"Allende jamás haría las cosas que hace Boric, él era una persona elegante y pomposa"
Orlando Sáenz se describe como un "testigo privilegiado" E l empresario y escritor Orlando Sáenz Rojas (87) se autodefine como un testigo privilegiado. Así lleva por nombre uno de los libros de este ingeniero civil que con poco más de 30 años, y por razones casi fortuitas, se transformó en un tenaz opositor al gobierno de Salvador Allende.
El expresidente de la Sofofa durante la Unidad Popular recuerda las anécdotas de esos años, sus desayunos con el entonces jefe de Estado y sobre cómo vivió uno de los episodios más complejos de su vida: una reunión con el mandatario en Tomás Moro, donde se percató que "Allende tenía totalmente claro que venía el golpe". Saénz desempolva aquí sus reuniones con Carlos Prats, Henry Kissinger, José Toribio Merino y un entonces desconocido Augusto Pinochet. --¿ Cómo conoció a Allende? --Conocí al Presidente Allende después que ganó la elección por un margen muy estrecho. Había un clima de pánico y la gente abandonaba el país. Desde que el ganó, lo ratificaron en el Congreso y luego asumió, llevó adelante una "operación valium". Se mostró conciliador, así como el Boric de la segunda vuelta, ya que quería calmar a la gente.
Una de las acciones que realizó fue invitar a los distintos sectores productivos, pero ellos no querían ir. --¿ Fue a la casa de Allende en Guardia Vieja? --En ese momento yo llevaba dos meses como director de Asimet. En ese minuto, Vicente Echeverría, el presidente de Asimet planteó la idea de acudir o no. Todos dijeron que no debíamos ir porque era reconocerlo como Presidente electo. Después, en el debate gremial, dijeron que por qué no íbamos con alguien que no representara a nadie, alguien que no fuera de la mesa directiva. Yo venía recién llegando, me preguntaron y acepté ir a la reunión con Allende. Yo les dije antes de ir, que no se hicieran ilusiones, porque en 60 días más, él estaría en La Moneda. --¿ Cómo llega a presidir Sofofa? --Llegué por efecto succión. En este minuto casi todas las directivas gremiales renunciaron y se fueron del país. En ese minuto succioné para arriba y luego me transformé en presidente de Asimet y de Sofofa.
En ese minuto, la máquina de la Unidad Popular entró desde el día uno a robar con todo. --¿ Se refiere a las expropiaciones que pasaban a la llamara "área social" del Estado? --Soy un convencido de que la idea era ir a un sistema a la cubana, donde no cabían las empresas privadas, y las querían todas.
Ellos jugaban a la ilusión de que querían unas pocas, pero nunca definieron el universo, esa indefinición les convenía, pero también abrió las puertas al entusiasmo, ya que muchos trabajadores tomaron la iniciativa, subían la bandera y topón para adentro. --¿ Y usted le planteó eso a al Presidente? --En un desayuno con Allende yo llegué contento con una flor en la solapa y él me preguntó por qué yo estaba así. Ahí le entregué la noticia que un circo había sido pasado al área social.
El Presidente me dijo que eso era un disparate y ahí yo le respondí: "esas son las cosas que pasan en su régimen". --¿ Usted siente que él era prisionero de su conglomerado, porque usted siempre ha dicho que era de buen trato. Pero por otro lado el Gobierno tenía un lado más duro, con Carlos Altamirano? --Altamirano era mucho más frontal que él. Yo creo que él tenía un dominio poco estable sobre su coalición de Gobierno. Pero en todo sentido, Allende era una persona tan compleja de juzgar, una persona muy vana con complejo de florero. Él se sentía lo más importante, le encantaba ostentar de su cargo. Allende jamás haría las cosas que hace Boric, él era una persona elegante y pomposa. Tenía un copero personal que lo acompañaba a celebraciones y que llevaba una botella de Chivas. Era la antítesis de su electorado en comportamiento y lo interesante es que a la gente le gustaba eso.
