vínculos sociales que la pandemia nos quitó. Es un hecho que las cosas ya no son lo mismo y que muchas de ellas cambiarán para Siempre.
Podríamos tratar aquí una infinidad de aspectos que han cambiado y que no sabemos todavía cómo seguirán más adelante, por ejemplo, cómo volverá el cine o el teatro; cómo prosperará el comercio; cómo será la educación y la interacción humana una vez superada la pandemia. Tarea difícil de responder, sin embargo, lo que sí podemos hacer ahora es discernir. El discernimiento nos ayuda a dar un juicio inteligente y perspicaz de lo que es realmente bueno para nosotros y de lo que no lo es tanto. Discernir en su raíz latina significa distinguir o separar, lo que nos permite diferenciar una realidad de otra. De tal modo que en la Actual situación de pandemia debemos saber distinguir las acciones que hemos tomado como emergencia y las que pasada la misma debemos volver a recuperarlas de una manera renovada.
Por ejemplo, aun cuando las plataformas digitales se han convertido en un aliado efectivo y necesario para reuniones de trabajo, familiares y educativas, no se puede dar por sentado que así deben ser de aquí en adelante. Es necesario discernir qué conservamos, qué potenciamos y qué desechamos para retomar y favorecer lo anterior. No cabe duda de que a causa del covid-19 se han acelerado distintos cambios estructurales que yacían tímidos en el Tintero, como el teletrabajo, las clases virtuales o el comercio online.
Ahora bien, ¿cuál debiera ser el criterio para determinar qué conservamos y qué dejamos? ¿ Será necesario solo un criterio de eficacia, financiero o de progreso? Tal vez todas las anteriores, siempre y cuando se subordinen a un principio rector: la centralidad de la persona. Si el cambio favorece el perfeccionamiento humano de los individuos y profundiza armónicamente las relaciones personales, entonces no hay que temer al cambio. Lo relevante del discernimiento es la distinción entre lo pasajero y lo permanente. De hecho, la existencia humana es Cambio, pasamos de joven a adulto, de estudiante a profesional, de no saber a saber. Nadie puede decir que cambiar es malo, pues sin cambio no hay vida alguna, pero una vez más no todo cambio nos favorece, ni el cambio por el cambio es positivo. Así como elegimos la mejor manzana para comer o el mejor anillo para regalar, así también debemos elegir el mejor cambio para dirigir de mejor manera la propia vida. Recordemos que son tiempos difíciles y que el cambio, en lugar de abrumarnos, puede fortalecernos. Discernir para no temer y no temer para afrontar con altura de miras que cambia todo cambia.
Pedro Díaz Polanco Director de la Escuela de Administración Pública de la Universidad Austral de Chile Efectos políticos de un año nefasto Se analiza el impacto del año 2020 en la política chilena resulta ineludible pensar en el plebiscito y en el covid-19. Respecto del plebiscito, la clase política partió muy mal el año, ya que evidenció su intención de perpetuar el egoísmo y la falta de transparencia que la mayoría de la ciudadanía le reconoce. Tras el estallido social, los partidos políticos implementaron un proceso constituyente que fue diseñado en función de sus propios intereses, postergando la representatividad que la ciudadanía exigía.
En ese sentido, el claro triunfo del Apruebo no sólo permitió dar cuenta de una mayoría que quiere tener una nueva Constitución, sino también permite prever que habrá un amplio descontento social a partir del número de convencionales constituyentes provenientes de partidos políticos que serán electos gracias al método electoral que se usará.
Respecto del covid19, es posible calificar como nefasta la gestión del Gobierno a la hora de enfrentar los negativos efectos sanitarios, laborales y económicos que la pandemia ha generado, así como también en todo lo relacionado con la calidad de sus decisiones, la coherencia de éstas y el liderazgo requerido para enfrentar esta amenaza.
Teniendo tres meses de ventaja respecto de los niveles de contagiosidad del virus en sociedades más desarrolladas, el Gobierno se dedicó principalmente y en forma proactivaa asegurar la llegada de ventiladores mecánicos, declarando a la “inmunidad de rebaño” como política de acción; decisión que luego fue “bajada” por el Gobierno, señalando que ésta nunca fue implementada.
En ese contexto, y desde La Moneda, se estableció que la lucha contra la pandemia requería además del fortalecimiento del sistema de saluddel cierre de fronteras, toques de queda, cordones y aduanas sanitarias, no ponderando de forma correcta los efectos laborales y socioeconómicos que estas medidas significarían. Como respuesta a los efectos de sus medidas, el Gobierno ofreció una serie de transferencias monetarias (directas e indirectas), las que Han sido catalogadas no sólo como insatisfactorias, sino también como tardías.
El exceso de celo a la hora de cuidar las reservas, así como la nula disposición del Gobierno a endeudarse a la hora de ofrecer mejores alternativas de ayuda a la población, no fue bien recibida por la ciudadanía, ya que fueron percibidas no como medidas de responsabilidad fiscal, sino como medidas que respondían a la defensa de un modelo de sociedad neoliberal.
