Autor: Carlos Peña
Creero no creer
Constitucional o de los síntomas más obvios de un conflicto político o famillar anegado de emociones, es el debate sobre lo que parecen nimiedades o lo que es casi lo mismo detenerse en los pequeños errores ocultando de esa manera el acierto.
Subrayar el error para no reconocer Así, por ejemplo, sueleocurriren una discusión que alguien acierta en logrueso y eloponente, en vezde reconocerlo, subraya elerror: sí, es verdad lo que aseveraste, pero en realidad mentiste puesto que las cosas no fueron exactamenteasi. O, encambio, se dice sí, es verdad lo que afirmas; pero visto en un panorama más amplio es falso. Es lo que acaba de ocurrir apenas ayer. El presidente Gabriel Boric aseveró que los resultados económicos de diciembre mostraban el mayor crecimiento en onceaños.
Resultó ser un error puesto que, en realidad, se trata del mejorresultado en seisaños, vez de alegrarse por el resultado y sin perjuicio de ello mencionar el error (el presidente tiene razón al celebrar las cifras; aunque las exagera puesto que se trata del mejor resultado en seis y no en doce años, pudodecir), la candidata Evelyn Matthei prefirió derogarlo aseyerado por el presidente; Lo que hay tras esta controversia entre Boric y Matthei no es una discrepancia sobre hechos económicos, sino una disputa por la confianza de los “Hablemos lamentablementesu gobierno se encamina al peor crecimiento desde los ¿ Qué puede explicar este rasgo del debate público? Lo que ocurre es que en política no importa tanto la verdad, como la confianza. Es probable que E. Matthei convenga, al menos parasus adentros, que lo aseverado por el presidente es básicamente verdadero y haya motivos para alegrarse en lo inmediato. Lo que ocurre es que ella, o las fuerzas políticas quela apoyan ola ciudadanía ala que ella quiere convencer, no le tiene confianza al presidente.
Lo que hay tras esta controversia no es, en consecuencia, un debate sobre hechos económicos, sino una disputa porla confianza de los ciudadanos. ¿Noles decía que debían confiar en nosotros y que, al margen de los augurios, a crecer? Los resultados de diciembre prueban que pueden el presidente Boric, Estos resultados no son más que florde un día, unacierto que no desmiente la incapacidad que ha mostrado en su gobierno -retruca Matthei.
Confíen en nosotros, dice Boric, No hay motivos para confíar, dice En suma, el debate político como suele ocurrir en estos tiemposno es acerca de hechos, ni acerca de ideas, nimenos de ideologías globales, ni siquiera de personalidades, sino acerca de la confianza: la que se reclama que alguien no merece y acerca de la que, acambio, secree merecer, Eslo que ocurre cuando los gobiernos se acercan al momento final.
Comose han desenvuelto durante varios años es razonable que los ciudadanos (e inevitable que los opositores que aspirana sustituirlo) hagan la cuenta del debe y del haber no de gros mensuales o anuales, la verdad sea dicha sino de las capacidades que ellosacreditan o aspiran a acreditar. Cuando comenzó el gobierno de R. Lagos, la derecha desconfiaba en sus capacidades. Cuando concluyó las aplaudieron.
Lo que muestra este debate entre Boric y Matthei es que el flanco débil del gobierno del presidente Boric (a diferencia de lo que ocurrió con Lagos) se revela cuando la vista se aparta de los hechos inmediatos y se dirige a las capacidades quese tuvo, o se mostró quese tuvo, para producirlos.