Globalización en retroceso
Globalización en retroceso E l anuncio de la Unión Europea (UE) de imponer nuevas tarifas a las importaciones de vehículos eléctricos desde China da cuenta de la agudización de las disputas comerciales entre las principales economías del mundo.
La tarifa a la importación de estos vehículos es actualmente de 10%, pero subirá hasta un 50% en los próximos meses, dependiendo de los resultados de diferentes estudios sobre el tamaño del subsidio que --de acuerdo con la Comisión Europea-reciben los distintos productores.
Esta determinación se produce un mes después de que el gobierno de Estados Unidos también anunciara la imposición de tarifas, de hasta 100%, a la importación de vehículos eléctricos chinos, pero el mercado norteamericano no era un destino relevante para ellos. Ahora, la decisión de la Unión Europea --aunque todavía está sujeta a ciertas confirmaciones y negociaciones que podrían modificarla-marca un punto de inflexión en lo que respecta al libre comercio en el mundo. La importancia económica, geopolítica y tecnológica del mercado de automóviles hace inevitable interpretar esta acción como un retroceso en la globalización tal cual la hemos conocido en las últimas décadas. Aunque es difícil pronosticar cómo continuará la disputa comercial, es posible que la reacción de China y las presiones en Europa y Estados Unidos lleven a aumentar, y no a aminorar, las restricciones al comercio. Esta decisión ha producido además importantes tensiones dentro de la propia UE.
Mientras las fuerzas políticas ven con creciente resquemor el rol de China y su política industrial, importantes sectores económicos defienden una línea de apertura comercial, criticando la medida tomada, por cuanto amenaza con desatar una escalada proteccionista que limitaría su propio acceso a los mercados chinos, al mismo tiempo que restringiría las exportaciones a Europa realizadas desde China por filiales de empresas europeas. Especial preocupación han manifestado en este sentido industriales alemanes y suecos.
Esta fricción entre un liderazgo político que recoge un sentimiento nacionalista y antiChina existente en la población y un sector empresarial que busca mantener el comercio con la potencia asiática, es sintomática de las divisiones que genera en Europa y América el fenómeno chino, tanto por la fuerza de su industria como por sus políticas de apoyo a sectores "ganadores", muy resistidas en Occidente. En el caso de los vehículos eléctricos, es difícil que un debate similar ocurra en nuestro país, toda vez que no existe en Chile producción manufacturera de alta sofisticación. Por ello, es posible que en el próximo tiempo veamos una llegada masiva de estos vehículos desde China a nuestro territorio. Pero cabe también la posibilidad de que en otras industrias --por ejemplo, el acero-la tensión proteccionista recobre fuerza. El sistema político debe evitar caer en una tentación que genera ganancias en lo inmediato, pero grandes costos en el largo plazo. La decisión de la Unión Europea marca un punto de inflexión en lo que respecta al libre comercio en el mundo..