El votante de Allende lo admiraba por ser mujeriego, porque él era tremendamente mujeriego. "Prats no juzgo bien la personalidad de Allende" --En su libro «Testigo Privilegiado» usted menciona que Allende firmó un autógrafo en una actitud que hoy sería tal vez cuestionada --Estábamos en Viña del Mar. Correspondía recibir la presidencia de la Asociación de Industriales Latinoamericanos (AILA). Por protocolo invitamos al Presidente, por protocolo le mandamos mi discurso por escrito a La Moneda sin la ilusión que llegara. Era un discurso duro y al otro día, a las 6 de la mañana, nos dicen que Allende quería ir. Llegó en helicóptero, con mi discurso rayado en rojo y me trató duro. Él hablaba muy bien, los aplaudieron todos, después se quedó en la recepción que teníamos. --¿ Y firmó autógrafos? --Se formó una tremenda fila de gente. Y en ese minuto llega Beatriz Larraín, hija del consejero de Sofofa de ese momento. Llega con su libreta y en ese minuto, Allende en lugar de firmar su libreta toma el tirante de su blusa, deja en descubierto el tirante de su sostén y le firma ahí. Todo el mundo se reía y él estaba feliz. Eso hoy es un gesto impensado. --El primer año de la UP fue auspicioso.
Tuvo un crecimiento del PIB superior al 9%. ¿Qué pasó después? --Durante el primer año el que gobernó Chile fue Pedro Vuskovic (ministro de Economía). Se dio cuenta que nuestra economía tenía una capacidad de producción muy superior a la que el mercado le daba, que había capacidad ociosa. Él calculó que si soltaba poder adquisitivo, los sectores iban a llegar al límite de su capacidad productiva. Su idea fue inundar de billetes la economía, en ese minuto el Banco Central El empresario repasa su estrecha relación con el exmandatario, la sorpresiva irrupción de Pinochet y desclasifica su reservado encuentro con Kissinger.
FOTOGRAFIA: CLAUDIO CORTES Por Sergio Sáez Fuentes Orlando Sáenz, presidente de la Sofofa durante la UP "Allende jamás haría las cosas que hace Boric, él era una persona elegante y pomposa" "Allende jamás haría las cosas que hace Boric, él era una persona elegante y pomposa". no tenía las atribuciones que tiene hoy y el Gobierno de turno era el dueño de la impresora y lo hizo. La máquina respondió porque estaba la capacidad instalada, por eso el primer año fue brillante. --Y como dice la teoría, con tanto circulante, era inevitable que comenzara la inflación. --Así fue. Yo recuerdo en ese minuto que la derecha quiso presentar una acusación constitucional contra Vuskovic, pero yo no estaba de acuerdo. En su minuto le dije al senador Sergio Onofre Jarpa que no sacaba nada con presentarla, ya que producto de la lluvia de billetes que se estaba generando en Chile Vuskovic saldría sí o sí. Y eso pasó, se cumplió. El segundo año comenzó el desastre, después se fue Vuskovic y todo se fue en picada.
Lo grave es que nade logró darle la vuelta y así llegó el paro de octubre de 1972. --Y para controlar el paro de todos los sectores productivos, Allende llevó a los militares al gabinete. ¿Fue un error a su juicio? --Si él hubiera sido consecuente con el nombramiento de los militares en el gabinete y hubiera cambiado su política, tal vez hubiera logrado la estabilidad que quería el general Carlos Prats. El general estaba convencido que el Presidente iba a patear a la extrema izquierda y a Altamirano, y que iba a terminar gobernando con las FF.AA. y la DC. Prats no juzgo bien la personalidad de Allende. "En ese minuto, los militares comenzaron a ver cómo estaba la cosa desde dentro, y le entregó ministerios claves: Interior, Educación, Trabajo.
