IA y brecha digital en Latinoamérica
IA y brecha digital en Latinoamérica JUAN PABLO SáEz, CHIEF TECHNOLOGY EN GrUPO AvANzAEn teoría, los avances de la Inteligencia Artificial están disponibles para todos y cualquiera puede aprovechar sus beneficios en el ámbito de la productividad laboral, la salud y la educación, entre otras industrias. Lamentablemente, la realidad es otra y su uso depende directamente del desarrollo de cada país. Así lo afirma un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Mundial, donde queda claro que las brechas existentes en la infraestructura digital podrían obstaculizar la implementación de la IA.
En el caso de Latinoamérica este fenómeno es aún más evidente porque aunque somos parte de un mismo continente, existen diferencias en aspectos tan básicos como la calidad de la conexión a internet, la digitalización o el número de dispositivos electrónicos disponibles por persona.
Chile está entre las naciones líderes en cuanto a penetración tecnológica, y lo mismo ocurre en Argentina, Uruguay o Panamá; pero hay otros países donde la localización geográfica, la situación económica y también la política interna, conforman un escenario que los excluyen poco a poco de estas innovaciones.
Tal como plantea el estudio, la OIT estima que entre el 8% y el 14% de los empleos podrían mejorar su productividad gracias a las nuevas tecnologías, mientras que sólo entre el 2% y el 5% corren el riesgo de automatización total. Sin embargo, la desigualdad podría impedir a los trabajadores acceder a la transformación digital y esto afectaría a un gran número de empleos, aumentando la pobreza y la informalidad en el largo plazo. Aquí tenemos un enorme desafío, porque la revolución de la IA debería ser inclusiva, pero las brechas lo impiden. Es necesario un diálogo entre distintas entidades que van desde las reguladoras, las empresas, los gobiernos y los trabajadores, para que sea posible ampliar el uso de la IA sin dejar a nadie atrás. La educación también es un favor clave. Es fundamental contar con programas e iniciativas de aprendizaje que ayuden a familiarizarse con las nuevas tecnologías desde la enseñanza en colegios, universidades e institutos técnico-profesionales. La barrera también está en las personas, y por eso es fundamental capacitar, desarrollar habilidades digitales y entregar las herramientas necesarias para la integración. En este sentido, lo que vemos hoy es similar a lo que ocurrió en los 90 con la llegada de internet. Muy pocos podían conectarse, pero en distintos países realizaron una serie de actividades como ferias o encuentros donde los jóvenes pudieron aprender a usar esta tecnología y así incorporarla en sus vidas.
La IA nos ofrece un potencial enorme, pero ya llegamos a un punto en que, además de impulsarla, hay que ver si contamos con la capacidad de infraestructura suficiente en cada país y cuál es el nivel de desigualdad. A futuro, si los gobiernos cuentan con un plan de acción que permita abordar adecuadamente todos estos desafíos, será posible contar con políticas inclusivas para que todos los sectores se puedan beneficiar de la tecnología. Eso finalmente es una oportunidad, porque cuando se reducen las brechas digitales se genera un estándar, y así todas las personas tienen las mismas oportunidades de acceder al poder transformador de la Inteligencia Artificial..