“VOY A EXTRAÑAR A CHILE Y A SU GENTE, CON TODA SU GENEROSIDAD Y CARIÑO”
“VOY A EXTRAÑAR A CHILE Y A SU GENTE, CON TODA SU GENEROSIDAD Y CARIÑO” carta magna redactada por la extrema izquierda ni la extrema derecha. Tal vez es por el hecho de que somos países más bien moderados y ubicados en el centro político que en los extremos, que nos llevamos tan bien como amigos.
Sin embargo, uno de los aspectos que lamento por el resultado fallido de ambos procesos es que la constitución sigue sin reconocer a los pueblos originarios, lo que sí logramos hacer al fin en Canadá en 1982, cuando patriamos nuestra constitución. No hay duda de que Chile está al debe con los pueblos originarios por esta situación. Con esta amplitud de temas, no es sorprendente que se me pregunte a menudo en qué trabaja un Embajador.
Mi respuesta es bastante sencilla: la labor principal de un diplomático es interpretar lo que sucede en Chile para las y los canadienses, e interpretar lo que está pasando en Canadá para las y los chilenos. En realidad, soy intérprete cultural, social y económico, que ayuda a dos países, dos gobiernos y dos pueblos conocerse y relacionarse cada vez mejor. Es por ello que he intentado viajar por todas partes, lo que me ha ayudado a conocer mejor este magnífico país. Desde el Lago Chungará hasta Punta Arenas. Y desde Rapanui hasta la Antártica chilena. ¿Y mi lugar favorito? Como buen diplomático, no podría elegir. En estos viajes he gozado de la rica comida chilena y tengo que decir que me han encantado en particular sus mariscos. Antes de venir a Chile nunca había probado locos, ni machas, ni erizos, ni chupes. Las y los lectores me tendrán que decir donde podré encontrar estos exquisitos platos en Nueva York, mi próximo destino como embajador. Tuve la suerte también que mis dos hijas (ambas jóvenes adultas) vinieron a visitarme varias veces y se enamoraron de Chile. Estoy convencido que seguirán viniendo durante los próximos años a conocer mejor el país. Y hablando de amor, entre todo el ajetreo de la diplomacia, la vida en Chile también me tenía reservado un regalo muy especial. Durante la época de pandemia, entre restricciones sanitarias, mascarillas y varios confinamientos, en una pequeña librería del centro de la ciudad en un día cualquiera buscando algo que leer, conocí a mi polola. Nos miramos y charlamos un rato y desde aquel momento supimos que algo lindo y especial comenzaba. Así, Chile se adentró aún más en mi corazón. No tengo ninguna duda que voy a extrañar a Chile y a su gente, con toda su generosidad y cariño. A todas las personas que conocí en el camino y que con brazos abiertos y una gran paciencia me mostraron su país y me lo enseñaron a querer, gracias.
En las palabras de Pablo Neruda: Oh Chile, largo pétalo de mar y vino y nieve, ¿Ay cuándo, ay cuándo y cuándo, ay cuándo me encontraré contigo? países han condenado inequívocamente la continua guerra de agresión de Rusia contra Ucrania); en equidad de género (ambos ahora tenemos políticas exteriores feministas); en las relaciones con nuestros pueblos originarios (hemos podido constatar y apoyar un creciente número de misiones en ambas direcciones); en nuestro compromiso con la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático (Chile es miembro de la iniciativa canadiense de Fijación Global del Precio del Carbono y Canadá es miembro de la iniciativa chilena Américas por la Protección del Océano); y en la importancia de los minerales críticos (nuestros gobiernos acaban de renovar su Memorando de entendimiento sobre minerales críticos y el desarrollo sostenible de minerales y metales); entre muchos otros. También he tenido la suerte de servir a mi país en Chile durante unos años bien interesantes y movidos en la política chilena. Llegué a Santiago el 20 de octubre del 2020, en plena pandemia y justo unos días antes del plebiscito nacional sobre una nueva constitución. Ahora que estoy a punto de irme, muchas personas quieren conocer mi opinión sobre el proceso constitucional.
Aunque hubo dos procesos que terminaron en un profundo fracaso, yo veo esto como un éxito de la democracia chilena y una expresión de la voluntad de un pueblo que manifestó claramente no querer una "Sí po", después de casi cuatro años en Chile, ha llegado el momento de despedirme. Despedirme de mis colegas de la embajada, de mis amigos y amigas y del pueblo chileno, que tan bien me ha tratado en todos los rincones de este maravilloso país. Hago esto con cierto grado de tristeza--acá me siento en casa--pero también con mucha satisfacción y felicidad. Los últimos cuatro años han sido muy entretenidos y enriquecedores, tanto del lado profesional como personal. Ser embajador de Canadá en Chile ha sido el momento culmine de mi carrera.
Representar al país inversionista más grande en Chile (con más de US$ 36 mil millones en inversiones en unos 20 sectores de la economía), al primer país con el cual Chile firmó un tratado de libre comercio (hace ya más de 27 años), al primer país que el Presidente Gabriel Boric (a quien yo pude acompañar) visitó fuera de América Latina, y al país que es un referente para la mayoría de las y los chilenos (según distintas encuestas recientes), ha sido un verdadero honor.
Aunque supongo que la relación Canadá-Chile siempre ha sido buena durante los más de 83 años de relaciones diplomáticas que llevamos, estoy especialmente orgulloso de la creciente sintonía que hemos visto en algunos temas y sectores durante los años que Chile ha sido mi hogar. Esto es el caso, por ejemplo, en derechos humanos (nuestros "VOY A EXTRAÑAR A CHILE Y A SU GENTE, CON TODA SU GENEROSIDAD Y CARIÑO" Por Michael Gort, embajador de Canadá en Chile. Dando un discurso durante la visita a Chile de la ministra de Comercio canadiense Mary Ng. Con una de las beneficiarias del programa Originarias de ONU Mujeres y Teck. Con el Presidente Sebastián Piñera a poco de llegar a Chile. SERGIO SALAZAR Visita del Presidente Gabriel Boric a Canadá. EMBAJADA DE CANADÁ PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA EMBAJADA DE CANADÁ.