A los jefes ejecutivos de los grandes bancos les gusta ejercer influencia; excepto en la política presidencial
A los jefes ejecutivos de los grandes bancos les gusta ejercer influencia; excepto en la política presidencial presidenciales-que Jamie Dimon de JPMorgan, el único jefe máximo actual de un gran banco que ha permanecido en su cargo desde antes de la crisis.
Dimon señaló durante una entrevista de televisión en 2012 que era "apenas demócrata, en ese momento". El comentario era una forma inteligente de mantener contentos a los fieles de ambos partidos, comentó Tevi Troy, antiguo miembro de Bipartisan Policy Center que escribió "The Power and the Money: The epic clashes between Commanders in Chief and Titans of Industry". "Ser un demócrata les interesa a los demócratas, pero la parte de `apenas' les interesa a los republicanos", indicó Troy. En 2019, los puntos de vista de Dimon habían evolucionado un poco, aunque aún tocan una cuerda bipartidista. "Mi corazón es demócrata, mi cerebro en cierto modo es republicano", expresó. En enero, manifestó que el expresidente Donald Trump tenía "algo de razón" en algunas políticas relacionadas con la economía, la inmigración y China. Los principales banqueros de la nación tratan de influir en la política estadounidense con respecto a todo, desde inmigración hasta aranceles y normas de capital bancario. Donan libremente a los comités de acción política de sus compañías y se reúnen regularmente con líderes de ambos partidos políticos. Sin embargo, cuando se trata de estar a favor de uno u otro candidato presidencial, los jefes ejecutivos de los grandes bancos adoptan un enfoque más diplomático. Y casi nunca contribuyen directamente a las campañas presidenciales, al menos no desde que la crisis financiera de 2008-09 transformó su relación con Washington. Hay poco que ganar al respaldar a un candidato, según actuales y exejecutivos bancarios. Al hacer eso, se corre el riesgo de alejar a empleados y clientes y tensar las relaciones del banco con la Casa Blanca y sus designados. No es que ellos no participen en política o en alguna política.
Los jefes ejecutivos bancarios han hecho presión personalmente contra las propuestas de la Reserva Federal que habrían obligado a sus compañías a reservar más capital, sosteniendo que las medidas harían subir los costos y reducir su capacidad de préstamo. Las tácticas fueron eficaces: las autoridades reguladoras estadounidenses finalmente optaron por un plan diferente con aumentos más modestos en exigencias de capital.
Ningún director ejecutivo de un banco ha sido más influyente --aun así cuidadoso de no tomar partido entre contendores Dos meses después, Dimon estaba en la Casa Blanca en un almuerzo con la vicepresidenta Kamala Harris. Salió de esa visita creyendo que ella parecía razonable y que estaba abierta a mejorar las relaciones del gobierno con las corporaciones estadounidenses, según informó The Wall Street Journal.
No es de extrañarse, entonces, que el artículo de opinión de Dimon que apareció en el Washington Post el 2 de agosto, en el que ofrecía sus consejos al próximo presidente, no mencionara a n i n g u n o d e l o s candidatos por su nombre, o su afiliación a un partido.
Incluso, su lista de líderes exitosos --los presidentes Lincoln, Truman y Eisenhower-se aseguró de incluir tanto a republicanos como a demócratas. "Tenemos que elegir a un presidente que se dedique a los ideales que nos definen y nos unen, y que se comprometa a restaurar nuestra fe en EE.UU. y nuestro papel indispensable en el mundo", escribió. El director ejecutivo de Bank of America, Brian Moynihan, ha visitado la Casa Blanca en varias oportunidades para compartir sus puntos de vista sobre la economía con el Presidente Biden y sus predecesores.