El propio Allende convirtió a los militares en interlocutores válidos con la ciudadanía". válidos con la ciudadanía". "Mi última reunión con Allende fue tremendamente dolorosa" --¿ Ustedes recibieron financiamiento de la CIA para desestabilizar a Allende? --Si me hubiera llamado la CIA para ofrecerme un cheque hubiera sido una fiesta, pero nunca pasó. El segundo mito es que Allende no sabía que venía el golpe. En agosto del 73 me quedó claro que lo sabía. Mi última reunión con Allende fue tremendamente dolorosa. --¿ Lo supo en su última conversación con él en Tomás Moro? --Sí. Fui a Tomás Moro a las 7:30. El llegó hecho una fiera, me dijo que quería hablar conmigo a pesar que sabía que yo era un complotador frío y calculador.
En ese minuto yo me despedí, pero él me dijo que me quedara y que tenía una propuesjo que la tensión que está pasando en Chile era fruto de la indefinición del área social de la economía. --¿ Y qué le propuso Allende? --Que nos pusiéramos de acuerdo sobre el área social, que su idea era retener pocas empresas. Yo le dije que tenían tomadas 836 y me ofreció la devolución de 800. En ese minuto le comenté que iba a llevar su propuesta al consejo de la Sofofa y ahí explotó.
El me dijo que yo estaba jugando con él y El me dijo que yo estaba jugando con él y El votante de Allende lo admiraba por ser mujeriego, porque él era tremendamente mujeriego". Si me hubiera llamado la CIA para ofrecerme un cheque hubiera sido una fiesta, pero nunca pasó". quelos socios harían lo que yo quería. En ese minuto me preguntó qué pensaba de su oferta. Le dije que no creía que él tuviera la fuerza para cumplir su promesa, ya que no loibana dejar.
Le dije que lo iban a matar los suyos antes de hacerlo. --¿ Y cuál fue la reacción de Allende? --En un minuto saliendo de Tomás Moro, pone mi mano en su hombro y me dice: "Toque aquí, esto que usted toca será carne de estatua.
Y las voy a tener fuera de Chile más que en Chile y ese será mi triunfo final". "En ese minuto llegué destrozado a mi casa, era una tensión muy grande, Dije en la Sofofa que se venía algo terrible.
Después vino el golpe y adiós". --+¿ Cuándo apareció Pinochet en su radar? --Lo único que sabíamos de Pinochet era que un día la señora Lucia estaba en una peluquería y em: unos gritos en contra de Allende. Pero por el contrario, Pinochet fue muy duro para reprimir el tanquetazo, jamás pensamos que estaría en el golpe de Estado. --¿ Y cuándo se reúne con él? --Yo trabajaba mucho con el general Prats. Antes de una gira internacional, le pregunto cómo mantendré contacto con él si pasa algo en el país. En ese minuto me dice que lo haga a través de su hombre de confianza.
En ese minuto se abre la puerta y entra Pinochet, Algo no cuadraba ya que Prats siempre fue partidario que sostener al gobierno de Allende. al gobierno de Allende. "Balearon mi casa varias veces" --¿ Cómo lo pilló el golpe? --Yo tenía una muy buena relación con algunos capitanes de navío. Un mes antes del golpe, estaba conversando con el capitán Charles Le May. Él me recomienda tomar ciertas providencias si es que hubiera un estallido, porque ya habían baleado mi casa varias veces.
Me dijo que a veces les llegaban ciertos rumores y acordamos una contraseña: "la insulina para mi mamá". --¿ Y logró usar la contraseña para protegerse? --El 10 de septiembre era una pelotera, me llamó el vicepresidente de Sofofa para preguntarme si podía juntarse con un general en el centro alas 3 dela tarde. Después no supe nada más, hasta la noche cuando voy a comer a la casa de Jaime Celedón con mi señora.
