LA SEMANA POLÍTICA
LA SEMANA POLÍTICA Tras el caso Monsalve y la controvertida re-Boric decidió ratificar a la ministra Tohá y, además, descartó hacer cambios en otras car-teras del gabinete. Una decisión arriesgada, que amenaza con extender indefinidamenteel desangre de la imagen del Gobierno.
Así, con la esperanza de que otros asuntos haganolvidar este episodio, se pretende desconocerlo que a esta altura resulta evidente para laopinión pública: que en el mejor de los casos, la ministra del Interior fue en extremo inope-rante, luego de que se enterara de la denuncia, y que sus explicaciones posteriores no pue-den sino calificarse como inconsistentes y, enmuchos aspectos, inverosímiles.
Por ejemplo, todos los antecedentes hasta ahora conocidosapuntan a que solo la publicación del diarioLa Segunda precipitó la salida de Monsalve, yque por mucho que las autoridades afirmen locontrario, sus argumentos suenan a retóricavacía. ticas y peticiones de renuncia estaríanmotivadas por una cuestión de género. Es unamanipulación burda de la realidad, pues loscuestionamientos nada tienen que ver conaquello, sino con la reacción indolente del Go-bierno.
Y es que frente a la denuncia de unagrave agresión sexual sufrida precisamentepor una mujer, en lugar de privilegiar la pro-tección de la denunciante, se permitió a Mon-salve seguir ejerciendo su cargo y disponiendode las correspondientes facultades y recursospúblicos, aun sabiendo que a esas alturas el ex-subsecretario ya estaba siendo investigado porel uso que había hecho de esas facultades.
De paso, con la confirmación en su cargo dela ministra del Interior la señal que se da es defácil lectura: el responsable final de lo ocurridoluego de enterarse el Gobierno de lo que ha-bía sucedido es el Presidente de la Repúbli-ca, Gabriel Boric, y ninguna autoridad ministe-rial está disponible para asumir los costos polí-ticos por decisiones que fueron tomadas direc-tamente por él. Que este inmovilismocomprometa y debilite la gestión futura del ga-binete no parece ser una cuestión prioritariapara la toma de decisiones, en que lo relevantees no perder las cuotas de poder. La señal que se dacon laconfirmación deTohá en su cargoes de fácil lectura:el responsablefinal de loocurrido es elPresidente Boric, y ningunaautoridadministerial estádisponible paraasumir costospolíticos pordecisiones quefueron tomadaspor él.
Para la defensa de la ministra Tohá, el oficia-lismo ha recurrido a argumentos insólitos, co-mo que se buscaría comprometer las posibili-dades electorales de una de las cartas presiden-ciales del Socialismo Democrático o que las crí-Este estado de negación de la realidad del Go-bierno se extiende también al ámbito económi-co. Hace menos de un mes, por ejemplo, el Presi-dente Boric se jactaba ante los asistentes del en-cuentro Enagro de que el país iba a crecer al2,7%, lo que como se sabe estará lejos de ocurrir.
Y es que quizás con la sola excepción del minis-tro de Hacienda, Mario Marcel que ante lasmalas cifras de crecimiento (días después seagregarían las de inflación) tuvo que reconocerque los resultados conocidos eran “decepcio-nantes” y que “tenemos que pensar que no va-mos a alcanzar” las proyecciones que para esteaño se habían dado, el Presidente y varios desus ministros actúan y se congratulan por su-puestos logros que poco tienen de tales. Así, en sus conferencias de prensa, la ministraVallejo parece no ver señales negativas en la eco-nomía y para ella, las cifras conocidas siguensiendo un tapabocas para los críticos: “Se equi-vocaron rotundamente y siguen estando equi-vocados. Eso no ha cambiado, independiente-mente de la cifra del Imacec del mes de septiem-bre, que además, pensando en el último trimes-tre, como dijo el ministro (Nicolás) Grau, detodas maneras muestra un crecimiento, no undecrecimiento”, sostuvo.
Esta misma semana, Vallejo destacaba que “estamos enfrentandodistintos proyectos de ley que buscan hacer jus-ticia social, como el fin al CAE o la reparación dela deuda histórica, y que gracias al empuje delPresidente hoy se están haciendo realidad”. Co-mo si fuera meritorio y digno de celebración elsimplemente comprometerse en gastos que be-nefician a grupos de interés vanagloriarse del“empuje” del Presidente para que el Estado asu-ma costos, en circunstancias que lo que se es-peraría de la más alta autoridad es que contribu-ya al crecimiento del país y utilice de la mejorforma posible los recursos públicos.
En la misma línea, la ministra Jara, que celebrauna y otra vez como un gran logro el aumentodel salario mínimo y la reducción de la jornadalaboral a 40 horas, desconociendo el impactoque puede tener ello en el empleo.
Ya hace algu-nos meses había planteado la peregrina tesis deque el aumento de la informalidad laboral esta-ría vinculado a los bajos sueldos, obviando quees el estancamiento económico y la rigidez labo-ral lo que genera desempleo e informalidad. Esta falta de comprensión del fenómeno eco-nómico que muestran las más diversas autorida-des está en la base de la profunda crisis por laque atraviesa el país. Nada indica que el Presi-dente esté dispuesto a hacer rectificaciones enesta deriva. Este estado denegación de larealidad delGobierno seextiende tambiénal ámbitoeconómico. ElPresidente yvarios de susministros actúany se congratulanpor supuestoslogros que pocotienen de tales. De economía poco y nadaacción del Gobierno, el Presidente Gabriel. Gobierno, en estado de negación