Las historias de la “operación retorno” de los diplomáticos desde Venezuela
Las historias de la “operación retorno” de los diplomáticos desde Venezuela Los funcionarios mostraron una bandera chilena al llegar al aeropuerto.
Las historias de la "operación retorno" de los diplomáticos desde Venezuela Cuando, hace dos semanas, llegaron a Chile los funcionarios de la embajada del país en Caracas --luego que fueran expulsados por el gobierno de Nicolás Madurohubo una imagen que llamó la atención.
En primera fila, venía una mujer, con un pequeño bebé en un coche. "¿Cuántos meses tendrá?", se pre= guntaban las autoridades presentes que esperaban a los reción llegados en el aeropuerto Muchos se sorprendieron cuando supieron que el pequeño tenía solo diez días.
Eran el hijo y la esposa del funcionario de la PDI, Rodrigo Burgos, quien, como varios de sus colegas, llevaba pocos meses en la representación, luego que se Tortaleciera la presencia de la policía civil tras la visita del subsecretario del Interior Manuel Monsalve.
Es una muestra de que, como cuentan quienes sufrieron la expulsión, "nadie se esperaba lo que pasaría". Diversas fuentes confirman que cuan= do se supo que debían volver a Chile en 72 horas, o menos, Burgos preguntó a varios doctores. ¿Podría su hijo viajar? La respuesta fue unánime. No era reco= mendable por los cambios de presión que pueden ocurrir en un avión. No era el único problema. Según los especialistas, la madre del niño tampoco debía viajar. Esto, pues el parto había sido complicado y a través de cesárea. Y la mujer reción estaba empezando a recuperarse.
Por si fuera poco, hace algunos meses había viajado, para ayudar a la famila, la suegra de Burgos, quien tenía una lesión en la espalda que hacía que los viajes largos en avión fueran poco recomendables. Sin embargo, no había opción. El oficial de la PDI tenía pasaporte dliplomático. Y como tal, debía abandonar el país sío sí En la familia sopesaron el riesgo. Y decidieron que era mejor tomarlos Obtuvieron, en tiempo récord, documentación y permiso médico para que el niño viajara, justo antes de que todo cerrara en Caracas por causa de las protestas. Es solo uno de los casos que dejó el apresurado éxodo de la embajada de Chile en Venezuela. Chile en Venezuela. RETIRADA CONTRA RELOJ Hasta hace dos semanas, Javiera Villarroel era la segunda secretaria de la Embajada de Chile en Venezuela. O, en lenguaje no diplomático, la tercera en la línea de mando de la representación, tras el embajador y el ministro consejero. Ella y su pareja, Vadim Belloni --quien se desempeñaba como cónsul adjunto de Chile en Caracas--, llevaban un año y medio en la capital venezolana. Y poco a poco habían logrado construir una vida más allá del trabajo, con un departamento, amigos y panoramas.
Ambos cuentan que si bien en la embajada se habían analizado los diver= sos escenarios que podían marcar la elección presidencial en Venezuela, en ningún momento se imaginaron lo que pasaría: el lunes 29 de julio, el canciller del gobierno de Maduro, Yván Gil, anunciaba en su cuenta de X que se había decidido retirar todo el personal diplomático de Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República DominiRica, Perú, Panamá, República DominiEn primera línea, la familia del funcionario de la PDI Rodrigo Burgos. cana y Uruguay.
También exigía a estos mismos países "proceder con el retiro de manera inmediata de sus representantes en territorio venezolano". Había, según lo informado, un plazo de 72 horas para que los funcionarios cerraran sus trámites y se fueran. Sin embargo, según el testimonio de Villarroel, solo fueron 40. "Había que esperar la comunicación oficial, que solo llegó el martes en la mañana". Y el miércoles, a las 16:00, ya tenían que estar volando. Belloni cuenta que "ha sido demasiado doloroso y fuerte dejar nuestra vida allá". "Dejamos atrás a nuestros equipos. Nosotros, siendo que teníamos una posición de jefatura, los dejamos en un momento de mucha incertidumbre", dice un diplomático. diplomático. diplomático. Recuerda, asimismo, que la premura fue tanta que ni siquiera pudieron despedirse de los funcionarios locales de la embajada, que trabajaron con ellos un año y medio. "Dejamos atrás a nuestros equipos. Nosotros, siendo que teníamos una posición de jefatura, los dejamos en un momento de mucha incertidumbre tanto personal como laboral. Por eso, hay bastante culpa", dice. UN AUTO ABANDONADO También tuvieron un problema logístico. Tenían que volar de vuelta a Chile con su pequeña perrita. "Imposible dejarla de lado". Pero las instituciones venezolanas encargadas de visar ese viaje no estaban funcionando. Y no se podía hacer el trámite de forma rápida, online. Para lograrlo, debieron dar la vuelta larga. Fueron, el martes, a uno de los pocos veterinarios que encontraron atendiendo para acreditar que la mascota tenía sus vacunas al día. Y con eso en mano fueron el miércoles al aero= puerto, esperando que el organismo que hace las labores del SAG en Venezuela estuviera abierto. Lo estaba, pero no tenía los computa= dores funcionando. La única solución fue que se hiciera una especie de certificado a mano, en un papel, para que el animal pudiera salir de territorio venezolano. Eso les quitó tiempo para otras cosas. Según cuenta Villarroel, solo pudieron empacar el 60% de sus bienes, en algu= nas mochilas y maletas. Debieron rega= lar muchos utensilios de cocina, adornos, vasos, lámparas, etc. Y ni hablar de la cama y muebles que hace poco se habían comprado para armar su hogar en Caracas. Todo eso quedó allá, en espera de que en algún momento puedan volver a buscarlo. La operación retorno se hizo tan rápido que ni siquiera alcanzaron a cerrar la puerta con llave. Es más, hace pocos días se habían comprado un auto. Pero este fue entregado... un día después de que la pareja de diplomáticos tuviera que dejar Venezuela. De hecho, ya estaban en Santiago. Y ahí está, ya pagado, juntando polvo *Lo vivido por el equipo de la Embajada de Chile en Venezuela es un hecho sin precedentes para nuestro servicio exte= rior.
Aunque en el ejercicio de nuestras funciones enfrentamos periódicamente el desafío de adaptarnos a nuevas realidades y situaciones complejas, la decisión de Venezuela nos sorprendió duramente", dice Cristián Mela, presidente de la Asociación de Diplomáticos y Diplomáticas de Carrera (Adica) LOS QUE SE MANTIENEN EN LA EMBAJADA No es el único caso en el que laintempestiva expulsión de parte del gobierno de Nicolás Maduro cambió planes drásticamente. La esposa de otro diplomático, de los seis que estaban en la embajada, estaba buscando trabajo hace tiempo. Y recién había conseguido que la contrataran en un empleo cuando acaeció la crisis. Debió hacer maletas e irse, junto con el resto de la delegación. Desde fuentes diplomáticas destacan también la situación de los funcionaros locales venezolanos que trabajan para la Embajada de Chile. Esto, pues, tras la abrupta salida, fueron ellos los que se quedaron a cargo. En concreto, se trata de tres personas que trabajan en los trámites y papeleos que necesita la comunidad chilena residente. EEE EEE.