En ese minuto, 10 de la noche, llama por teléfono mi vicepresidente para decirme que el general tenía un mensaje para mí: "la insulina de mi mamá iba a estar lista mañana". Así que en ese minuto me disculpo con Jaime, tomo a mi señora, nos vino a buscar un auto y nos llevó a una casa de alguien que no conocíamos. Al otro día el dueño de casa me contó muy temprano que estaba comenzando un movimiento militar en Valparaíso. --¿ Después del golpe lo llama Merino? --Efectivamente. Me llevó a una oficina estrecha con tres teléfonos. Quería que lo ayudara para saber qué tan crítica era la si tuación económica, me dijo que no había a re para aguantar una semana más. En el re para aguantar una semana más.
En el Banco Central quemaron los libros, luego como a las 18 horas, yo sabía que disponíamos de US$5 millones para abrir cartas de crédito y que había trigo para una semana. ¿Después de su asesoría, qué hizo? --Llamo al embajador de Estados Unidos, Nathaniel Davis. Ese fue mi primer contacto con ese país. Él nos ayudó al abrir un crédito ilimitado sobre excedentes agrícolas para embarcar trigo. Ahí comenzamos a respirar. ¿Siente que cometió un error asesorando a la dictadura los primeros días? --Siempre lo he dicho. En el país hubo dos golpes de Estado, el de septiembre y en el otoño de 1974. Ese se produjo cuando Pinochet tomó la Presidencia, ahí el plan que ellos tenían se fue a la basura. --¿ Eso no gustó a Estados Unidos? --Así fue. Unos días después del golpe fui a la Asamblea de la ONU. Eso fue un pretexto para conversar con el gobierno norteamericano.
Me reuní con Henry Kissinger, le dijimos que la intervención militar no iba durar más de tres años, que la junta iba actuar como una suerte de congreso, que iba a haber un Presidente civil durante ese periodo y que seibaa plebiscitar una nueva Constitución para convocar a elecciones presidenciales en ese momento, ese era el plan inicial. --¿ Supo de las violaciones a los derechos humanos? ¿ Qué opina de quienes dicen que no sabían y participaron en la dictadura? --Cualquier civil que haya estado en el Gobierno en ese periodo, si dice que no vio nada es porque es un hipócrita o porque eligió no ver. Era muy notorio. Yo era muy cercano a embajadores extranjeros por la Sofofa, sobre todo el de Estados Unidos. Un día él me llama porque tenía gran presión de Washington por la desaparición de dos ciudadanos norteamericanos que estaban en el Estadio Nacional. Después aparecieron los dos muertos en el lecho del Mapocho y por bala militar. El embajador me dijo que eso era gravísimo. --¿ Conoció a Manuel Contreras? --Sí. Una vez tuvimos una reunión con Pinochet. Él nos presentó a Contreras, lo hizo pasar a la sala porque dijo que tenía algo que contarnos. Ese fue el momento más incomodo de mi historia. Contreras dice que tuvieron que ejecutar a dos personas acusadas de haber robado documentos secretos del despacho del ministro del Interior, que en ese minuto era el general Oscar Bonilla. Los civiles que estábamos ahí nos pusimos verdes y comenzamos a protestar. Sentimos en ese minuto que Pinochet nos quiso dar una advertencia. --¿ Qué opina de las celebraciones o conmemoraciones por el golpe? --Yo creo que no se debe celebrar nada el 11 de septiembre. El Gobierno quiere celebrar y no lo hace para conmemorar el gobierno de Allende, lo hace por razones personales. Boric quiere afirmarse en Allende. Él tenía mucha más gestión, porque la capacidad de gestión que tiene este Gobierno es lamentable.
Allende era un líder de envergadura incomparable con Boric. vergadura incomparable con Boric. vergadura incomparable con Boric. vergadura incomparable con Boric. "Allende jamás haría las cosas que hace Boric, él era una persona elegante y pomposa".