Petorca, emblema de la sequía, sin embalse de cabecera
Petorca, emblema de la sequía, sin embalse de cabecera JUNTA DE VIGILANCIA RÍO PETORCA Y COMUNIDAD DE AGUAS SUBTERRÁNEAS PETORCA ORIENTEEl 17 de octubre de 1925, el vicepresidentede la República, de acuerdo con el Consejo deSecretarios de Estado, dicta el Decreto Ley683 bis, que se publica en el Diario Oficial N14.354, el 23 de diciembre de 1925, y que auto-riza la construcción de las obras necesariaspara efectuar los embalses del río Petorca yotros, asignando los recursos para ello. Hoy, 99 años después, todavía no se ha concretadola ejecución de un embalse de cabecera. Petorca ha sido una de las provincias másafectadas por la prolongada sequía, con efec-tos catastróficos en la actividad agropecuariay un impacto económico, ecológico y socialsin precedentes. Este año hemos tenido una pluviometría su-perior a lo normal, se acumuló nieve en la cor-dillera y han renacido nuestras esperanzas.
El sistema hidrométrico en línea de la Direc-ción General de Aguas, del MOP, en la cabece-ra de la cuenca informa que han escurrido en-tre 0,8 y 5,6 mil litros/s aguas abajo, sumandootros tributarios, en el río Petorca, se han re-gistrado 10 m3/s en octubre. Si hubiésemos tenido un embalse de cabe-cera, con un caudal de 2 m3/s, en un mes sehabrían acopiado 5 millones de metros cúbi-cos, que se habrían duplicado en dos meses. Sin embargo, el agua escurre hace variosmeses y los habitantes y agricultores de lazona observamos impotentes cómo esaagua se dirige al mar, arrastrando sus espe-ranzas. Las mismas aguas que esperamosangustiados, por tantos años, escurren ríoabajo y se pierde la oportunidad de una ma-yor seguridad hídrica. Ver escurrir miles de litros produce alegría ytristeza a la vez, al ver que en 100 años no se hapodido concretar algo esencial como un em-balse, que ya se usaban antes de Cristo.
En la última edición de Revista del Campo, el exministro de Obras Públicas Alfredo More-no plantea muy acertadamente la urgente ne-cesidad de actuar en temas de infraestructurahídrica y otros relacionados con las necesida-des propias de cada una de las 101 cuencasexistentes a nivel nacional.
Para Petorca, la escasez hídrica ha sido lohabitual, bajo este escenario de cambio cli-mático, y para nosotros un embalse de cabe-cera es el punto de partida para una mayor se-guridad hídrica de la parte interior de nuestracuenca. Los actuales caudales así lo confir-man. Asimismo, hay otras opciones paralelasde gran interés como la desalación, traspasosde agua entre cuencas, pozos para la pequeñaagricultura, etc. En Petorca hemos esperado cien años des-de el Decreto Ley 683 bis, pacientes y resigna-dos, padeciendo con la rigurosidad los efec-tos de la larga sequía.
Esperamos que esta pa-ciencia sea finalmente recompensada y queen el centenario del primer decreto ley de unembalse para Petorca tengamos noticias po-sitivas que nos den alegría, seguridad hídricay confianza para trabajar e invertir.. RODRIGO PRADO DONOSO JUNTA DE VIGILANCIA RÍO PETORCA Y COMUNIDAD DE AGUAS SUBTERRÁNEAS PETORCA ORIENTE