Ha elogiado al gobierno de Biden por su labor después de la pandemia de covid-19, aunque también ha criticado las políticas con respecto a proyectos de energía y negociación corporativa, calificándolas de malas para los negocios. Los jefes ejecutivos de la banca no siempre se guardaron secretamente sus preferencias presidenciales. En 2007, todos los directores de JPMorgan, Bank of America, Citigroup, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Wells Fargo contribuyeron al menos a una campaña presidencial. Para cuando Barack Obama y John McCain ganaron las nominaciones de su partido en 2008, la industria de servicios financieros como se la conocía estaba cambiando considerablemente. Desde entonces, los directores de banco activos han hecho solo un puñado de donaciones a las campañas presidenciales. John Stumpf, de Wells Fargo, donó a la campaña de Mitt Romney US$ 10 mil en 2012. Su sucesor, Tim Sloan, hizo dos contribuciones al Comité Nacional R e p u b l i c a n o e n 2017 y 2018.
Lloyd Blankfein, exdirector ejecutiv o d e G o l d m a n, a p o y ó p ú b l i c a m e n t e a H i l l a r y Clinton en 2016, luego elogió el manejo de la economía de Trump en 2018. En 2023, su sucesor, David Solomon, contribuyó a la campaña del senador republicano por Carolina del Sur, Tim Scott. Muchos de aquellos jefes de grandes bancos contribuían en forma más frecuente a las candidaturas a la Casa Blanca antes de que fueran ascendidos al alto cargo, y después de que dejaran este. De sus donaciones desde 2008, solo el 15% tuvo lugar cuando ejercían el cargo, según un análisis de los datos de financiamiento de campañas federales que realizó el WSJ. El gobierno de EE.UU. respondió a la crisis financiera mediante el despliegue de una cantidad de nuevas regulaciones que trataban de frenar los riesgos de los bancos. Estos están bajo una constante supervisión y a menudo bajo el asedio de una serie de nuevas normas diseñadas para que el sistema financiero sea más seguro. Los presidentes podrían criticar a Wall Street públicamente.
Pero en privado, y especialmente en momentos de agitación, a menudo recurren a los directores ejecutivos de los grandes bancos en busca de su consejo y opiniones sobre la economía o los mercados; como lo hicieron luego de la pandemia, la invasión de Ucrania y la quiebra de Silicon Valley Bank.
Una elección podría arrasar con el gabinete de un presidente y los jefes de las entidades de gobierno, pero incluso en la derrota el partido perdedor aún domina en el Congreso y en las juntas directivas de las entidades reguladoras. "Hay una sensación de que los demócratas no se van, y los republicanos no se van", dijo Troy. "Están todos aquí". Los bancos más grandes tienen cientos de miles de empleados y clientes en casi todos los estados. Como grupo, forman un mosaico de opiniones políticas que refleja al electorado en general.
Puesto que la carrera presidencial se está perfilando para ser otra contienda reñida, los líderes de los bancos se muestran cuidadosos de no decir o hacer nada políticamente que pudiera alejar a cerca de la mitad de sus electores.
Y al igual que el resto del país, más de esos empleados y clientes están dispuestos a expresar esas creencias que estaban hace una década, según actuales y exejecutivos bancarios. "Cualquier posición que adopte, va a terminar escuchándola de la otra parte", comentó un ejecutivo. "Tiene que ser muy cuidadoso". Alexander Saeedy y Gina Heeb colaboraron con este artículo.
Traducido del inglés por "El Mercurio". Industria financiera: A los jefes ejecutivos de los grandes bancos les gusta ejercer influencia; excepto en la política presidencial JUSTIN BAER Y JACK GILLUM The Wall Street Journal Los principales banqueros opinan a menudo sobre temas que abarcan desde inmigración hasta aranceles, pero casi nunca contribuyen directamente a las campañas presidenciales. Los directores ejecutivos de los grandes bancos adoptan un enfoque más diplomático cuando se trata de estar a favor de uno u otro candidato presidencial. RACHEL MENDELSON, ISTOCK, BLOOMBERG CONTENIDO LICENCIADO POR THE WALL STREET JOURNAL UTILIDAD Hay poco que ganar al respaldar a un candidato, según actuales y exejecutivos bancarios.. -