Mañana
Mañana OPINIÓN El jueves, en el Congreso Jóvenes Futuro 2024, me dio risa una disputa sobre qué es ser joven: ¿ algo biológico, una convención social, un desarrollo incompleto del cerebro prefrontal adolescente? (No voló mosca alguna cuando la doctora Florencia Álamos calificó esa zona cerebral como "en desarrollo"). "¡No quiero ser adulta! ", declaró Carla Podestá (31), una de las animadoras.
Todo esto, en la sala del Senado del ex Congreso Nacional (cinco horas, en https://t.ly/Co5s8). Tras los discursos, incluido el del Presidente Gabriel Boric, habló Margarita, dirigenta juvenil, que reforzó el diálogo intergeneracional, "porque nadie crea el futuro, ni esta generación ni la pasada, sino que el mundo nos necesita a todos y todas". En cambio, la animadora Carla Podestá habló del "adultocentrismo". Protestó contra los adultos que hemos construido este mundo "sin pensar más que en sí mismos, sin pensar en los jóvenes... La realidad es deprimente". Leonardo Alarcón, sociólogo y artista circense, definió el adultocentrismo como un sistema de dominación de la clase mayor, blanca, masculina, poderosa. También predicó la diversidad: los jóvenes son distintos unos de otros. El lunes, en el Aula Manuel J. Irarrázaval de la U.
Católica, la psicóloga Javiera Rossel había hablado del "edadismo": pensamiento que define a los adultos mayores como los que "no podemos". Es la corriente que dice que, si a los mayores nos cuesta algo, somos limitados en todo. Y los propios adultos mayores comenzamos a juzgarnos inútiles. La audiencia, en su mayoría mayores, asentía. Pero aquí se les invitaba a los programas de la Fundación Conecta Mayor UC, que los empodera. Términos divisorios: adultocentrismo y edadismo.
Loreto Bravo, directora de Balmaceda Arte Joven, llamaba el jueves a superar la tensión entre el control social y la resistencia. "Sintámonos bien en la conflictividad". Llamó a celebrar, a la alegría, a usar las herramientas nuevas.
Pero pidió, al fin, "poner el cuerpo... en el encuentro". Terminó con Mario Benedetti: "Queda por discutir con Dios, tanto si existe como si no existe; tender manos que ayudan; abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno.
Y, sobre todo, les queda hacer futuro a pesar de los ruines personajes del pasado y los sabios granujas del presente". Dialogaron los animadores, Javier Manríquez y Carla Podestá, con Joaquín Reynaud, conquistador de miles en su plaza en internet, y con Felipe Ulloa, sociólogo, creador de arte en espacios públicos. Joaquín declaró que en su plaza virtual él no era el importante; lo clave era la conversación de la gente entre sí. Felipe enfatizó su proceso, que incluye errores: "El proceso construye la obra; el producto es superfluo", dijo.
El conductor Manríquez preguntó: "¿ Es too much la esperanza?". Guido Girardi, vicepresidente de la Fundación Encuentros del Futuro, manifestó la suya: "Vamos a reconstruir la capacidad de diálogo intergeneracional, interpolítico, intercultural". Se imponía un símbolo: la sala. "Sientan el lugar", dijo el Presidente; "siéntanse con esa responsabilidad, esto es democracia, decidir en conjunto sobre el futuro... ". Mañana NICOLÁS LUCO.