Autor: NICOLÁS LUCO
Escalera sin fin
Escalera sin fin ¿ Adónde ir? Una pareja, en la Estación costera UC en Las Cruces, me recomendó arrancar de las urbes, como ellos, felices en su amplitud del océano. Pero la urbe no me ahoga, sí lo hace esta nueva sucesión de nubes y de sol. Dos libros se lanzan el jueves: “Retorno a lo sensible”, de Cecilia Montero, y “La liebre y el compás”, de Andrés Couve. Ayudan a escalar un peldaño más. Andrés Couve, nuestro primer ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, mira al hombre y la mujer de ciencias. Envueltos en el azar. Sosteniendo su manubrio en la ruta de un método. Y aportando. Couve, en “La liebre y el compás”, cuenta del trabajo del científico que se concentra en esa ruta y que también se sale de los límites. Aparecen sorpresas, temores, amenazas, soluciones.
“La ciencia es un quehacer cuyos cimientos están arraigados en la transgresión” escribe; “se vuelve diversa, compleja, indomable y no corporativa un objeto salvaje”. Algo que vi en el informe sobre Salud Global 2050, patrocinado por The Lancet (https://shorturl.at/ G5zD8), comparando experiencias. Busca reducir las muertes de menores de 70 años para 2050. Hablaron sobre los obstáculos. Llamaron a prepararse para otra pandemia antes de una década. Exigieron mayores impuestos al tabaco, el asesino número uno, dijeronhace una semana. Planes, también en la incertidumbre. Couve, como ellos, relata la experiencia chilena con el covid-19, pero en un contexto mayor. En la historia de la ciencia chilena, con descubridores insertados en la ciencia mundial.
Y clama por la ética: “cuando se trata de tecnologías asociadas a la esfera de lo militar () cuando el sector se ha concentrado obsesivamente () donde la destrucción () se considera un fin en sí mismo”. Pero las estatuas caen, las multitudes destruyen. ¿Qué ocurre? Cecilia Montero, socióloga y literata, describe magistralmente las preocupaciones, no alaba sin más los progresos alcanzados; culpa a algunos de ellos dela situación conflictiva.
Remueve vendas: instituciones sin autoridad, pantallas que nos encierran, movimientos sociales sin plataformas claras, la furia en la calle, la voracidad del mercado, la delincuencia, la inundación de los cerebros por las redes, por la inteligencia artificial, el malestar. “Entre el negacionismo y la depresión, queda la alternativa de entrar en la adaptación, aceptar lo que se presenta, ajustar las formas de pensamiento una y otra vez, y levantarse. Me inclino por ese camino”, propone en 233 páginas.
Pasa por el subtítulo del libro: “El ocaso del yo”. “Lo único que tenemos a mano es la compasión con nosotros mismos, lapaciencia y la lucidez para ver que lo que viene es desconocido y surgirá de entre las cenizas de lo que conocemos”. ¿Por dónde comenzar? Y responde en seis subtítulos: “Verás no ver”, “Rendirse ante lo que emerge”, “Aprender a coexistir”, “Cuidar la piel de la Tierra”, “Evitar el cansancio mental”, “Resistir en la guerra cognitiva”. Peldaños contundentes en la escalera incierta..