Así entonces, y en aras de justificar el calificativo de nefasto que hago a la gestión del Gobierno, puedo identificar varios errores, tales como: patrocinar que los trabajadores recurran a sus propios seguros de cesantía para enfrentar la pandemia; declarar la imposibilidad material de realizar mayores transferencias; la excesiva focalización de las ayudas, impidiendo que personas y familias que la requerían pudiesen acceder; la incongruencia del plan Retorno Seguro y que se plasmó con el falso discurso relativo a priorizar la salud en desmedro de la economía; la instrumental centralización del plan “Paso a paso”; los intentos de bloqueos del Gobierno al retiro del primer 10%, ocupando como argumento la preocupación por la seguridad social; la presentación de un proyecto de ley de retiro de fondos de pensiones que buscó no sólo condicionar el segundo retiro, sino también aunar a una coalición disgregada, priorizando intereses políticos sobre los intereses de la ciudadanía; la presentación ante el Tribunal Constitucional del proyecto de retiro, no considerando las carencias económicas que se evidenciarán en marzo, tiempo en el que no habrá una inoculación masiva de la población.
Víctor Ojeda Pacheco Jefe de la carrera de Psicología vespertina de Santo Tomás Puerto Montt El impacto en la salud mental de la población Pos cambió ¿ C Chile después covid?. Una pregunta difícil de responder, sobre todo cuando todavía nos encontramos en plena pandemia y más aún, cuando los últimos reportes provenientes de Reino Unido nos hablan de cambios en el comportamiento del virus cuyas consecuencias clínicas y epidemiológicas en la población son desconocidas. Ahora bien, Chile es un país que se encuentra expuesto constantemente a situaciones extremas.
En la memoria reciente tenemos un golpe de estado, un régimen militar, un terremoto de 8.8 grados, y cinco meses antes que llegara el covid a nuestro territorio, tuvimos movilizaciones sociales importantes a lo largo de todo el país durante varias semanas. En retrospectiva es claro que algo nos dice acerca del chileno: se trata de una sociedad resiliente, capaz de resistir y enfrentar eventos de alto calibre, manteniéndonos firmes y unidos.
Por otra parte, también es cierto que esta tragedia griega sociosanitaria es un evento sin precedentes en nuestro país, que implica un alto riesgo de enfermarse gravemente, y si no es este nuestro caso, nos vemos enfrentados a avances y retrocesos en el plan “Paso a paso”, lo que significa una alta incertidumbre en la planificación de actividades a corto, mediano y largo plazo, con restricción de la libertad de desplazamiento dificultando la posibilidad de realizar nuestras actividades cotidianas de forma regular.
También debemos considerar que hoy en día nuestro desenvolvimiento social ha cambiado, pues no podemos abrazar a nuestros seres queridos, debemos usar continuamente una mascarilla, debeMos mantener un metro de distancia en la fila, y cuando no cumplimos socialmente con estas normas, comienzan a aparecer las alzas en los números covid y terminamos moviéndonos de fase en el plan.
Es evidente que esto nos afecta emocionalmente, lo cual se refleja en el aumento de casos de personas con problemas de salud mental y violencia intrafamiliar (y de género) indicadas por el Ministerio de Salud y el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. Entonces, ¿qué esperamos para Chile? Nuestra historia respalda nuestras fortalezas, pero la incertidumbre Del mañana socava cada día nuestro estado de bienestar.
En este sentido, el estrés es uno de los fenómenos de la salud mental más complejos dentro de este contexto, puesto que funciona como un factor desencadenante de otras afecciones que padecemos y que normalmente están estables o en remisión. En este sentido, si uno es propenso a problemas en el estado de ánimo, posiblemente durante esta pandemia han aparecido síntomas depresivos o se ha instalado un cuadro depresivo.
Se intensifica la ansiedad en quienes son propensos a este tipo de síntomas, y si hay una tendencia a reaccionar en forma agresiva, es posible que en estos tiempos esas personas se estén desenvolviendo en forma más violenta de lo normal. Claramente, quienes cursan estas condiciones y síntomas no sólo se ven afectadas ellas mismas, sino también su entorno. Esto forma finalmente un “círculo vicioso de alteraciones en salud mental” que nos lleva ineludiblemente a nuestros límites. En este sentido, varias instituciones gubernamentales o no gubernamentales, a través de los programas de salud mental, han estado realizando acciones orientadas a esta área.
También es el caso de la educación superior, gracias a su trabajo en conjunto, la semana pasada se conformó la Mesa de Salud Mental, justamente para tratar este escenario en el ámbito universitario con mayor profundidad debido a las dificultades que se han estado observando en los estudiantes. Esperemos que estas iniciativas se vayan extendiendo a todos los ámbitos: empresariales, educativos y, por supuesto, del sector salud, que tanta falta hacen.