Columnas de Opinión: Una evolución gobernada
Columnas de Opinión: Una evolución gobernada COLUMNA DE OPINIÓNLa creciente y acelerada ampliación de la inteligencia artificial a múltiples campos y actividades tiene ya varias décadas y es observada con una mezcla de admiración y recelo. Esta doble y contradictoria apreciación esya un tópico, lo mismo que tratándose de neurociencias y neurotecnologías.
No hay avances científicos o tecnológicos importantes en la historia de la humanidad que no hayan sido rotulados como una amenaza y también como una oportunidad, enfatizando esta última la ciencia, mientras las religiones se apuntan a la segunda, porque, dicho coloquialmente, las religiones sientenque se les mueve el piso y empiezan a revisar sus dogmas.
Sin embargo, debiéramos cuidarnos de no tomar un partido cerrado en tal sentido, dividiéndonos entre eufóricos y apocalípticos ante los avances de esas disciplinas, aunque los detractores de estas creyeron inicialmente que se trataba de magia o, en el mejor de los casos, de ciencia ficción, y, por tanto, no prestaron atención ni se interesaron por tales saberes y sus aplicaciones prácticas.
Ahora último, en cambio, esos detractores se han dado cuenta de que la cosa iba en serio, de manera que, abandonando su anterior resistencia, se abren a la razonable ex-presión de ciertas dudas y a la conveniencia de regulaciones nacionales e internacionales. La IA, de ser solo una herramienta, pasó a constituir un saber y una labor de enseñanza.
Si aludimos antes, en conjunto, a neurociencias y neurotecnologías, por un lado, y a la IA, por el otro, es porque tales saberes y aplicaciones están trabajando en conjunto y consiguiendo hallazgos en múltiples campos y actividades. Las cosas pueden llegar tan lejos como quedarnos cortos con el tan anunciado cambio de época. Lo que hubo es un cambio de mundo, y lo que habrá, muy probablemente, seráun cambio de humanidad.
En los albores de este siglo, Claudio Magris anticipó que “el mapamundi no contiene al mundo ni exime del riesgo ni de la seducción de aventurarse por sus laberintos”. El ser humano, hasta ahora el resultado de un larguísimo proceso de evolución, se pondrá ahora al mando de su propia y futura evolución.
Lo que siempre hemos visto como la “singularidad” del fenómeno humano dará seguramente paso a una diversificación de lo humano, con el efecto de que el estatus de ser humano se amplíe y diversifique más allá de lo que hemos conocido y sacralizado hasta ahora.
No se trata solo de má-Lo que hubo es un cambio de mundo, y lo que habrá, muy probablemente, será un cambio de humanidad. quinas inteligentes, que manejamos hace ya bastante tiempo, y la situación presente, junto con acelerarse, adquirirá cada vez mayor complejidad. Las ciencias y las tecnologías no van a detenerse, y logran adquirir mayor velocidad, hondura y diversidad en sus hallazgos y aplicaciones.
La ética, que es el saber relativo al comportamiento humano para hacer el bien, incluyendo tanto al derecho como la moral, tienen en esto una tarea que recién se inicia, y, en términos de la eficacia de sus pautas y regulaciones, creo que es el derecho, nacional e internacional, el que podría tomar la delantera.
Preocupa, cómo no, que las nuevas tecnologías estén quedando en manos de grandes inversionistas que, como es siempre el caso, van a procurar el incremento de sus patrimonios antes que un parejo o equilibrado bienes-tar de las personas y de nuestras sociedades. Lo menos que podemos hacer es persistir en el conocimiento de los temas esbozados aquí. Hay no pocos textos de especialistas, pero también informaciones de prensa que están apareciendo continuamente.
Menciono solo dos libros, uno del chileno Pedro Maldonado, “El humano futuro”, y el otro de nuestra filósofa valenciana Adela Cortina, “¿Ética o ideología de la inteligencia artificial?”. ¿O debería ser “Ética e ideología”?Si desea comentar esta columna, hágalo en el blog. COLUMNA DE OPINIÓN Por Agustín Squella