Alain Delon se fue pero quedaron sus películas
| xandresnazarala n el año 2022, a raíz de una biografía publicada por su hijo, se difundió el rumor de que Alain Delon habría solicitado la eutanasia, cuando en verdad sólo habría comentado que si alguna vez caía en coma le gustaría ser desconectado de su soporte vital. La noticia falsa nos preparó de alguna manera para el verdadero final, ocurrido el domingo pasado en la comuna francesa de Douchy. Delon tenía 88 años y llevaba un buen tiempo alejado del cine.
A diferencia de un colega contemporáneo como Michel Piccoli, quien aceptó papeles arriesgados hasta que murió a los 94 en 2020, su interés no estaba en el desafío actoral constante porque fue un ícono enmarcado en una época, el emblema de tiempos únicos e irrepetibles dentro del cine europeo. Digamos que si Delon se hubiese retirado en los 80, las cosas no serían distintas. Su grandeza no estaría reducida ni incompleta. Ahora bien, ¿qué hace a un buen actor? Delon no era versátil (bueno, tampoco lo era Mastroianni) ni tampoco uno de esos intérpretes “deslumbrantes” que el Oscar suele elogiar con desmesura. Tenía un carisma imbatible, cierto aire de misterio y una contención expresiva que grandes cineastas supieron apreciar. Podríamos decir que apareció como una epifanía en el momento y en el lugar correctos. Después de trabajar como mesero, portero y vendedor, se dio una vuelta por el Festival de Cannes y fue descubierto por el célebre productor hollywoodense David O. Selquien le ofreció mudarse a Los Ángeles.
Delon decidió quedarse en Francia, lo que arroja una interrogante: ¿ qué hubiese pasado si se hubiese ido a Estados Unidos? ¿ Habría sido el próximo James Dean? Lo cierto es que el francés participó en un par de éxitos de taquilla, se enamoró de la bella y trágica Romy Schneider y disfrutó de elegantes fiestas cargadas de champagne en la Riviera Francesa. Hasta que dio un paso hacia el cine de autor y su vida cambió. Fue dirigido por verdaderos maestros del cine y no hubo vuelta atrás. Delon dejó su estampa distante y elegante en filmes fundamentales. Ahora se fue, pero las películas quedaron acá para inmortalizarlo. Estas son algunas de nuestras favoritas. “A pleno sol” (1960) René Clement dirige este impecable thriller, adaptación de la saga literaria de Patricia Highsmith. Delon está perfecto como Tom Ripley, tipo misterioso y elegante que suplanta a un playboy para escalar dentro de la alta sociedad europea. Fue un éxito de críticas y audiencia en Francia.
“Rocco y sus hermanos” (1960) El gran Luchino Visconti firma la carta de defunción del Neorrealismo Italiano con esta película operática, estilizada y majestuosa que sigue a cuatro hermanos pueblerinos que se mudan a Milán junto a * Cine en casa Por Andrés Nazarala Alain Delon se fue pero quedaron CIO La Segunda miércoles 21 agosto 2024 OA su madre con el fin de comenzar una nueva vida. Delon encarna al Rocco del título, un joven retraído que funcionará como una suerte de mártir en medio de la degradación moral de la familia. Visconti alguna vez dijo que hizo la película exclusivamente para Delon. Hoy es considerada como una de las obras maestras del cineitaliano.
“El eclipse” (1962) En esta obra maestra del cine modernista, Michelangelo Antonioni retrata la incomunicación y el vacío emocional a través de la relación entre Vittoria (Monica Vitti) y Piero (Delon), un joven corredor de bolsa romano. La interpretación del actor es distante y fría, lo que refuerza la idea de incomunicación y desola en la vida urbana. “El gatopardo” (1963) Se acabó el baile.
Tancredi ha subido a bailar con las estrellas”, dijo la actriz Claudia Cardinale el fin de semana a raíz de la muerte de Delon, aludiendo a esta película de Luchino Visconti —adaptación de la novela homónima de Tomasi di Lampedusa— en la que ella también participó. La película sigue al príncipe Fabrizio Salina (Burt Lancaster), quien observa el declive de su clase social en medio de la decadencia de la aristocracia siciliana durante la unificación de Italia en el siglo XIX. Delon interpreta a su sobrino Tancredi, personaje clave en la transición entre las viejas y nuevas órdenes sociales.
Una obra grandiosa, bella y melancólica que está entre lo mejor de Visconti, “El samurái” (1967) El francés Jean Pierre Melville tomó el cine policial estadounidense y lo volvió propio, con actitud, guiones cargados de precisión y un laconismo que se convirtió en su marca personal. Delon reduce aquí sus recursos expresivos para encarnar a Jef Costello, un solitario asesino a sueldo que sigue un estricto código de honor, similar al de un samurái. Con el rostro impasible, construyó su rol más aplaudido, una clase magistral de minimalismo actoral. “La chica de la motocicleta” (1968) No sólo de obras maestras está compuesta la filmografía de nuestro homenajeado. También se entregó a propuestas menos relevantes como esta fusión de erotismo y psicodelia a cargo del británico Jack Cardiff.
En pleno apogeo de la contracultura, el filme se centra en Marianne Faithfull (la cantante, actriz y musa de la época), quien arranca en moto de un abutrido matrimonio para ir en busca de su amante, un Delon reducido a objeto de deseo. Fue un éxito de audiencia en Reino Unido.
“La piscina” (1969) Delon interpreta a un tipo inseguro y celoso en este thriller psicológico de Jacques Deray sobre una pareja (él con Romy Schneider) que disfruta de unas vacaciones en una villa en la Riviera Francesa. Todo va bien hasta que aparecen Harry (Maurice Ronet), un antiguo amante de Marianne, y su hija Penélope (la icónica Jane Birkin). Deray ofrece un perturbador análisis del deseo. “Círculo rojo” (1970) Melville otra vez. Delon vuelve a bri, ahora como Corey, un ladrón frío y meticuloso que sale de la cárcel y seve envuelto en otro plan delictual. Lo acompañan Gian María Volonté e Yves Montand, entre otros grandes talentos masculinos. /ale destacar que Melville era famoso por trabajar exclusivamente con actores. En sus películas las mujeres brillan por su ausencia. “Mr. Klein” (1976) Esta película del inglés Joseph Losey es una joya extraña. Elegante y atmosférica, sigue a Robert Klein, un exitoso comerciante que es confundido con un hombre judío en el París de 1942. Eso lo lleva a obsesionarse con la posibilidad de que alguien tenga su mismo nombre. Entonces las cosas se complican en su cabeza.
Losey filma, con maestría y sentido del absurdo, la alienación mental de un perseguido en el contexto del horror histórico, “Nouvelle Vague” (1990) En algún momento Delon tenía que encontrarse con Jean-Luc Godard (quien sí se sometió a la eutanasia), un cineasta amante de los rostrosicónicos y la belleza. El actor encarna a dos personajes que parecen reflejarse uno en el otro, jugando con la dualidad y el simbolismo. Aporta su presencia enigmática y sobria, perfecta para el tono abstracto y reflexivo del filme.