El debate trans y la misión de la universidad
El debate trans y la misión de la universidad Columna Manfred Svensson Manfred Svensson El debate trans y la misión de la universidad "aceapenas dos meses, se podría haber des. crito la discusión sobre la transexualidad durante laúltima década de una manera muy sencilla. En la primera mitad de esa década el predominio delas ideas transafirmativas fuesimplemente avasallador, para luego entrar en crisis por dossustantivos obstáculos.
Primero (como era manifiesto sobre todo en el deporte), por la manera en que la categoría de "mujer" tuvo que salir aser rescatada; luego (como se hizo manifiesto sobre todo con el Informe Cass), porque suficientes vocessehanlevantado a preguntar por el daño irreversible que parecía extenderse sobre la infancia. Parecía que la sensatez ya primaba en lo que respecta al deporte fecierto que la discusión abierta deestosasuntos es hoy más fácil que unos años atrás, ella es objeto de constante asedio. La pasada semana nos dejó, de hecho, dos ejemplos elocuentes. Por una parte, la presión inquisidora que se desplegó contra el reportaje de Informe Especial "Nuestros niños trans", y por otra la campaña levantada contra el biólogo José Gallardo Matus dela Universidad Católica de Valparaíso.
Enun claustro de la sema na pasada, este académico expuso no solo sus críticas a las teorías de género subyacentes, sino también a protocolos universitarios que parecen avalarlas. ¿Puede justificarse que la universidad respondiera activando un procedimiento ensu contra? En un momento global "Como nos recordaron los Juegos Olímpicos, hay un buen número de personas (y de potes instituciones) dispuestos aún a afirmar que no tenemos cómo saber qué es una mujer". menino, y queahoratocabarecuperarla en la relación con la niñez y la adolescencia. Y aunque quedara mucho trabajo por delante, al menos ya estaba claro que esto se podía discutir abiertamente. Aunque hay bastante de cierto en esta caracterización, es falsa la ilusión de que se ha ganado una discusión y toca pasar ala siguiente. Como nos recordaron los Juegos Olímpicos, hay un buen número de personas (y de poderosas instituciones)dispuestosaúnaafirmar que no tenemos cómo saber qué es una mujer. Esta es una preocupación queno puedeserabandonada. Por otrolado, aunque estén ya en tela de juicio los enfoques transafirmativos, el destino de esta discusión no es nada claro. La comisión creada porel Ministerio deSalud, después de todo, tiene una composición casitotalmente alineada con las políticas promovidas por el gobierno. Y por último, aunque es Universidad de los Andes bastante crítico para lalibertad deexpresión, esta pregunta es de primera importancia. Las primeras reacciones han mostrado, en efecto, a autoridades universitarias muy proclives a dar primacía lossentimientos de vulneración de algunos alumnos, como si tales sentimientosbastaran para impedir estas discusiones. Caracterizaciones expansivas de lo que constituye un "discurso de odio" se han vuel1o un instrumento casi universalde censura, y las universidades tienen como deber fundamental resistir esa tendencia. Después de todo, no se trata solo de defender la libertad académica. Se trata también demostrar quelas universidadessonespacios en que hayun mejor camino que arrojar consignas de un bando a otro. La UCV tiene una excelente oportunidad para mostrar al resto del sistema universitario que estas disputas pueden conducirse de modorazonado..